La Catedral de Ica

Salvemos la Catedral

Los sismos de Ica

han puesto en riesgo

su patrimonio arquitectónico.

La catedral de la ciudad,

una joya monumental del siglo XVIII,

debe ser restaurada y no demolida

ESTA ES LA ÚNICA IGLESIA

VERDADERAMENTE COLONIAL

QUE SUBSISTE EN ICA

POR LO QUE DEBE SER RESTAURADA

FUE EL ÚLTIMO TEMPLO

LEVANTADO POR LOS JESUITAS

ANTES DE SU EXPULSIÓN

POR LO QUE SU VALOR HISTÓRICO

ES INCONMENSURABLE

Por: César Coloma Porcari

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

El doctor Aurelio Miró Quesada, en su obra “Costa, Sierra y Montaña”, afirma que “Ica es una ciudad muy bien trazada, con casas por lo común de un solo piso, a excepción de las calles principales, construcciones siempre amplias, con portadas cuadradas y con patios, y en cuyo exterior de tonos claros –que el Sol de esta región viene a hacer aún más deslumbrante– solo resaltan los zócalos severos, una que otra ventana salediza con su reja prestante, y a veces una columna baja y gruesa, empotrada, como un blasón, en una esquina” (Lima, Talleres Gráficos P. L. Villanueva, S. A., 1964, página 103).

Miró Quesada recuerda que “Sobre la plaza, en una esquina, se halla la vieja iglesia de San Agustín, hoy clausurada. En otro lado, la iglesia de la Merced (que fue de los jesuitas), en cuyo interior aún se conservan unos altares dieciochescos de madera tallada. Es actualmente la iglesia Catedral, ya que la antigua Matriz, desmedrada en varias ocasiones, se destruyó totalmente en el terremoto de 1868”, y en su lugar se construyó un establecimiento comercial (páginas 104-106).

TEMPLO JESUITA

El padre Rubén Vargas Ugarte, en “Los jesuitas del Perú y el arte”, señala que “La iglesia de la Compañía, más tarde denominada de la Merced, por haber pasado a manos de esta Orden, ha quedado convertida hoy en Catedral, pero aún conserva su fisonomía primitiva, salvo en el exterior, donde la transformación ha sido completa” (Lima, Librería e Imprenta Gil, 1963, página 104). Recuerda que los jesuitas llegaron a Ica en 1739, y que su iglesia se construyó con tres naves.

GRAN CALIDAD ARTÍSTICA

En ese templo existen dos buenos altares barrocos: el de la Virgen de las Mercedes y el de la Virgen del Rosario. Vargas Ugarte dice, además que “en las demás capillas no existen propiamente altares y es posible, dado el escaso tiempo que medió entre la edificación del templo y la expulsión de la Compañía, que no se hicieran”.

Asimismo, comenta que el púlpito es de gran calidad artística, así como la hornacina, de delicada talla dieciochesca, situada frente a éste, en donde se encuentra un valioso Calvario de marfil.

El convento anexo a la iglesia jesuítica, llamado Colegio de San Luis Gonzaga, luce un bello claustro con arquerías sostenidas por pilares de madera y coronadas por ornamentadas cornisas y ménsulas. Desde allí se luce la gran cúpula del templo y los bellos cupulines de las capillas laterales.

RESTAURACIÓN

Recuerda el padre Vargas Ugarte que a raíz de la expulsión de los jesuitas, decretada por el rey don Carlos III, ellos salieron de su templo y convento de Ica en 1767, “dejando a los habitantes este recuerdo, el único que subsiste del pasado iqueño, pues todas las demás iglesias, como las de Santa Ana, San Agustín y la Merced, han desaparecido, e inclusive la Matriz”.

El destacado historiador afirma que el templo de Ica fue “uno de los últimos, si no el postrero, que la Compañía construyó en nuestro suelo”. La llamada Catedral de Ica, entonces, fue el último templo levantado por los jesuitas en el Perú antes de su expulsión, y este hecho le da al inmueble una importancia histórica inconmensurable.

Por ser ésta la única iglesia verdaderamente colonial que subsiste, completa, en la ciudad de Ica, debe ser preservada íntegramente, restaurándola y reintegrándole todos sus faltantes, incluyendo la puesta en valor del claustro anexo, para lucirlos como las joyas coloniales de la ciudad.

(Publicado en “El Comercio”, suplemento “El Dominical”, Lima, 13 de noviembre de 2011, página 13).