En menos de dos meses, dos elecciones: municipales y generales. Esto es lo que tenemos.
Después de los resultados del 28M quedaron claras varias cosas, son los bueyes con los que aramos. Vamos a verlos y analizarlos.
la sociedad española es, ahora mismo, mayoritariamente conservadora. La sociedad está tensionada, tanto por motivos obvios y extrínsecos: epidemia de COVID, guerra de Ucrania y guerra de precios (alimentos, energía, etc.), como por otros menos obvios e intrínsecos: las campañas ruines de los partidos y medios pseudofascistas, semifascistas y fascistas declarados, que con bulos, mentiras (sobre inmigrantes u ocupaciones, por ejemplo), argumentos demagógicos y falsos (ETA) y actitudes chulescas y barriobajeras (en el Congreso y otras instituciones) han emponzoñado la vida pública del país. Y como toda sociedad tensionada, se vuelve conservadora, con miedo al cambio y a los avances sociales.
desde los años 80 el neoliberalismo ha ido, poco a poco, lentamente, pero de manera muy efectiva, extendiendo el individualismo y tipos de trabajos y relaciones laborales del mismo signo, evitando, por un lado, la "molestia" de las reivindicaciones laborales (sean o no de los sindicatos, que, por cierto, deben cambiar su modelo para adaptarse a las nuevas formas de explotación y equilibrar una balanza claramente favorable a los empleadores) y, por otro, la responsabilidad de la esas relaciones de explotación laboral (si no ganas más o si no encuentras trabajo es que no quieres trabajar, o no te has esforzado. o no te has preparado lo suficiente).
como consecuencia de lo anterior, el mensaje neoconservador, o simplemente fascista por mucho que se le adorne con el prefijo "neo", está calando muy fuerte, extendiéndose los negacionismos de todo tipo: climático, memoria democrática, violencia de género, etc., propiciando personajes como Trump, Bolsonaro, Meloni, etc.
además, como se viene demostrando, tanto por los motivos anteriores como por ciertas actitudes muy extendidas, la sociedad española es, por lo que parece, mayoritariamente racista, xenófoba, clasista, aporofóbica, machista y homofóbica. Sí, es duro decirlo, pero los bueyes son los bueyes.
por lo que parece, también, a la sociedad española tampoco le interesa, mayoritariamente, el tema de los derechos humanos, básicamente, los relacionados con la igualdad (vivienda, inmigración, feminismo, colectivo LGTBI, etc.) y, por ejemplo, le preocupa más las ocupaciones que los desahucios. Y lo acabamos de ver, lo tenemos muy cerca con la atención mediática y los medios utilizados para el rescate de unas personas que se han hundido con un submarino mientras que apenas se ha mencionado que varias decenas de personas han muerto al mismo tiempo en el mar.
Y, lamentablemente, contamos con medios de "desinformación" controlados por la oligarquía que desvirtúan la realidad de forma que lo más mínimo que se pueda utilizar contra el gobierno de izquierdas se magnifica y no se mencionan, o se hace muy de pasada, los logros: crecimiento económico, mejora espectacular del empleo, consolidación de derechos (eutanasia, aborto, infancia, etc.), ERTES, etc.
Bien, estos son los bueyes con los que tenemos que arar, esta es la realidad, porque si no, no se explica que los Feijoós, Morenos, Ayusos o Mañuecos puedan ganar elecciones e, incluso, por mayorías absolutas y que un gobierno de izquierdas que ha mejorado la economía en plena crisis, que por primera vez en la historia ha tenido una inflación menor que el resto de países europeos, que ha mejorado el empleo en plena crisis, que ha tomado medidas para mejorar la vida de la gente de a pie (pocas y mal implementadas, sobre todo por las autonomías gobernadas por el neofascismo) no tenga ahora mismo el apoyo mayoritario de esa gente a la que le ha intentado mejorar la vida a pesar del terrible contexto en el que nos hemos movido.
Y si estos son los bueyes, vamos a ver ahora a los lobos, esas amenazas a las que nos enfrentamos.
La oligarquía y sus voceros (los medios, instituciones y partidos bajo su tutela) temen unos impuestos más justos y progresivos, temen unas condiciones laborales que reconozcan condiciones de trabajo y salarios dignos, temen perder privilegios seculares como el patriarcado y la explotación abusiva de la mano de obra, temen que las medidas contra el cambio climático les haga ganar menos pasta, temen que su hipocresía quede al descubierto y temen a un país diverso que se les escapa de las manos. Su lobo es un gobierno de izquierdas que pueda consolidar avances conseguidos y que pueda ampliarlos y mejorarlos.
Mientras tanto, el lobo para las demás es la victoria de la derecha neofascista,. algo que, por desgracia, ya está ocurriendo en ayuntamientos y comunidades autónomas. La ignorancia y la imbecilidad de las neofascistas les lleva a pensar que quitando la bandera LGTBI o quitando carriles bicis o concejalías o servicios públicos de igualdad se arregla la homofobia, el patriarcado o el cambio climático o que derogando leyes se derogan derechos humanos. Corremos un peligro grande de perder más derechos todavía de los que estamos perdiendo ya, sobre todo en la sanidad pública. Las que no tenemos nada, ni rentas, ni herencias, sólo nuestro trabajo, mal pagado y con una gran explotación laboral, sólo podemos aspirar a heredar y disfrutar de lo público. No podemos dar marcha atrás, no podemos renunciar a lo que se ha conseguido a base de lucha y pelea en la calle y las instituciones. Podemos hacerlo pronto, votando opciones de izquiera el próximo 23 de julio. Si no lo hacemos, la culpa será sólo nuestra, por caer en las trampas y los bulos del neofascismo y que votemos esas opciones encandilados con grandes palabros y conceptos como la unidad de la patria o, peor aun, la libertad que en realidad esconden su verdadera intención de eliminar derechos para mantener y aumentar sus privilegios. O, simplemente, no votar. Y, ojo, que puede ser de las últimas elecciones si ganan los neofascistas. Al tiempo.
Así que nada, a votar opciones de izquierda para no dar un paso atrás frente al fascismo.
Salud y República!!!