Ya hemos dicho al principio que las matemáticas no se aprenden en el aula de clase.
A diferencia de otras materias, las tareas de matemáticas no son para reforzar los aprendizajes sino que, en realidad, son el principal medio para aprender los procedimientos matemáticos y para desarrollar los hábitos de orden y precisión.
Utiliza las tareas para descubrir qué es lo que ya comprendes y qué es lo que todavía no y por lo tanto necesitas preguntar. Las explicaciones del profesor son de más utilidad cuando sirven para reforzar tu aprendizaje.
En casa
Lee el material que habéis trabajado en la última clase, tanto teoría como ejercicios, tanto el libro como los apuntes.
Asegúrate de que comprendes lo que lees: haz esquemas, pinta flechas, escribe anotaciones al margen... ¿por qué se ha dado este paso? ¿qué significa este símbolo? ¿Cómo se utiliza esta propiedad?...
Si tienes alguna duda retrocede al tema anterior, de cursos pasados o de éste, en el que se ha trabajado esto mismo. Si la duda persiste anótala para preguntarle al profesor en la próxima clase.
Memoriza las definiciones y las propiedades.
Resuelve los ejercicios del tema que sean similares a los de clase.
Anota todas las dudas y dificultades que vayan surgiendo para preguntarlas en clase el próximo día.
En clase
Cuando se corrijan los ejercicios presta atención a todo el proceso. No esperes sólo a conocer el resultado. Fijarte en cómo resuelve el ejercicio el profesor o un compañero te ayuda a conocer qué errores se pueden cometer y te prepara para estar alerta y evitarlos.
Cuando el ejercicio esté corregido no copies sólo el resultado. Tienes que entender el proceso, escribir una explicación detallada de los pasos que no tenías claros, fijarte en los errores que has cometido y tomar nota de por qué no se debe hacer así.
Presta atención. No sólo al profesor. También a las preguntas y a las intervenciones de otros compañeros. Piensa cómo lo habrías hecho tú, si sabrías explicar la duda que están planteando, ...
Y en casa.
El mismo día de la corrección tienes que volver a hacer los ejercicios en los que has cometido errores. Los errores son una gran fuente de aprendizajes.
O mejor. Los errores pueden ser una gran fuente de aprendizaje si reflexionas sobre por qué los has cometido y te dejas por escrito la explicación de por qué no se hace así.
(Sigue)