Casa

de Marina Núñez del Prado en Lima

Al rescate de la casa

de la gran escultora

Marina Núñez del Prado

en San Isidro

Por: César COLOMA PORCARI

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

Luego de varios años de permanecer cerrada, la casa que fuera de esta genial escultora, será puesta en valor y abierta al público, gracias al convenio firmado entre la Fundación Marina Núñez del Prado y la Municipalidad de San Isidro

El Alcalde don Antonio Meier Cresci realizará de esta manera una valiosa labor al rescatar la bella casa y todo su patrimonio artístico [Nota.- estos eran los deseos del autor el año 2008, cuando fue publicado el artículo].

La Fundación además ha subscrito un convenio con la Biblioteca Nacional del Perú (cuyo Director es el Dr. Hugo Neira Samanez), para la catalogación y custodia del valioso material bibliográfico perteneciente a la Fundación, el cual estará a disposición de los investigadores, próximamente, en la nueva sede de la Biblioteca Nacional, en San Borja, con el nombre de Colección Jorge Falcón.

La gran escultora boliviana doña Marina Núñez del Prado y Viscarra nació en la ciudad de La Paz alrededor del año 1900.

Ella nos cuenta la historia de su vida en el libro “Eternidad en los Andes. Memorias de Marina Núñez del Prado” (Santiago de Chile, Editorial Lord Cochrane, S. A., 1973).

En el libro, lamentablemente y por razones que no conocemos, no se registra la fecha del nacimiento de la artista, y por ello aparecen, en otras publicaciones, años distintos: 1910, 1908, 1912, etc.

Por lo tanto, mientras no se encuentre su acta o partida de bautismo, la fecha de su nacimiento continuará siendo un misterio, y por ello llama la atención que en su país natal se festeje este año 2008 como el de su supuesto centenario, ya que, al parecer, habría nacido varios años antes de 1908.

En el libro mencionado leemos que la gran artista asistió a las fiestas del cuarto centenario de la fundación española de la ciudad del Cuzco, en 1934, en donde se relacionó con los personajes más notables de la Ciudad Imperial.

Dos años después, en 1936, viajó a la Argentina, en donde permaneció dos años, exponiendo sus obras.

En 1940 viajó a los Estados Unidos y la nave en la cual hacía la travesía hizo escala en el puerto del Callao, por lo que conoció Lima.

Residió ocho años en Norteamérica, en donde tuvo un gran éxito como artista. Este periodo podemos llamarlo la época de gloria de la gran escultora, el que llegó a su fin en 1948 al retornar a La Paz.

Posteriormente emprende nuevos viajes a los lugares más apartados del planeta y además expone sus obras en importantes galerías y museos, con gran éxito.

La escultora, establecida años después, en Lima, adquiere, en el año 1973, la hermosa casa de estilo neocolonial que construyó don Luis Alayza y Paz Soldán en el Olivar de San Isidro, en el año 1926.

Dicha casa fue una de las primeras levantadas en la urbanización del Olivar y fue edificada por el maestro constructor don Enrique Rodrigo, siguiendo los diseños dispuestos por su propietario el Dr. Alayza.

La casa es de dos plantas, siendo la primera de adobe y de quincha la segunda. La mayor parte de las puertas y ventanas son coloniales y de gran calidad, adquiridas por el Dr. Alayza de la demolición de algunas casonas de Lima.

La fachada principal de la casa es muy vistosa y tiene la particularidad de lucir, en su esquina derecha, una reproducción, en menor escala, de la portada del famoso palacio del Almirante, de la ciudad del Cuzco, coronada, inclusive, por un sencillo ajimez de madera labrada.

La casa cuenta con un pequeño patio central, dotado de una fuente de hierro fundido, probablemente de manufactura inglesa y fabricada el siglo XIX, adquirida también, de una demolición.

El Dr. Alayza, autor de muchos libros, lamentablemente, se refiere a su casa una sola vez, en su obra “Mi país” (Novena serie, Lima, Librería e Imprenta Gil, S.A., 1960, página 7).

Allí él afirma que “muchos creen que el chalet que construí en el Olivar de San Isidro es colonial, porque como admirador de la Casa del Almirante de Castilla, del Cuzco, hice hacer una fachada igual en la Escuela de Artes y Oficios de Lima, y la utilicé para mi mansión; con la variante de sustituir los escudos nobiliarios que la adornan, con los de Castilla y de la Ciudad de Lima, que son los únicos de que puedo hacer alarde”.

Era deseo de la nueva propietaria de la casa, la destacada artista, el que se formara un pequeño jardín o parque de esculturas, preservando toda la vegetación original del Olivar (que es un monumento nacional), es decir, árboles y césped, en su integridad.

Lamentablemente había algunas personas que se oponían tenazmente a que se realizara este anhelo de la artista, pero, afortunadamente, esos obstáculos se pudieron eliminar, gracias a la decisión del Dr. Fernando Silva Santisteban, Director del Instituto Nacional de Cultura, que apoyó con gran entusiasmo esa iniciativa.

El Dr. Francisco Iriarte Brenner, Director del Patrimonio Cultural Monumental del I.N.C. aprobó dicho proyecto, gestionado por nosotros, el 21 de febrero de 1986, el cual contaba además, con la aprobación de la arquitecta Bertha Estela Benavides, Directora de Monumentos Históricos del I.N.C.

La reja perimétrica, las instalaciones eléctricas y el montaje de las esculturas, son obra de la Municipalidad de San Isidro, gracias a su recordado Alcalde don Humberto Schenone Olcese (ya fallecido).

Debemos tener presente, siempre, que al Dr. Silva Santisteban y al Alcalde Schenone es que se debe la existencia del jardín o parque de esculturas, el cual significó la revaloración de un rincón del añejo Olivar de San Isidro.

Además, el 22 de julio del 2000, solicitamos la declaración de la casa como monumento nacional, la cual fue declarada como tal mediante Resolución Directoral Nacional Nº 1046/INC, del 13 de septiembre del 2000.

La fundación Marina Núñez del Prado fue constituida el 18 de febrero de 1994, por doña Marina Núñez del Prado y su esposo don Jorge Falcón.

La artista, al constituir la fundación que lleva su nombre, llamó a sus amigos más cercanos para integrarla, siendo ellos don Félix Alvarez Brun, doña Dora Espejo de Alvarez, don James Birkbeck Elliot, doña Rosa de la Oliva de Birkbeck, doña María Isabel Cobián Ovalle, don César Coloma Porcari, don Domingo Da Fieno Gandolfo, doña Luz María Cobián de Da Fieno, don Sandro Mariátegui Chiappe, doña Matilde de Zela Hurtado, don Alvaro Reyes Aramayo, doña Alicia Polvarini de Reyes, don Fernando Silva Santisteban y Bernal y doña Teresa Guedes de Silva Santisteban, quienes integraron el primer Consejo de Administración de la fundación, con carácter de ad-honorem.

Lamentablemente doña Marina Núñez del Prado no le legó a la fundación ningún bien que produjera renta para su mantenimiento y funcionamiento.

Al fallecer ella y sobrevivirla su esposo (quien heredó todos los otros inmuebles y demás bienes de su cónyuge), dada su avanzada edad y por influencia de terceros, malgastó todo lo que heredó, no dejando ningún bien ni a la Fundación ni a su propia familia.

Al fallecer éste último es que recién la Fundación toma posesión de la casa. Don James Birkbeck Elliot (recientemente fallecido) y su esposa doña Rosa de la Oliva de Birkbeck, tuvieron entonces que asumir el reto casi imposible de defender la voluntad de la artista, de los obscuros intereses opuestos a ésta.

Durante varios años los esposos Birkbeck debieron de correr con casi todos los gastos que ocasionaba el inmueble, su defensa legal, mantenimiento, servicios públicos y vigilancia. Apoyaron económicamente esta tarea, don Alvaro Reyes Aramayo y su esposa doña Alicia Polvarini de Reyes.

Todos debemos estar muy agradecidos a estos cuatro mecenas, ya que soportaron la pesada carga que significó mantener la casa a su costa, en una Fundación constituida sin renta alguna y sin ningún capital de reserva, ya que la legislación nacional vigente así lo permite y tolera.

Afortunadamente nuevos vientos soplan en la casa del Olivar de San Isidro y estamos seguros que, próximamente, este legado de doña Marina Núñez del Prado y Viscarra estará a disposición de todos los amantes del arte latinoamericano.

(Publicado en "Voces", Revista Cultural de Lima, año 9, Nº 33, Lima, 2008, páginas 48-49).