Fueron tantos los momentos vividos en mis experiencias de práctica que sería imposible nombrarlos todos. Incluso, podrían haber más experiencias meritorias de lo pensado sin saberlo, pues el ser humano reconoce la importancia de las vivencias tanto en el presente como en el futuro. Muchas veces esto ocurre porque requiere estar en una etapa diferente de vida para comprender su funcionalidad de aprendizaje. Por tanto, estoy segura que al transcurrir el tiempo y abra el cajón de recuerdos de mi primera prepráctica—ya sea por los recuerdos en mi memoria, los recopilados en mis fotos y videos, o en mis narraciones del portafolio—fijaré nuevas experiencias con aprendizajes valiosos, al igual que brindarle diversos significados distintos a algunos sucesos que anteriormente no hubiese imaginado. Reconozco que los años me darán la introspectiva de identificar "aquello no lo había pensado de esta forma" o "pasé tal suceso desapercibido". Sin embargo, para propósitos de mi reflexión general destacaré aquellas experiencias que fueron de gran insumo para mí, tanto en el ámbito profesional como en lo personal.
En primer lugar, quiero puntualizar el maravilloso programa al que pertenezco. Indiscutiblemente, es el mejor bachillerato que puede existir para preparar maestras excelentes en el nivel preescolar. El grado de dificultad, exigencias, diversión, experiencias, aprendizajes… Sin ello, las maestras egresadas de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, no tendrían las capacidades, destrezas y dedicación que requiere ser una maestra preescolar. Lo tengo muy claro porque soy testigo de esto. Cada curso, cada trabajo, cada proyecto—por más complejo y tedioso que fuese—hasta el día de hoy, me ha preparado para la gran experiencia de práctica. A su vez, reconozco la importancia de estas experiencias que brinda la práctica, pues no me imagino estar en un ambiente laboral sin haber tenido contacto real con el ambiente educativo. Me gusta que el bachillerato en educación preescolar me prepara de antemano, guiándome por el camino de la enseñanza en el nivel preescolar.
Continuando de manera explícita a la práctica en sí, esta significó que tengo que cargar con un sentido de responsabilidad hacia la niñez, las familias y la comunidad. Estar trabajando con preescolares me ayudó a comprender su desarrollo y aprendizaje debido a que no había tenido la oportunidad de conocerlos con mi lente de maestra. Me siento preparada para atender este nivel de la educación temprana, ya que considero que es el más retante de todos. Me parece de esta forma debido a que necesito ser una maestra que propicie el aprendizaje activo. Reconozco que el juego es el mismo mecanismo que ayuda a los preescolares a generar conocimiento. Mi rol como maestra es continuar abogando por la construcción de un ambiente rico de aprendizaje, con materiales que puedan ser explorados por ellos, al igual que capacitar a colegas y a las familias para que reconozcan que su hijo puede realizar muchos objetivos si se propicia un aprendizaje apropiado. Asimismo, que mediante el juego, la interacción y las relaciones afectivas son la base ética para promover una buena labor docente. Tengo que agradecer a todas mis maestras, Mariana, Alexandra, Frances y Mariely, que fueron mi equipo durante mis experiencias de prepráctica y prácitca, logrando desarrollar en mí aquellas primeras destrezas de comunicación y colaboración que tiene que tener una maestra. Además, fui partícipe de la dinámica que deseo tener en mi ambiente educativo.
Mi autocrítica y autoevaluación son cosas que mejoraron durante mi experiencia de práctica. Al comienzo, estuve insegura de mis capacidades, pero poco a poco adquirí confianza, pues me encargué de grabar en mi mente que todos empezamos aprendiendo y continuamos haciéndolo. Durante mis primeras actividades, tuve un choque de sentimientos encontrados. Pensé que no había hecho una buena ejecución. Sin embargo, fui objetiva al ver mi documentación fotográfica y me percaté de lo contrario: mi actividad estuvo excelente. Gracias a las fotos y videos, fui analizando qué aspectos pude hacer diferente y qué comportamientos debo mejorar para mis futuras experiencias de prepráctica y práctica docente. Por tanto, me siento feliz de haber realizado mis prácticas con las maestras ejemplares que extrañaré muchísimo. Por siempre estaré agradecida porque me han hecho tener más confianza en mí. Para ellas también serán mis logros y mis éxitos, pues han sido parte del proceso de aquel ser humano que seré en mi vida profesional y personal.
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