La asignatura que se presenta a continuación fue cursada en la carrera de Arquitectura Superior de la Universidad de Granada.
Los trabajos de la asignatura desembocaron en una publicación colectiva:
Guadalmedina. Un río invisible. Rizoma Fundacion y centro de ediciones málaga.es diputación
El Guadalmedina es una broma de la etimología; no es un río ni es de la ciudad. Un río invisible El Guadalmedina es un ente interesadamente indefinible, una suerte de kippel geohistórico que si se definiera habría que repensarlo y eso podría crear un efecto pernicioso al entramado urbano y no urbano que lo bordea. Imaginemos que a partir de plantearnos “eso” que es el Guadalmedina, sea lo que sea, tuviéramos que aceptar errores, cortedad de miras e intenciones espurias de los últimos dos siglos, que hubiese que decir lo pésimas que fueron un sinnúmero de actuaciones que han englobado desde criterios de gestión de los recursos naturales a lo largo de sus casi cincuenta kilómetros hasta el desprecio de las instituciones y organismos varios por los que han sufrido sus riadas, sequedades o abandonos. Problemas.
Quizá habría que declarar su cauce suelo urbanizable de una vez por todas y olvidarnos de él para siempre. Hacer aparcamientos, hoteles, centros comerciales y chalets adosados. Seguro que cualquier mediocre urbanización que se llamara “Altos del Guadalmedina” o “Guadalmedina Holiday Resort” nos ayudaría a referirle a las nuevas generaciones que, una vez, ahí hubo un río que pasaba por mitad de la ciudad. Que se las arreglen como puedan los arqueólogos de dentro de mil años para definirlo. Sin problemas.
Contra todo pronóstico, cincuenta y cinco alumnos de la Escuela Superior de Arquitectura de Granada, varios profesores y una docena de profesionales varios, durante el primer cuatrimestre de este curso y un workshop final, han ideado hacer del río Guadalmedina de Málaga (sic), de todo el río, de todo su territorio fluvial, incluido el tramo de seis kilómetros que atraviesa la ciudad, un espacio con estructura y funciones de río.
Cuando los poderes establecidos del dinero y la politiquería, y sus medios de difusión afines, a modo de falsos sanitarios llevan años tronando contra la “herida de la ciudad” para urbanizar el río, despreciándolo, minimizándolo y derramando su mirada codiciosa sobre los miles de metros cuadrados de futura obra, he aquí que unos creativos arquitectos del futuro abren su generosa mirada sobre un territorio al que quieren devolverle su dignidad como hito fundacional de la ciudad, como espacio que alberga valiosos ecosistemas, como corredor ecológico que conecta la sierra de Camarolos y el mar, como disfrute para la vista.
Se han asomado a la legislación vigente y han podido constatar que su actitud es “legal”, no así la de la pléyade de sanitarios fluviales; han visto lo que hoy se hace en otros lugares (Francia, Corea del Sur...) y comprueban el atraso de los presuntos sanadores; han recorrido los lugares a recrear, desde el nacimiento a la desembocadura; e identificados con la Madre Natura (Pachamama) han hecho propuestas sobre todo el territorio fluvial del río Guadalmedina, en orden a su restauración, respeto, recuperación y compatibilización con la ciudad, no en orden a cerrar una supuesta cicatriz.
Y todo ha surgido de un trabajo colectivo, vivido, comprometido, transdisciplinar, espontáneo y creativo que ha puesto encima de la mesa los esbozos de mil posibilidades de respeto y consideración al río de la ciudad, a la ciudad del río.
Sanitarios de toda laya, ¡abstenerse!: el río está vivo y quiere seguir estándolo... y los ciudadanos lo necesitamos.
Ha nacido un proyecto serio para el río y para los ciudadanos, no para el capital.