Hugo Mujica - Juego de niños

—Es por orfandad que la muerte mata a sus hijos— dijo como añorando no haber sido su propio parto, mientras se desnudaba, quitándose el vestido de raso blanco que había vestido otra niña.

—¿La muerte tiene hijos?—, preguntó extrañado el niño, repasando en vano todo lo que le habían enseñado los mayores.

            —No, pero yo hablaba de la vida— aclaró la muerte, complacida de que los huérfanos la comprendieran, mientras se ponía la ropa que le iba sacando al niño.

            Se acostó desnudo, cerró los ojos hasta soñar la completa oscuridad, tan oscura que ni la nieve se veía; apenas la sintió corriéndole lluvia por su cuerpo, como un vestido nuevo, como una transparencia negra.