Una forma ilustrativa de ver la innovación es a través del juego convencional de preguntas: ¿qué?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿dónde?, etc. Ahora se sabe que no todas las respuestas arrojan información igualmente importante desde el punto de vista de la innovación, aunque, claro, todas importan porque, si bien se responden por separado, sólo adquieren cabal sentido cuando se integran en un todo.
Hay gran diversidad de experiencias que pueden ostentar el título de innovación educativa:
- cambios relativos a una idea, un material, una práctica, un contenido, una metodología, la forma de aplicar una norma, un procedimiento administrativo…
El elemento común a todas ellas es un cambio con mejora respecto a un objetivo previamente determinado.
Cuando los cambios con mejora se producen y se consigue que las personas lo interioricen y la organización lo institucionalice se convierte en la nueva normalidad: lo nuevo se vuelve común, ordinario.