Juan Gelman
Viajes
Va a sus versos como quien va a esa cueva.
Penélope nunca
le tejerá un pullóver y menos
se lo destejerá. Él
no tiene urgencias argivas.
Los amores de Príamo y Arisbe
lo tienen sin cuidado y aún así
escucha címbalos y otras
aventuras aéreas
como un destiempo, un deslugar.
La luz de las estrellas lo toca
por ajena casualidad del universo.
De él caen hojas secas
que contemplan con estupor.
Está desnudo y tiembla. No hay
justicia afuera y él
busca lo que no es.