Persona que me lee en estos momentos, le contaré un poco de quién soy y de dónde vengo. Nací el 12 de enero de 1996 en San Juan, Puerto Rico. Mi madre, hija de padres cubanos, gemela y la mayor de cuatro hijos, se llama María del Carmen García Urgellés. Mi padre, el mayor de 3 hermanos, se llama Pablo Morales Padillo. Mis padres se llevan unos 20 años de diferencia en edad, con mi padre contando con unos casi 70 años. Fui el fruto de esta relación muy particular. Mi madre fue la última en tener hijos y la única en tener solamente un hijo, a pesar de embarazarse cuatro veces. Fui un milagro de Dios. Su primer embarazo duró muy poco; el segundo fui yo, el tercero duró seis meses y el último tampoco duró mucho. Su hermana gemela, Carmen María (como pueden ver mi abuela no fue muy original con los nombres) siempre quiso una hija pero Dios la premió con dos varones. Para su segundo embarazo, esperanzada que fuera niña; hizo un listado enorme de nombres. El resultado… otro varón. De este listado salió mi nombre: Carla Sofía.

Como les mencioné anteriormente, soy hija única. Toda mi vida he vivido sola con mi madre; hemos luchado juntas. Nos damos un apoyo incondicional, puedo decir que es mi mejor amiga aunque peleemos de vez en cuando, eso es normal entre padres e hijos.

Desde muy pequeña estudié en el Colegio Rosa-Bell en Guaynabo. Siempre me he destacado en lo académico y en lo extracurricular. Siempre he sido una estudiante responsable, dedicada y muy dispuesta a ayudar a los demás sin importar cuantas tareas tenga que hacer; dejo a un lado mi trabajo para poder servirle a los demás. He pertenecido al Club Beta, la Sociedad Nacional Juvenil de Honor (SNJH), la Sociedad Nacional de Honor (SNH), el club de matemáticas, club de servicio, el periódico del Colegio, y el Consejo de Estudiantes en diferentes puestos. En mi cuarto año de escuela superior fui la Presidenta del Consejo de Estudiantes, Vice-Presidenta en la SNH, Estudiante del Año y Salutatorian de mi clase.

En el verano del 2011 tuve mi primer trabajo. Trabajé en Caparra Summer Camp como líder. El grupo que me asignaron originalmente era de nenes de siete a ocho años, pero debido a que la matricula del grupo de tres a cinco años era más grande, me trasladaron a ese grupo. los líderes principales que me habían asignado no trabajaban y me lo dejaban todo a mí. Éramos cuatro líderes, siendo yo la más pequeña mientras que mis compañeros ya eran universitarios. Aquí surgió mi amor por lo niños. Con esta experiencia, surgió la idea estudiar algo que involucrara a los niños, pero para entonces había considerado ser pediatra. No es hasta que curso el duodécimo grado que tomo una clase llamada Teachers Aid en el cual me asignaron el grado de pre-kínder. Esta experiencia me abrió las puertas a un nuevo mundo, a un ámbito que nunca hubiera considerado. La maestra que me asignaron, Yaribel Latorre, y su asistente Elena Ramírez fueron mi inspiración a estudiar magisterio. Al día de hoy todavía mantengo comunicación con ellas, y me apoyan diariamente en alcanzar mis metas.

En el colegio fui desarrollando mi pasión por el arte. Fue un vecino quién me incursionó en el mundo de las artes, particularmente el dibujo y la pintura, pero tras su muerte la otra vía que me quedó para desarrollarme como artista fue gracias a Rosa−Bell. Hubo un maestro de arte- Rafy- quién vio mucho potencial en mí y también me ayudó a mejorar mi técnica. Después tuve a Ita García como maestra, y fue ella la que terminó de enseñarme técnicas para pintar. Ita ha sido una fiel creyente en mis habilidades con los niños y las artes; al punto que para el verano 2016 me recomendó para el puesto de maestra en un campamento de verano, Cougars Summer Experience. Este puesto se encargaba hacer el plan de trabajo de la clase de arte para los niños entre las edades de tres a trece años.

Trabajar como maestra de arte fue una aventura para mí, ya que pude experimentar con los niños actividades que siempre he querido hacer y nunca había tenido la oportunidad de ejecutar, como las técnicas de papel maché y el barro. Los niños quedaron fascinados con las actividades, al nivel que me preguntaban cuándo terminaba de estudiar porque ya querían que fuera su maestra en la escuela, lo cual confieso me llenaba de alegría. Esta experiencia me reafirmó que ser maestra es mi vocación.

Las artes y los niños han sido mis pasiones a lo largo de mi vida, y es por esto que estoy estudiando Educación Especial y Educación en la Artes en la Facultad de Educación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto Río Piedras, para luego especializarme en Terapia del Arte.

Yo soy una persona muy apasionada en lo que hace y pienso que esta sería una carrera que me llenará como persona. No tengo planes de irme de esta isla, al contrario; pienso que hacen falta muchos maestros y muchos profesionales que estén verdaderamente comprometidos y sientan pasión por lo que hacen y que no ejerzan una profesión (cualquiera que esta sea) por la remuneración o por un título que le dé un rango social. Puerto Rico necesita personas dispuestas y dedicadas a luchar por un mejor porvenir para la isla. Soy una boricua orgullosa de sus raíces, que quiere ver a su isla del encanto salir hacia adelante y espero que muchos de ustedes se unan conmigo en esta misión de buscar un bienestar para nuestro prójimo.