Hugo Mujica

Diálogo de un rey con su corona de espinas

   —Elí, Elí! lemá sabactaní?, esto es: «¡Dios mío, Dios mio! ¿por qué me has abandonado?»

   —Nunca te he abandonado, nunca podría haberlo hecho pues nunca estuve a tu lado. Ahora la lanza abrió tu pecho, el dolor rompió tu espejo. Has salido de ti, tu consuelo se ha quebrado. Al fin me has visto: soy tu abandono, soy tu eternidad. ¡Coraje! Este instante es siempre, abandónate tú.


   «Y dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.»