Influencias en su obra

Gustav Mahler creció admirando a Wagner y tras unos cuantos intentos fallidos de componer ópera, se forjó una exitosa carrera escribiendo sinfonías y lieder orquestales.

En Mahler recayó la herencia de la tradición romántica-Berlioz, Liszt, Wagner- y, en particular, de su vertiente vienesa-Beethoven, schubert, Brahms y, sobre todo, Bruckner. Fue un experimentador infatigable, de intereses eclépticos que se anticipó a una nueva era y se convirtió en una influencia primordial para compositores vieneses posteriores: Schönberg, Berg y Weber, entre otros.

Desde su época en el conservatorio de Viena se interesó por la obra de Bruckner, asistía a sus conferencias  y aunque formalmente nunca fue su alumno, estuvo influido por él. De Wagner siempre le interesó el sonido de su música en lugar de la escenificación.

Los ejemplos de Wagner y Bruckner animaron a Mahler a ampliar la escala de sus obras sinfónicas más allá de de los estándares aceptados anteriormente. Mahler debe a Bruckner sus temas corales, su predilección por motivos basados en intervalos de cuarta y quinta, sus introducciones y los movimientos adagio de las sinfonías Tercera y Novena.

Mahler utilizó la música coral y vocal en algunas  sinfonías de forma similar a Beethoven en su Novena sinfonía, consiguiendo una unión musical y dramática como la que Wagner buscaba en sus dramas musicales. Al igual que Wagner y Bruckner, Mahler utilizó amplios recursos orquestales y su orquestación se antició al siglo XX en cuanto a la búsqueda del color en los diferentes instrumentos, la utilización de pequeñas combinaciones instrumentales y la inclusión de otros poco comunes como la mandolina y el armonio.

Anton Bruckner (1824-1896):

La obra de Bruckner se concentra primordialmente en obras sinfónicas y música religiosa. Bruckner sufrió el infortunio de vivir en Viena a la sombra de Brahms y de ser objeto de continuos ataques de los críticos como discípulo de Wagner. De la orquestación de Bruckner resulta evidente que era organista. Los diversos instrumentos se oponen y se combinan tal como ocurre con los registros en el órgano. La densa atmósfera de sus sinfonías y su gran extensión constituyeron un obstáculo para su aceptación popular.

Richard Wagner (1813-1883):

Llevó a la perfección a la ópera romántica alemana con la creación del drama musical en el que desarrolla su concepto de obra de arte total. Fue un maestro del color orquestal que renovó el lenguaje musical romántico hasta llegar a la disolución de la tonalidad clásica. El mismo escribía sus propios libretos basados en mitología germana, folklore o leyendas medievales. Para Wagner la función de la música era basicamente la expresión dramática, de ahí que sus únicas composiciones importantes son óperas. Entre sus recursos técnicos más destacables están el empleo del Leitmotiv, un motivo musical asociado a alguna persona o idea perteneciente al drama, que aparece de forma recurrente y la  melodía infinita que contribuyen a dar unidad y continuidad a la obra. La tetralogía El anillo de los Nibelungos y Tristán e Isolda tuvieron gran influencia en todo el género operístico posterior. Escribió varios tratados musicales y otras obras sobre filosofía y literatura en las que reflejó su controvertida ideología.