Escultura en glorieta

Esta fotografía ha necesitado tres sesiones para conseguir el efecto deseado. Muchos afirmarán, con razón, que en realidad no es gran cosa. Pero puede contarnos una interesante historia sobre técnica fotográfica. En la primera sesión quedaron claras algunas cosas: En primer lugar que la ubicación de la escultura con respecto al edificio posterior no podía ser cualquiera. En segundo, que los extremos del edificio no debería aparecer en el encuadre. Y en tercer lugar, y más importante, que no se podía plantear como una fotografía de todo nítido. El edificio y la escultura se estorbaban mutuamente. Todo esto se aprendió de las diferentes tomas realizadas.

En la segunda sesión y ya con el objetivo Nikon 50 mm. f1.4 G montado se realizó una fotografía con una toma más amplia que la mostrada, con objeto de proceder a un posterior recorte. Esta necesidad era debida al hecho de la enorme cantidad de trárfico que soporta la glorieta. En esas condiciones la seguridad aconsejaba realizarla cómodamente desde el tramo de acera opuesto. A pesar de usar un objetivo tan luminoso, al estar situado el fotógrafo a aproximadamente la misma distancia que existía entre la escultura y el edificio posterior, el efecto de desenfoque sobre éste era menor del deseable.

En la tercera sesión se realizó la fotografía sobre la calzada, con trípode, para utilizar la técnica de alto rango dinámico, necesaria para salvar las disparidades de luminosidad entre el cielo y el primer plano. Para ello fue necesario aprovechar la hora de la comida, vigilar los coches que venían desde la izquierda por la propia calzada y esperar a una oportunidad en la que no apareciese simultáneamente ningún coche por la calzada situada entre la escultura y el edificio posterior. Una considerable aventura. Probablemente la principal diferencia entre los fotógrafos aficionados, mi caso, y los profesionales es que uno de éstos hubiera comprendido la situación al primer vistazo.