Tuve mi primera clase con Octavo el 22 de Mayo, y fue el último curso con el que comencé las clases. En esta ocasión debía comenzar con contenido sobre Land Art, aplicando el O.A.4, para ello contaba con 2 clases. Revisando la planificación que la profesora llevaría a cabo con este curso, supe que realizarían un folleto en formato virtual en la sala de computación.
Al llegar a la sala, la profesora jefe hace una breve introducción comentando que entregaría los trabajos del O.A. anterior, y que ese día yo realizaría la clase, para lo que se ocuparían computadores. Algo que debí aclararle a los minutos que no sería así, porque mi intención era que construyeran un folleto con la información entregada en clases. Mi idea originalmente era hacer la clases en la sala de artes, sala que siempre se ocupa con este curso, pero debido a que la profesora entendió que utilizaríamos computadores, ya se había asumido que nos quedaríamos en la sala tradicional.
Realicé un ppt explicativo sobre el Land Art, en qué consiste, de dónde nace y la importancia de registrar este tipo de obras debido a su carácter efímero. Para que pudieran tener una idea les mostré ejemplos en fotografías que pueden concretarse en cualquier lugar público que cuente con los elementos naturales propios de este movimiento artístico. Los alumnos, son el nivel mayor en el que me encuentro y asumo que por ello, mantuvieron un comportamiento adecuado y tranquilo mientras realizaba la clase. Como había hecho en los otros cursos, aquí también me esmeré en recordar los nombres de los estudiantes, preguntando continua y directamente sus nombres, para demostrar un interés de mi parte en relacionarme con ellos. Así que gracias a ello, pude nombrarles para que fuesen parte de la clase con su participación. La interacción y participación estaba siendo normal, hasta que un estudiante respondió algo que al estudiante mencionado en un incidente crítico anterior, al que llamé "H", no le pareció su respuesta y lo llamó "tonto" en un tono alto frente a todos sus compañeros. No era primera vez que presenciaba interrupciones por parte de el estudiante, así que supuse que era algo que podría pasar en alguna de mis clases. Ante este hecho me detuve de inmediato, aclarando que no aceptaba esos calificativos puesto que nadie es tonto por dar una opinión, a lo que al instante interfiere otro estudiante reprendiendo a "H" (que suele burlarse de él) comentando: "si po, eso no se hace", a lo que también debo aclararle que él no debía llamar la atención a su compañero, ya que la única que tenía la autoridad para ello, era yo como profesora.
El ambiente en el curso es generalmente amigable, no parecen haber grandes conflictos, pero con el estudiante "H" la relación es diferente. Los jóvenes no conversan con él por iniciativa propia, y cuando él se acerca a ciertos grupos, ellos lo ignoran. El estudiante es consciente de aquello. En varias ocasiones lo he visto frustrado, porque parece estar en conocimiento de que posee alguna condición, pero desconoce qué es y cómo tratarlo. Ya que en el establecimiento la ayuda es escasa, y sus padres se niegan a llevarlo a terapia.
Continúe realizando la clase con normalidad, los alumnos no manifestaban dudas, a pesar de mis preguntas para verificar su entendimiento. Por lo que procedí a explicar la actividad. En ella los alumnos realizarían un folleto con lo aprendido en clases, explicando lo que habían entendido sobre el Land Art, un argumento a favor sobre realizar ese tipo de obras, una propuesta y dibujos sobre ella. Esto considerando, como mencioné inicialmente, el tiempo que teníamos destinado para esta actividad, y que su profesora jefe que les conoce, me menciona que trabajan un poco más lento y necesitan tiempo.
En un momento de la clase los jóvenes me preguntaron si podíamos bajar a la sala de artes, por lo que le pregunté a la profesora a cargo y me manifiesta que ya es tarde para bajar. Durante el desarrollo de la clase, veo estudiantes dedicados a hacer una entrega más prolija, pero varios de ellos, se apuraban en hacer la actividad con tal de terminar y entregar luego. Por lo que debía explicarles que esperaba que se esforzaran en hacer una entrega donde ellos supieran que hicieron lo mejor posible.
Quise modificar el procedimiento del folleto, pidiéndoles a los alumnos que realizaran el folleto de forma manual. Sé que si los estudiantes tienen más herramientas que en otros establecimientos, como computadores y acceso a internet, deben ocuparlos, pero he podido apreciar que delegan mucha de su concentración y responsabilidades en ello. Esto porque he presenciado en clases anteriores, en este nivel y otro, cómo los alumnos al ir a la sala de computación y tener que hacer una presentación, solo se limitan a copiar y pegar la información, sin procesar lo que están viendo. En una clase anterior, los jóvenes debían hacer un tríptico con ilustración científica. Esa clase pude notar cómo en su mayoría los jóvenes solo calcaban desde sus celulares los dibujos requeridos. Es por ello que al pedirles los folletos, les dejé en claro que no era de mi interés si algo quedaba "bien o mal, bonito o feo", que no existía esa calificación en mi clase, sino que mi meta era más bien que realizaran un trabajo con el que ellos se sintieran satisfechos sabiendo que entregaron todo lo que les permitían sus capacidades, es por ello que no quería que calcaran, ya que no hay forma de aprender, sino es permitiéndose la equivocación y haciéndolo solos, aunque en el inicio realicen algo que no es de su agrado. El aprendizaje es más importante que el resultado.
"Es fundamental, por otro lado, la práctica de pensar correctamente para afrontar los nuevos desafíos que nos imponen las innovaciones tecnológicas en cuanto a la libertad de crear. Una educación en la que la libertad de crear sea viable necesariamente debe estimular la superación del miedo a la aventura responsable, debe ir más allá del gusto mediocre de la repetición por la repetición, debe hacer evidente a los educandos que equivocarse no es un pecado sino un momento normal del proceso gnoseológico".
Pedagogía de la indignación. p.127. Paulo Freire.
Esto me hizo pensar en la analogía que realiza Paulo Freire al hablar sobre la educación bancaria. Si bien él ocupa estos términos para referirse al hecho de que el estudiante ocupa el rol de un "depósito" al solo ser espectador y una especie de envase donde el docente transfiere sus contenidos, quise darle otra vuelta, pero rescatando el trasfondo. En los tiempos de Freire las tecnologías actuales no se encontraban aún, pero si el concepto de deshumanizar la educación. En las clases computarizadas, los jóvenes al igual que los niños de niveles menores, se limitan a copiar tal cual la información que observan, e incluso si deben buscar una obra de un movimiento artístico, suelen quedarse con el primer resultado en el buscador de internet, solo para "cumplir", el internet hace por ellos sus trabajos, y se desligan de la práctica de poner atención o elaborar párrafos por sí mismos. Y esto es algo que confirmé en un diálogo con la profesora.
Unos minutos antes de iniciar la segunda clase sobre Land Art, la profesora me pregunta si los estudiantes ocuparán los computadores, ya que le parecía muy 'poco' lo que les solicité y que aquello no era suficiente para ser evaluado, que la tarea de permitirles que escriban en el folleto lo que habían aprendido en clases era deficiente, porque ellos por sí solos no tienen interés en buscar información sobre lo que ven en clases. Se me hizo imposible ignorar este comentario de quien es la profesora jefe y también mi profesora guía, aunque el haberlo recibido unos 5 minutos antes de comenzar la clase puso en acción mi capacidad de improvisación. Al comenzar la segunda clase, acepté el uso de computadores, añadiendo un punto a la actividad, donde deberían buscar un referente y una obra de este junto con su significado. Varios de los estudiantes pusieron una de las obras que fue presentada en el mismo Ppt que realicé para la clase, que yo ocupé porque era la más conocida, pero ellos ocuparon porque era el primer resultado.
El ritmo de trabajo en esta actividad fue diverso, así como tuve estudiantes que realizaron la actividad en la misma clase, pero sin resultados tan óptimos, también habían estudiantes que ocuparon ambas clases pero con una finalización más acorde al nivel de Octavo. Corregí los primeros trabajos antes de recibirlos para evaluarlos, pero algunos sólo querían entregar aunque tuviesen detalles a mejorar.
Retomando con la primera clase, percibí que todos se concentraron en realizar el trabajo y no hubo grandes dudas sobre el contenido. Por lo general son alumnos bastante respetuosos por el docente que se encuentra frente a ellos, aunque su naturaleza inquieta, les impide mantenerse en orden por 90 minutos, pero reitero mi comprensión, porque es parte de ser niños y que manifiestan sin filtros su afinidad hacia lo que realmente les interesa y captura su atención, y por supuesto, eso no les ocurre con todas las asignaturas, pero al menos en mi clase, intento que se sientan a gusto, en confianza y sea un espacio grato.
Referencias.
-Freire. P. (1997) Pedagogía de la indignación.