Gato de la Sierra del Agua

En esta fotografía hay que superar varios retos. Uno de ellos, afortunadamente, no es el de la exposición. En este caso la luz era muy difusa, debido a un cielo nublado y no planteaba ningún problema. Por tanto lo que nos queda es:

a) Composición.

Cuando fotografiamos a sujetos móviles, especialmente seres vivos existe una dificultad añadida en conseguir una adecuada composición. Especialmente si no tenemos ningún control sobre sus movimientos. En este caso, afortunadamente, el gato mantuvo la posición durante suficiente tiempo.

b) Desenfoque selectivo.

Es importante elegir un fondo adecuado, que no reste protagonismo al sujeto y que sea lo más uniforme posible. La pared posterior cumple las condiciones. La presencia de la puerta verde aporta un elemento diferencial que considero positivo. De hecho podía haber optado por que no apareciese en absoluto.

c) Nitidez del sujeto.

Es evidente que el gato no tiene el nivel de nitidez suficiente para poder considerar buena la fotografía. Pero aquí intervienen las limitaciones de los objetivos. Si utilizamos el Nikon 18-200 f3.5-5.6, un objetivo no especialmente brillante, utilizando una longitud focal de 130mm y por las circunstancias de iluminación debiendo utilizar una velocidad de obturación de 1/45 seg., debemos dar gracias al estabilizador que el gato no aparezca simplemente como un borrón en el centro de la fotografía. Si hubiéramos utilizado el Nikon 70-200 f2.8 estabilizado este problema no habría existido. Pero debe recordar una vez más que soy un simple fotógrafo aficionado y ese tipo de material, aunque se disponga de los medios económicos suficientes, sencillamente no tiene ningún sentido adquirirlo.