Katherine Mansfield - Hubo una vez un chico

Hubo una vez un chico.

Venía a jugar en mi jardín;

era callado y pálido.

Sólo si sonreía yo lograba entenderlo,

sabía qué tenía en los bolsillos,

sabía cómo eran sus manos en mis manos

y los más íntimos tonos de su voz.

Lo llevé por los senderos más secretos,

le mostré dónde escondía cada tesoro.

Lo dejé jugar con todos, uno a uno,

metí en una jaula de plata mis pensamientos cantores

y se los di para que los guardara...

Estaba muy oscuro en el jardín

pero esa oscuridad nunca nos era suficiente. En puntas de pie

cruzábamos las más hondas penumbras;

nos bañábamos en charcos de sombra entre los árboles

fingiendo que estábamos bajo el mar.

Una vez –cerca de la frontera del jardín–

oímos unos pasos en el camino del mundo:

¡cómo nos asustamos!

Susurré: "¿Alguna vez anduviste por ahí?".

Él asintió, y nos secamos las lágrimas...

Hubo una vez un chico.

Venía –muy solo– a jugar en mi jardín;

era callado y pálido.

Un día se marchó, y nunca dijo adiós.