número 17

Editorial

A un año de la pandemia de COVID-19 en México

En este número del Boletín publicamos el reporte del primer caso diagnosticado de COVID-19 en México. Paradoja de paradojas: no llegó con un viajero proveniente de China, sino con una persona que había acudido a una reunión en Ita- lia.

Todavía tenemos en la memoria los primeros anuncios de las autoridades federa- les que llamaban a la tranquilidad y que no pedían el uso de cubrebocas ni la distancia social. Por unas semanas seguimos nuestra vida como si la pandemia no fuera cosa nuestra. Ahora, un año después, discutimos en público -y lo seguiremos haciendo en la academia por mucho tiempo-, las acciones que podríamos haber tomado y que nos hubieran ahorrado un sufrimiento innecesario.

A finales de mayo del año pasado, después de dos meses con medidas de sana distancia, terminó la cuarentena más duradera que ha tenido México en su historia. Sin embargo, al suspenderse esta medida, el número de casos llegó al pico de la primera mitad del año. Al mismo tiempo comenzamos a conocer los estudios sobre las defunciones por COVID-19 que no llegaron al reporte epidemiológico. Todavía faltaba la segunda ola de finales de diciembre que sería el doble de intensa.

Todos los días revisamos el reporte de los casos, recelosos de que se esté desarrollando una tercera ola que tal vez nunca llegue, debido a que la segunda ola probablemente dejó al 45% de la población con anticuerpos que --sumados al 10% de la población ya protegida con una dosis de vacuna y el uso generalizado de cubrebocas y lo que nos queda de distancia social--, nos acerque a una inmunidad de grupo que haga más difícil que el virus encuentre personas susceptibles. Se tiene ya la experiencia de que los países que encabezan la vacunación empiezan a ver la disminución en el número de casos hospitalarios cuando se acercan al 50% de la población con inmunidad. La excepción ha sido Chile, país que, aunque mantuvo una cuarentena estricta y alcanzó ya el 50% de su población con vacuna, lo hizo mediante la aplicación de la vacuna Sinovac. Sus expertos han calculado que dicha vacuna confirió solamente un 3% de protección con una dosis, en comparación con el 63% de protección que proporcionó la vacunación con Pfizer en Israel.

Durante este mes de mayo comenzará la vacunación del grupo de edad de 50 a 59 años en México; como dicho grupo tiene menos población que el grupo de 60 años y más, suponemos que será cubierto en dicho mes y que para junio comenzará la vacunación de las personas de entre 40 y 49 años. Si seguimos a ese ritmo, habremos vacunado con al menos una dosis a todos los mayores de 20 años probablemente para septiembre. Dicha condición, sumada a la promesa oficial de vacunar al personal académico y administrativo de las escuelas de la Ciudad de México que incluyen a nuestra Universidad, nos permite pensar en un regreso a la vida académica presencial.

Carlos Magis Rodríguez

Editor


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