Hugo Mujica
XXVI
No en el oleaje
ni en las rompientes
donde el mar
nos ensordece,
es al borde del arroyo
donde se aprende
a escuchar lo que en la vida
es solo temblor, lo que apenas
se susurra.
No en el oleaje
ni en las rompientes
donde el mar
nos ensordece,
es al borde del arroyo
donde se aprende
a escuchar lo que en la vida
es solo temblor, lo que apenas
se susurra.