Juan Gelman
Despedidas
De fuego, carbón despierto,
la ciudad nueva cada noche
pierde las llaves de su casa, abriga
fuerzas mezcladas.
La realidad es un tiempo que
se imagina a sí mismo, seguro
seguro de atrás el mundo. Vámonos
a lo que aviva a sus criaturas, tratos
de la memoria con su olvido,
las compraventas del dolor.
La orfandad del querer
le cambia el nombre al alma.
Ahora se llama sin
luna ni hálito, parada
en un pañuelo adiós.