Su época

"Soy apátrida por triplicado: nativo de Bohemia en Austria, austríaco entre los alemanes y judío en todo el mundo. Siempre un intruso, nunca bienvenido" (Gustav Mahler, 1860-1911)

La Gran Viena de fin de siglo:

    Viena, la ciudad museo del clasicismo musical, era también la ciudad en la cual se estaba formando la generación de pensadores, científicos y artistas que entre 1890 y 1914 iniciarán una crítica sistemática de todas las formas del conocimiento y de los lenguajes que les habían transmitido.

    Como precedente a este ambiente revolucionario en el terreno musical hay que remontarse al cisma estético surgido en la segunda mitad del siglo XIX entre los partidarios de Brahms y los seguidores de Liszt y, sobre todo, Wagner. Brahms estaba en contra de los principios progresistas de la fusión de todas las artes en una obra total y sus consecuencias  en el plano de la forma y del lenguaje musical. Proponía nuevamente la idea de una música pura  en las formas consagradas por la tradición clásica.

    En la Viena de fin de siglo se asiste a un nuevo auge, además del de la música de cámara y sinfónica, de otro filón ilustre de la tradición clásico-romántica, el lied para voz solista y piano. El lied alcanza su último periodo de esplendor con Hugo Wolf. Con él llegamos a la generación de intelectuales y de artistas que, surgida en el escenario de la cultura hacia los años noventa, hizo vivir a la sociedad vienesa una espléndida decadencia mientras ponía al desnudo su profundísima crisis y determinaba con ello su irremediable fin: la generación de Freud, de Klimt, de Mahler. Este último asumirá la dirección de la Ópera de Viena precisamente en 1897, año en que Wolf desapareció trágicamente de la escena para hundirse en la locura y también el año que vió la desaparición de Brahms y la “secesión” de Gustav Klimt de la Academia de Bellas Artes.

Retrato de Mahler realizado por Arnold Schonberg