Daniel escucha, te cuento un cantar,
cuando mamá era niña solía jugar.
Con juegos sencillos, sin tanto aparato,
soñaba en la tarde mirando un zapato.
Hoy tú, pequeño, con brillo en los ojos,
aprendes balanceo con juegos hermosos.
En Plaza Sésamo verás en la pantalla,
escarabajos que suben sin falla.
Primero probamos, ¡uno por aquí!,
luego ponemos dos más junto a ti.
El juego nos pide pensar despacito,
balancear cantidades con paso cortito.
Los escarabajos ruedan, ¡qué emoción!,
suben felices hasta el rincón.
Con cada intento, mamá se emociona,
pues ve en Daniel la niñez que corona.
Recuerda, hijo lindo, jugar es crecer,
mamá de tu mano te ayuda a entender.
Que aprender balanceo no es cosa ligera,
¡es magia y cariño en la vida entera!