Número 7-8

Editorial

Seis meses de la pandemia COVID-19

Llevamos seis meses de la pandemia. Los avances han sido muchos. Muy rápidamente tuvimos disponible la secuencia genética y comenzó el desarrollo de las numerosas vacunas que, de ser exitosas, sería la primera vez que se consigue en tan poco tiempo. También logramos, después de intensas discusiones, encontrar evidencia suficiente de que la distancia física y el uso de cubreboca/nariz previenen los contagios. Con estos logros, así como la detección y búsqueda de casos, muchos países han regresado a las actividades educativas y económicas.

Los obstáculos también siguen presentes: sólo tenemos a la dexamentasona como el único medicamento que a la fecha ha demostrado que disminuye la mortalidad en los pacientes con más complicaciones. Sin embargo, todavía no se dispone de un tratamiento específico para los casos incipientes.

En México no se ha logrado que los casos COVID-19 disminuyan. En este tiempo todavía no hemos visto el descenso de la curva en ninguna de las entidades federativas, como las que se han visto en otros países. Incluso la Ciudad de México, que empezaba una sutil desaceleración de los hospitalizados diarios, retomó la ruta ascendente, lo que puede deberse a la reactivación de la actividad económica en las pasadas semanas.

Mientras tanto nos acercamos al fin de año y a la temida sincronía con la temporada de influenza que complicará la respuesta hospitalaria. Corremos el riesgo de que la vacunación de influenza se comporte como las otras actividades de prevención que la pandemia ha disminuido o interrumpido. De ser así, la cobertura de la vacuna contra la influenza será menor a lo necesario.

Desde que formalmente se terminó la estrategia de la sana distancia física a finales de junio de 2020, los casos y defunciones han seguido aumentando en todo el país. Todavía no se han visto saturación de los servicios de urgencia, pero también un número importante de defunciones han ocurrido fuera de los hospitales, como diversos trabajos de investigación lo han demostrado. Si esos pacientes hubieran llegado al hospital, probablemente algunos no hubieran fallecido, pero definitivamente se hubiera desbordado el sistema.

El panorama del incremento de los pacientes hospitalizados se suma a lo que autoridades de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México y el director del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias han resaltado: no se ha podido contratar al personal sanitario necesario, pese a que las convocatorias siguen abiertas. Si a lo anterior se le agrega el agotamiento del personal de salud que está supliendo estas carencias, la respuesta seguirá siendo cada vez más complicada.

A partir de este ejemplar este Boletín será publicado mensualmente. Esto nos dará la oportunidad de contar con más colaboraciones que esperamos sean de utilidad para todas las personas que nos leen.

Carlos Magis Rodríguez

Editor

COVID-19 No.7-8 - 00 Boletín completo.pdf