La evaluación de la implantación debe garantizar la continuidad del proceso así como la calidad del mismo. Esto implica el establecimiento de nuevos objetivos en función de los datos obtenidos en el proceso de evaluación sin desviarse de la misión principal de todo el proceso, mejorar la calidad de la actuación pedagógica en los colegios Maristas para que los alumnos reciban una educación de calidad que se cuestione y reinvente ante los retos que la realidad va colocando en el camino de nuestra institución.
La evaluación de todo este proceso tiene objetivos a varios niveles y en diferentes dimensiones. Nos encontramos con 2 niveles de evaluación con diferentes objetivos y encaminada a proporcionar información a diferentes agentes y con propósitos diferentes. A pesar de estos niveles de evaluación, ambas, necesitan tener puntos de encaje y comunicación para garantizar la homogeneidad y razonabilidad del conjunto.
3.7.1. Evaluación del macrocontexto
En este nivel se tiene como objetivo hacer un seguimiento de la implantación en centro en términos cuantitativos y globales para hacer las valoraciones oportunas con los equipos directivos en relación a los objetivos perseguidos, dificultades de diferente índole que se encuentran y posibilidades de orientación para la solución de las dificultades o la redefinición de las metas.
En este nivel de análisis, los datos cuantitativos guiados por indicadores de implantación serán los instrumentos para la realización de la evaluación utilizándose elementos tales como:
• Número de profesores implicados o tanto por ciento de ellos que lo están.
• Porcentaje de tiempo de aplicación en trabajo cooperativo por los alumnos.
• Porcentaje de tiempo de aplicación del método de proyectos o número de proyectos por área y año según la fase en la que se encuentren.
• Número de herramientas metodológicas (rutinas, destrezas...) presentes en el cuaderno de aula, así como su frecuencia.
• Número de instrumentos de evaluación formativa utilizados en cada evaluación.
• Grado de satisfacción de los alumnos, familias y profesores con la implantación, se realizará por medio de una pregunta que se incluirá en las encuestas generales de satisfacción.
Además de estos indicadores, es necesario otro tipo de información más cualitativa que proporcione información relativa a las dificultades y problemas de implantación y seguimiento que deberían extraerse de las entrevistas con las personas encargadas de la implantación y dirección del centro.
Esta evaluación macro proporcionará información valiosa como una primera aproximación al centro como unidad que presenta unas dificultades específicas que deben ser analizadas y reorientadas en la definición de objetivos de consecución.
Los encargados de proporcionar esta información y analizarla estarían en la parte más alta de la estructura , equipos directivos y evaluadores provinciales fundamentalmente.
3.7.2. Evaluación del microcontexto
La evaluación del microcontexto debe tener objetivos diferentes, pero complementarios, al del macro, siendo su finalidad doble :
• Proporcionar explicaciones a nivel del aula sobre las dificultades de la implantación desde la perspectiva del maestro aplicador y el alumno que recibe la nueva metodología con el fin de garantizar la calidad y no solo la cantidad de los cambios realizados en el contexto de aula-sesión-tarea-evaluación. No nos podemos contentar con conocer los hechos sin incidir en las explicaciones sobre los mismos para que sirvan de engrase en el engranaje de cambio metodológico.
• Implicar al profesorado en el proceso evaluativo para que se convierta a su vez en formativo generando una proximidad al proceso que desaparece cuando el evaluador es un experto externo o alguien que no se encuentra en el aula teniendo problemas similares. En definitiva se trata de no dejar al profesor al margen del proceso de evaluación porque , en el aula, las razones últimas de las problemáticas de actuación las conoce fundamentalmente quien está más cerca del proceso.
Esta evaluación debería estar orientada por un triple enfoque metodológico que atiende a las peculiaridades de cada contexto; Investigación acción, estudio de casos y análisis cualitativo de datos.
Desde esta triple perspectiva, los instrumentos para la recogida de información pueden y deben ser variados en forma y momentos pudiendo ser algunos de los siguientes:
Las informaciones que se extraigan de estos instrumentos es necesario que tengan una doble utilidad, por un lado enriquecer el conocimiento que los equipos directivos y evaluadores tienen de la calidad de la implantación del proceso y por otro lado ir proporcionando una dosis homeopática al profesorado en relación al proceso en el que están inmersos de forma que nos se les dé más información que aquella que puedan digerir en cada momento y siempre encaminada a una mayor vinculación con el proceso de cambio y una mejora profesional individual.
Esta información debe ser compartida en reuniones programadas de equipos docentes con un apoyo de centro para garantizar el seguimiento sin decaimiento de la acción evaluadora e investigadora del proceso.
En este nivel del microcontexto, los actores que proporcionan información y la analizan son mucho más variados y con diferentes funciones llegando en muchos casos a entremezclarse con la acción educativa en sí misma.
Profesores y alumnos como sujetos que proporcionan información, profesores como participantes en la interpretación de los datos como observadores participantes. Observadores de centro no participantes como personas que recogen datos y ayudan y guían el proceso de análisis e interpretación de los mismos por parte de los actores principales. Observadores externos no participantes que analizan los datos para encajarlos en el análisis del contexto macro junto con los equipos directivos. Expertos externos a la organización que de forma puntual ayudan a la interpretación y guiado de las decisiones para que el proceso no se vuelva autocomplaciente.