Giuseppe Garibaldi en Lima

El vecino Garibaldi

Por: César Coloma Porcari

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

A 477 años de la fundación española de Lima y a 151 años de la unificación de Italia (ocurrida el 17 de marzo de 1861), recordamos a Giuseppe Garibaldi, el héroe italiano que vivió por algunos años en nuestra capital, cerca de Palacio de Gobierno.

Don Ricardo Palma, en su tradición “Entre Garibaldi y yo” (“Tradiciones peruanas completas”, Madrid, Aguilar, 1968, páginas 1121-1124), cuenta que este personaje, residente en nuestra ciudad en 1851, por “el renombre de que vino rodeado, hizo que en Lima se le contemplase con admiración y se le saludase con respetuosa simpatía al encontrarlo por las calles centrales de la ciudad”.

El mismo Giuseppe Garibaldi, en sus memorias (traducción nuestra), afirma: “Yo habitaba desde el principio de mi estadía en Lima, en la casa de Malagrida” (“Memorie. Edizione diplomatica dall’autografo definitivo a cura di Ernesto Nathan”, Turín, Società Tipografico-Editrice Nazionale, 1907, páginas 244-245).

EN LA ESQUINA DE PALACIO

Palma además cuenta: “La casa de Malagrida fue la que forma el ángulo de las calles de Palacio y Polvos Azules, con grandes almacenes en la parte baja”. Se refería a la casona ubicada en el Jr. de la Unión (calle Palacio) N° 200-206, esquina calle Polvos Azules N° 101-113, la cual fue declarada Monumento Nacional el 12 de enero de 1989 (“Relación de Monumentos Históricos del Perú”, Lima, Centro Nacional de Información Cultural, 1999, página 73).

Don Raúl Porras Barrenechea agrega que “Los solares en que vivió Garibaldi en Lima, en la esquina de Palacio y Polvos Azules, y en el Callao, en el ‘Jardín Schiantarelli’, jalonan el recuerdo peruano del héroe y prestigian nuestra tradición civil” (“Los viajeros italianos en el Perú” (Lima, Editorial Ecos S. A., 1957, páginas 80-84).

Garibaldi, durante el tiempo en que residió en Lima, recorrió muchas veces sus calles y plazuelas, así como la Plaza Mayor. Cuando llegaba al puerto del Callao se trasladaba a Lima en el ferrocarril, arribando a la estación de Desamparados, que estaba ubicada en el mismo lugar en donde se yergue el edificio actual. De allí, por detrás del Palacio de Gobierno, debió ir a su casa de la esquina de las calles de Palacio y Polvos Azules.

UN INCIDENTE

Don Ricardo Palma, en su tradición mencionada, cuenta que siendo cronista del diario “Correo de Lima” (Jr. Conde de Superunda cuadra 4), el 6 de diciembre de 1851, “se presentó un caballero […] con voz un tanto sobreexitada”, el cual era nada menos que Giuseppe Garibaldi, quien había ido a buscar a don Carlos Ledos, (francés, colaborador del diario). Palma le informó que éste se encontraba “En la calle de las Mantas, en su escritorio” (actualmente Jr. Callao, cuadra 1).

El tradicionista agrega que “No trascurrió un cuarto de hora sin que llegase a la imprenta la noticia de que, a inmediaciones de la Plaza Mayor, ocurría algo muy grave, y el cronista, cumpliendo con su obligación, corrió desalado a la calle de las Mantas”, a la tienda de Ledos, en donde se había reunido una muchedumbre.

“– ¿Es usted – le dijo Garibaldi en correcto francés – el canalla que ha escrito estas infamias contra Carlos Alberto y contra Italia?

– El canalla, no; el que ha escrito, sí – contestó con arrogancia don Carlos”.

En ese momento Garibaldi “descargó dos bastonazos sobre el polemista francés”. Palma agrega que luego “Llegó don Antonio Malagrida, acaudalado comerciante italiano de esa época y en cuya casa, de reciente construcción, tenía por huésped a Garibaldi los días en que éste venía al Callao, y se llevó del brazo a su exaltado compatriota”.

POR LA UNIDAD ITALIANA

Garibaldi se había sentido profundamente ofendido por el comentario que Ledos publicara en “Correo de Lima” del 4 de diciembre de 1851, con el título de “Héroes de pacotilla”, y lo consideró inaceptable porque hacía mofa de su rey Carlos Alberto (ya fallecido) y de la lucha por la Unidad de Italia. Por ello actuó con tanta violencia.

El héroe, de regreso a su patria, continuó luchando por la unidad de ésta, tarea que demandó largos años de enormes sacrificios, los que llegaron a su fin al fundarse oficialmente el reino de Italia y en especial, el 20 de setiembre de 1870, al incorporarse Roma al reino y constituirse en la capital del país.

LA CASA LIMEÑA

La casa limeña de Garibaldi se conserva en relativamente buen estado, aunque en el segundo piso funciona una fonda. El inmueble debería ser restaurado y convertido en un centro cultural en donde se recuerde a este gran personaje de la historia mundial que residió allí.

Los viajeros italianos tendrán en esta sucinta relación una guía para seguirle los pasos a Giuseppe Garibaldi en Lima, especialmente cuando se celebra el sesquicentenario de la proclamación de Víctor Manuel II como primer rey de Italia.

(Publicado en “El Comercio”, suplemento “El Dominical”, Lima, 15 de enero de 2012, página 15).