3.5. FASE 4. VISUALIZAR EL CAMBIO

¿ QUÉ QUEREMOS?

Se definen los perfiles de educador y alumno que deseamos y se concretan las respuestas que se desean ofrecer a las cuestiones que surgen de la interacción escuela-sociedad:

Perfil de centro Marista que necesitamos:

El centro ha de ser un sistema de sistemas (alumnos, hijos, profesores, padres, personal…). Como todo sistema ha de tener una dinámica tranquila entre crecimiento y equilibrio. No puede estar sumido en un cambio permanente, pero tampoco puede estancarse en fórmulas caducas. Ha de combinar sabiamente la apertura lógica de todo sistema sano con una definición clara y útil de normas y límites, donde quede muy claro el papel de cada uno. Un colegio que sea capaz de gestionar de manera democrática las normas, el funcionamiento, normas que sirvan para convivir y límites que sirvan para crecer. Una norma es que “todos salimos por la escalera central”, un límite es “en este centro los problemas no se solucionan con violencia”. Un centro donde los profesionales tengan una voz privilegiada, donde se escuche a todos y haya cauce para ello. Un centro donde todos piensen para mejorar, donde no haya cosas que se hacen porque se han hecho así toda la vida, pero un centro donde no se viva obsesionado por el cambio continuo. Un centro que piense en las personas, que vuelva su mirada sobre el alumno y sus necesidades, que devuelva a la educación la centralidad del alumno.

Perfil del alumno que soñamos:

  • Un alumno “enraizado para volar”. Hoy no sabemos cómo será el mundo al que se van a enfrentar nuestros alumnos cuando abandonen el centro. Cada 5 años cambia el modelo de enfrentamiento a la realidad. Hace 5 años nadie pensaba en la crisis actual. Dentro de 5 años, nadie sabe cuáles serán los retos. Por lo tanto nuestros alumnos deben tener referencias claras, consistentes (identidad, valores…) y a la vez estrategias e instrumentos para vivir los cambios como oportunidades (flexibilidad, fe en sí mismos y en los demás, optimismo vital). Y esto trabado en “comunidad”. Nuestros alumnos han de ser capaces de trabajar en equipo, más aún, de generar comunidades de aprendizaje, comunidades de vida (aprendizaje cooperativo, aprendizajes de servicio…). Después viene todo lo demás: un alumno que piense en global y actúe en su entorno, un alumno que viva los valores en cualquier contexto, un alumno que sea capaz de expresar sus ideas, sus emociones, sus sentimientos en varios idiomas, un alumno que sepa interpretar el mundo en sus diversos lenguajes, que valore la naturaleza, que aprecie una obra musical, que tenga capacidad de empatía y que se valore a sí mismo como a los demás. Un alumno educado en la interioridad y en la apertura a la espiritualidad.

Y esto deberíamos concretarlo en decisiones que afectan al currículum (aprendizajes para la vida), la metodología, la convivencia, educación en valores, la espiritualidad…, un alumno competente.

  • Un alumno que sepa escuchar, exponer y dialogar; leer y escribir han de estar en la base del aprendizaje. Trabajar el lenguaje como herramienta de comprensión y representación de la realidad; como capacidad efectiva de convivir y de resolver conflictos; para comprender y saber comunicar los saberes prácticos y para la vida; resolver problemas; para tener conciencia de las convenciones sociales, de los valores y aspectos culturales; como expresión adecuada de las propias ideas y emociones, y de aceptar y realizar críticas; como comunicación a través de otra lengua y de este modo enriquecer las relaciones sociales y desenvolverse en contextos distintos al propio.
  • Un alumno que construya soluciones y resuelva problemas, estructure elementos para realizar deducciones y fundamentarlas con argumentos sólidos. Que sepa resolver problemas relacionados con la vida real: con razonamiento y argumentación (destrezas de pensamiento); conocimiento y manejo de elementos matemáticos (organizadores gráficos, símbolos, medidas, tiempo, geometría, patrones, relaciones entre variables) realizando cálculos y estimaciones.
  • Un alumno que interactúe con el mundo físico tanto en sus aspectos naturales como en los generados por la acción humana; que desarrolle y aplique el pensamiento científico-técnico y que aprenda a tomar decisiones con iniciativa y autonomía personal en un mundo en el que los avances tienen una influencia decisiva en la vida personal, la sociedad y el mundo natural. Que sepa discernir la utilización de valores y criterios éticos asociados a la ciencia y al desarrollo tecnológico.
  • Un alumno que sabe los que significa construir, aceptar y practicar normas de convivencia acordes con los valores democráticos, ejercitar los derechos, libertades, responsabilidades y deberes cívicos, y defender los derechos de los demás.
  • Un alumno que aprecia el hecho cultural y artístico (música, artes visuales, escénicas, lenguaje corporal); que estima la creatividad implícita en la expresión de ideas, experiencias o sentimientos a través de diferentes medios artísticos, como la música, la literatura, las artes visuales y escénicas, o de las diferentes formas que adquieren las llamadas artes populares. Que valora la libertad de expresión, el derecho a la diversidad cultural, la importancia del diálogo intercultural y la realización de experiencias artísticas compartidas.
  • Un alumno TIC que dispone de habilidades para buscar, obtener, procesar y comunicar información, y lo más importante transformarla en conocimiento.
  • Un alumno que dispone de habilidades para iniciarse en el aprendizaje y ser capaz de continuar aprendiendo de manera cada vez más eficaz y autónoma de acuerdo a los propios objetivos y necesidades.
  • Un alumno responsable, perseverante, con autoestima y autocrítica, con control emocional y capacidad para afrontar los problemas, de demorar la necesidad de satisfacción inmediata, de aprender de los errores y de asumir riesgos.
  • Un alumno con capacidad de llegar al fondo de uno mismo para descubrir un sentido a la vida, más allá de sí mismo, a partir de la conciencia personal de la propia existencia y de las experiencias vividas. Poner la propia vida en un contexto más amplio y significativo.

Perfil de educador que queremos:

“Detrás de un buen profesor siempre hay una buena persona”; el educador es el catalizador del cambio, es el protagonista de toda la intervención educativa. Por lo tanto ha de reunir unas características muy concretas: ser flexible, tener una madurez superior a la media, capaz de establecer relaciones cercanas, tener una visión trascendente de la vida. Suficientemente cualificado en su especialidad, pero a la vez formado y acostumbrado a trabajar con personas (trabajo en equipo) y abierto al mundo (nuevas metodologías, sensibilidad por lo humano, global…), con capacidad comunicativa y con habilidades de comunicación (TIC).

Perfil de familia

Queremos familias que crezcan con sus hijos, que les den normas, les enseñen límites y les permitan volar. Familias que nos elijan por nuestro ideario, que confíen en nosotros, que favorezcan momentos de encuentro, momentos de formación; que valoren los momentos reglados (entrevistas, reuniones). Queremos familias que vivan con nosotros ese espíritu de familia que nos define, enamoradas y orgullosas de nuestra forma de trabajar.

Esto se concreta en las decisiones respecto escuelas de padres, asambleas generales y entrevistas.

¿CÓMO CONSEGUIRLO? (*)

Necesitamos transformar nuestras escuelas para convertirlas en los centros de crecimiento vital del mundo. Una escuela debe ser, sobr todo, un lugar donde se aprende de un modo personalizado y en comunidad.

El mundo está habitado por siete mil millones de personas, todas únicas y diferentes. Desde esta idiosincracia, evolucionamos y crecemos siguiendo caminos comunes. Somos humanidad. Lo mismo ocurre con las escuelas, no hay dos iguales.

Desde la teoría de las inteligencias múltiples hasta el aprendizaje basado en proyectos hemos investigado la nueva identidad del aula como escenario de aprendizaje, hemos diseccionado el pensamiento, profundizado en el aprendizaje cooperativo, proyectamos sueños en proyectos y nos guiamos por un viaje compartido.

Cada nueva etapa debe suponer la base de la siguiente. Resulta muy difícil aprender por proyectos si no estamos preparados para trabajar en equipo. El trabajo en equipo y los roles son elementos imprescindibles para poder programar proyectos. A su vez, el aprendizaje cooperativo se sostiene en una cultura del pensamiento compartida entre alumnos y profesores. Las estrategias cognitivas y el discurso educacional guían el aprendizaje hacia comunidades que pueden desarrollar técnicas más participativas y dialógicas.

Así mismo, el enriquecimiento de las metodologías y de las herramientas de evaluación nos permiten crear secuencias didácticas más coherentes, diferenciadas y variadas en los proyectos. Resulta muy complicado lanzarse con el ABP sin tener experiencia con paletas o matrices, sin integrar estrategias cognitivas que guíen el pensamiento o sin roles y otros elementos claves en las técnicas cooperativas. Por otra parte el diseño del edificio digital y su integración con los proyectos expande los espacios potenciales de aprendizaje, dando libertad y autonomía a los alumnos en el tiempo y en el espacio. La escuela digital conquista los pasillos, las ciudades, los hogares y la red al servicio del aprendizaje.

Jean Piaget, David Ausubel o Lev Vygotsky, entre muchos otros, nos han indicado el camino desde la psicología y la pedagogía. Las últimas investigaciones de la neurociencia cognitiva también nos ayudaron a destilar el patrón compartido.

La línea de crecimiento que planteamos para dar sentido a nuestra transformación es:

A. ENRIQUECIMIENTO METODOLÓGICO

La teoría de las inteligencias múltiples: sienta las bases de un aprendizaje más personalizado. Para empezar, nos permite diferenciarlo enriqueciendo nuestra metodología. Todos aprendemos de maneras diferentes y nuestra inteligencia ofrece múltiples facultades para comprender y crear. Enriquecer el aprendizaje con actividades que nacen desde las distintas inteligencias ofrece más oportunidades a todos nuestros alumnos. Los profesores somos diseñadores de experiencias de aprendizaje.

La cultura del pensamiento: el discurso educacional basado en la pregunta y en la generación de conflictos es el primer paso para conquistar la curiosidad en el aula. La representación visual de estrategias de pensamiento, la creación del mapa del conocimiento, los mapas mentales y el diálogo igualitario y provocativo dirigen la construcción del conocimiento. Juntos activan nuestra memoria al servicio de la inteligencia. La matriz de inteligencias múltiples y la taxonomía de Bloom y la integración de estrategias cognitivas con los contenidos curriculares sientan las bases de la cooperación en la comunidad del aula.

La estimulación temprana: para facilitar el desarrollo sensorial y motor del niño, ayudándole a una buena organización neuronal.

Talleres de interioridad e inteligencia emocional: para desarrollar la dimensión espiritual de la persona.

B. APRENDIZAJE COOPERATIVO

  • Se aprende más y mejor entre compañeros. Los alumnos mejoran sus resultados al ejercer el rol de educadores. La interdependencia positiva, la disposición de mesas y grupos, la creación de roles definidos con destrezas claras… son algunos de los elementos que garantizan el éxito del trabajo cooperativo. Cooperar mejora la motivación, la vinculación emocional con la tarea, la convivencia escolar y nos prepara para dar el salto al catalizador de la transformación en la escuela: el ABP

C. APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS.

Diseñar proyectos nos permite crear retos y productos personalizados, trabajar en equipos e integrar las estrategias del pensamiento con el contenido curricular. En las fases del ABP el aprendizaje se vuelve real y se relaciona con el mundo. La autonomía compartida por alumnos y profesores en el desarrollo de todo el proceso nos permite crear una nueva estructura en módulos que simplifiquen el horario para maximizar el tiempo potencial de aprendizaje. Con el ABP enriquecemos y cambiamos la evaluación.

Permite la contextualización de los contenidos, el desarrollo de la autonomía del alumnado, el emprendimiento, pone de manifiesto la función social del aprendizaje, consigue hacer visible el aprendizaje, trabaja pensamiento divergente, refuerza el trabajo en equipo, supone la manifestación global del aprendizaje, trabaja aprendizaje dialógico (toma de decisiones...), trabaja el liderazgo en los alumnos

D. EVALUACIÓN AUTÉNTICA

Todos los cambios en nuestros proyectos y metodologías nacen poniendo en el centro a la evaluación. Decir evaluación es decir alumno porque la evaluación auténtica es la fotografía más real de cada aprendiz.

La evaluación es el detonante de la programación y permite la máxima personalización del aprendizaje. Hemos de evaluar compartiendo los criterios con los alumnos, creando compromisos y planes personales de aprendizaje, superando el examen como única forma viable, introduciendo nuevas herramientas atentas a los procesos y a los productos, y presentes en todo el escenario. Toda experiencia de evaluación es, en realidad, una experiencia de aprendizaje.

E. DISEÑO DEL EDIFICIO FÍSICO Y DIGITAL DEL COLEGIO

El edificio físico

Es importante transformar los espacios de acuerdo a las fuentes del currículo y en convergencia con los cambios en la metodología, la organización, la evaluación y los roles de alumnos y profesores. Parece obvio decirlo, pero con frecuencia lo olvidamos: la enseñanza y el aprendizaje configuran los espacios, nunca y viceversa.

Cuando los alumnos son cada vez más profesores y aprenden experimentando en grupos cooperativos, conectando con la información en cada planta de la escuela digital, ayudados por retos y compartiendo la autonomía y la evaluación con el profesor, el espacio se viste de una nueva identidad, es el envoltorio de la experiencia de aprendizaje, su escenario, y como tal, se transforma para facilitar la autonomía, la cooperación, la experimentación y la creatividad.

El espacio educa, debe estar dirigido a facilitar el aprendizaje. El diseño inteligente del espacio representa a un nuevo docente en el siglo XXI. Los espacios nos configuran y nos definen. Son, al lado de alumnos y educadores, el tercer profesor.

Desde comienzos de siglo la OECD viene investigando los criterios fundamentales para diseñar las escuelas de acuerdo a los principios del aprendizaje en el siglo XXI.

Alfredo Hernando en su viaje dentro del proyecto Escuela21 identifica los principios más destacados en el diseño de edificios escolares:

• Mezclan espacios de aprendizaje grandes, con la posibilidad de disponer de otras salas para trabajos cooperativos e individuales;

• Están muy atentos a la creación de espacios variados, que faciliten la cooperación y posibiliten la expresión de las múltiples facultades humanas: laboratorios, talleres, estudios de diseño, espacios multimedia y audiovisuales, teatros...

• Favorecen la libertad en la elección de aulas aulas, al tiempo que hacen un uso funcional de pasillos y otras zonas de encuentro como espacios de aprendizaje.

• Son luminosos, optimizan el aprovechamiento de la luz natural que afecta a nuestra motivación y visión, tanto para la iluminación de espacios interiores como en su contribución energética.

• Usan materiales y colores únicos, animados y propios de cada escuela, distinguen espacios gracias al uso del color.

• Buscan la transparencia y la apertura, priman la visibilidad de alumnos y profesores.

• Son domésticos, cómodos, inducen a la naturalidad y a su disfrute, invitan a que te quedes, a que entres más deprisa de lo que sales.

• Integran el exterior con el interior, usan huertos, vegetación, patios o zonas verdes como salas de aprendizaje, animando al juego y a la exploración.

• Aseguran la ventilación gracias a la distribución y por medios naturales.

• Utilizan estructuras de absorción acústica en sus techos y paredes para garantizar el silencio y la comunicación en función de las prioridades de cada espacio.

• Integran la dimensión digital de la escuela favoreciendo la movilidad y la autonomía de los alumnos. Hacen que los dispositivos sean estructuras invisibles, creando espacios fijos para cables y enchufes o móviles en maletas y vagones, que pasan desapercibidos.

• Gracias a las posibilidades digitales y a la autonomía que conceden a alumnos y a profesores, el mobiliario es flexible y móvil.

• Implican a familias, educadores y alumnos en sus reformas ayudados por el pensamiento de diseño.

• Disponen de cajones o armarios individuales donde almacenar mochilas y otras pertenencias personales.

• Generan procesos energéticos autosuficientes y los integran como parte del contenido curricular participando con los alumnos.

• Disponen de zonas abiertas y espacios para la práctica deportiva.

En los últimos años, el éxito en la experimentación de los diseños escolares ha dado como resultado la creación de tres espacios polivalentes presentes en gran parte de las escuelas más innovadoras de todo el mundo que se han extendido con gran éxito. David Thornburg los llamó fuego de campamento, abrevadero y cueva.

Fuego de campamento: Es una zona dedicada a presentaciones y ponencias. Es el espacio para la narración de historias o cuentos, para la expresión artística y para la transmisión de contenidos. Se trata de un pequeño anfiteatro compuesto por tres, cuatro o cinco escalones de gran altura donde los alumnos pueden sentarse para escuchar a un comunicador. Suele disponer de cojines y alguna pantalla, aunque no necesariamente. Puede ocupar una sala por sí mismo pero aparece con frecuencia en superfluas, pasillos, bibliotecas y patios, por tanto puede ser tanto interior como exterior.

Cueva: es el disco dedicado al trabajo individual. Una cueva es un sofá individual al lado de una ventana con una pequeña mesa. Es una sala llena de grandes "pufs" donde se trabaja individualmente. Las cuevas son espacios interiores que aparecen con frecuencia al lado de zonas luminosas como ventanas o terrazas. Cualquier espacio con una silla cómoda, con cojines o con un sofá, invita a los alumnos al trabajo personal. Para charlar en grupos o por parejas saben que deben acudir a un abrevadero.

El edificio digital

La escuela define sus espacios en virtud de sus funciones y lo digital nos ha desatado de las cadenas estáticas impuestas por salas y materiales. Los alumnos ganan autonomía en la integración digital. El edificio digital y el físico también educan.

No confundamos el edificio digital con el software de control de horarios y de gestión económica o las plataformas enlatadas que almacenan unidades didácticas para que todos los alumnos las repitan una y otra vez al unísono.

El edificio digital de la escuela es tan importante como su edificio físico. Pero su organización no obedece a la simple digitalización de los recursos del papel a la pantalla. Tampoco puede basarse en una concepción estática del contenido usando materiales compartimentos y rígidos.

La tecnología es un excelente instrumento para la construcción de una comunidad de aprendizaje personalizado. Pero desde una concepción constructivista y colectivista del aprendizaje y no desde la automatización de la labor educativa en el aula. Podrá automatizar horarios y pagos de recibos, pero no debe automatizar la labor docente confundiéndola con la mera transmisión de información.

La escuela digital es una dimensión que construimos de acuerdo al diseño de nuestro escenario de aprendizaje. Nunca como un molde al que debemos ajustar la realidad. La investigación de las fuentes psicológica, pedagógica y sociológica son los referentes clave en el diseño del edificio tanto digital como físico.

La integración de la dimensión digital potencia un aprendizaje constructivista, activo, variado en métodos y representaciones, que integra tareas cooperativas, estrategias de pensamiento, desafíos y conflictos y que busca la autonomía del alumno.

La tecnología contribuye a mejorar la educación de los aprendices en el siglo XXI. Pero no por ser la herramienta referente en el desarrollo la competencia digital, sobre todo, porque se centra y se adapta a cada alumno. La tecnología facilita la autonomía, la cercana y el seguimiento con el profesor, la implicación del aprendiz y la versatilidad de representaciones, formatos y metodologías. Es una herramienta eficaz para impulsar la responsabilidad sobre el propio proceso de aprendizaje. Nos ofrece la posibilidad de aprender en todo comento y en todo lugar.

El edificio digital de una comunidad de aprendizaje personalizado se sostiene en cuatro niveles. Un primer nivel que se caracteriza por la comunicación exterior. Un segundo nivel dirigido a la comunicación y a la instrumentalización de alumnos y de educadores con herramientas de gestión interna. Un tercer nivel centrado en la curación de contenidos digitales y en la organización modular del escenario de aprendizaje. Finalmente, el cuarto nivel, dirigido a la creación de entornos personales de aprendizaje. Estos son los principales objetivos para el desarrollo de los planes TIC en los centros educativos españoles.

Como se puede observar, el primer y el segundo nivel están especialmente enfocados a la comunicación tanto interna como externa, y a la vinculación con la comunidad educativa. Mientras que el tercero y el cuarto inciden, sobre todo, en la integración tecnológica y en la personalización del aprendizaje. Los cuatro niveles de la escuela digital contribuyen con nuestra transformación en comunidades de aprendizaje personalizado.

El aprendizaje constructivista y conectivista que venimos describiendo, se integra con los dispositivos digitales en forma de página web para la comunicación exterior en el primer nivel; en forma de plataforma o red colaborativa para la coordinación en el segundo; en forma de bibliotecas y módulos en el tercero, y por último, en forma de entornos personales de aprendizaje para el cuarto nivel.

(*) Fuentes: Alfredo Hernando: Revista Educadores nº 247-248 julio-diciembre 2013 /( Alfredo Hernando: La revolución de las escuelas 21

F. CREACIÓN DE REDES DE APRENDIZAJE (*)

El trabajo en equipo de los profesores.

“Creemos que es conveniente complementar la red de aprendizaje con una red de enseñanza, en la que el trabajo en grupos cooperativos se realice también a nivel del profesorado. De esta forma, es más fácil llevar la teoría a la práctica, generando ideas nuevas, adaptándolas a cada contexto y evaluándolas conjuntamente, con el fin de corregir lo que no funciona y mejorar lo que se está haciendo correctamente.

La investigación sobre un nuevo modelo educativo, consensuado por un equipo docente, exige que los profesores colaboren en las tareas de diseño y desarrollo del currículo. Cuando se comparte una experiencia, se justifica y se debate sobre ella, se convierte en teoría compartida. De este modo, la cooperación puede constituirse en plataforma para la búsqueda de nuevas prácticas.

La red de enseñanza que proponemos se sostiene sobre cuatro elementos básicos: una cultura de cooperación, un objetivo común, una estructura cooperativa y una cultura de autoevaluación.

En primer lugar, es necesario que exista una cultura de cooperación, que sirva para introducir cambios. La colaboración entre profesores estimula la creatividad, la innovación, las posibilidades de aprender conjuntamente, de cambiar los valores… éstas son las bases de cualquier cambio institucional. Esta cultura crea vínculos entre los docentes, relaciones sociales positivas, solidaridad, valoración del trabajo…, y todo ello tiene como consecuencia el equilibrio personal y la implicación profesional.

Estos valores se manifiestan en el aula y se transmiten directamente a los alumnos.

Cooperando, los docentes satisfacen sus necesidades personales de instrucción, encuentran apoyo psicológico, reflexionan sobre la práctica docente y analizan sus problemas educativos, compartiendo las soluciones.

En segundo término, es necesario que el grupo de profesores asuma esta experiencia como su objetivo común, que los docentes estén dispuestos a formarse, a reunirse, a aprender de sus compañeros, a establecer y respetar acuerdos, a ser evaluados

A continuación debemos crear la estructura que permita conseguir ese objetivo. Los equipos directivos deberán articular los instrumentos organizativos (departamentos, canales de comunicación…) los espacios y tiempos, los medios y los recursos para que se desarrolle el trabajo en equipo de los profesores.

Del mismo modo, los centros educativos y sus equipos directivos deben fomentar las relaciones basadas en la ayuda mutua, evitar la práctica de actividades en las se favorezca la competencia entre docentes, diseñar y desarrollar proyectos colectivos.

Finalmente, debemos promover una cultura de autoevaluación, que se adapte a las necesidades de cada centro, que sirva como ámbito de reflexión sobre lo cotidiano, que ayude a encontrar la forma de mejorarlo o de solucionar entre todos los pequeños problemas que se encuentran cada día. Los resultados se utilizan para mejorar la enseñanza."

(*) Fuente: Propuesta para la implantación de una estructura de cooperación en el aula de la Comunidad de Madrid.

ETAPAS

Una de las condiciones imprescindibles para diseñar un fuego de campamento es el que el grupo de alumnos pueda sentarse en forma de semicírculo o siguiendo un ángulo de noventa grados o superior. Los fuegos de campamento priman que la atención se centre en el comunicador.

Abrevadero:

Es el espacio dedicado al encuentro, a la socialización y al trabajo en equipo. Los abrevaderos se caracterizan por el uso de mesas circulares y redondeadas acompañadas por sillas. Suelen poblar los pasillos y los espacios más luminosos o transitados por la comunidad. Se distribuyen a la vista de todo el mundo y se utilizan dando su total autonomía a los alumnos en su aprendizaje. Son espacios tanto para el trabajo autónomo en grupos, como para disfrutar del tiempo libre y conversar.

Los abrevaderos representan el diseño por excelencia para convertir pasillos y zonas de paso en espacios dedicados al aprendizaje. La conquista de los pasillos con el trabajo cooperativo que estimulan y aumenta las posibilidades de aprendizaje y extiende el espacio de las aulas.

La fase I puede durar 2 trimestres o un año, eso está por establecer… puede estar temporalizada para un trimestre pero puede durar un curso entero. Por ejemplo, yo puedo establecer que en un área o dos todos los profesores estén trabajando por cooperativo en la fase I que dura un curso pero puede ocurrir que pasado ese tiempo un profesor comunique que necesita más tiempo. Se alargaría entonces la fase sin problemas puesto que lo importante es que el avance se consolide.