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Registro del abismo: 6
Si alguien se preguntara: ¿cuándo un ser humano toca fondo, emocional y psicológicamente hablando?, o bien, si se quisiera saber: ¿qué hechos indican que se ha llegado a lo más hondo de un estado depresivo?, habría que decir que la dimensión impenetrable de tales sucesos no se puede llegar a precisar con claridad puesto que en sí misma son vivencias insondables relativas a un abismo infinito que trasciende todo parámetro y límite mortal.
Sin embargo, podría señalarse alguna aproximación, como por ejemplo:
Cuando se toca fondo ya ni siquiera es posible mirarse al espejo porque se observa crudamente la miseria y el despojo humano que en verdad se es.
Cuando se toca fondo ya no se toca fondo, porque se puede ir cada vez más hondo y más profundo, hasta la muerte misma.
Pero hay algo todavía mucho peor que la extinción misma, y eso es:
Cuando se toca fondo, no sólo ya no se vive, sino que ni siquiera se sobrevive; se existe como muerto en vida, como un cadáver que extrañamente respira.
Por eso:
Cuando se toca fondo, el único lugar donde se puede sentir un poco de amparo y seguridad es en el encierro mismo de la depresión más penetrante.
Porque, cuando se toca fondo, quien ha caído en ese pozo sin fondo pierde toda identidad y voluntad, todo sentido y propósito de vida, toda motivación y esperanza de existir.
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