Hugo Mujica
Tierra quemada

hay un monje arrodillado,

su vida un sudario

en el que nadie

                   jamás se ha secado.

 

una virgen cose

con una aguja sin hebras

el traje para su bodas

 

y está todo hombre

cortándose las palmas de las manos

de tanto apretar los puños,

 

o abriéndolas como un naufrago

para hacer señas

                       a nadie.

 

hay el único desierto:

el no haber partido,

                      el saber que no habrá llegada.