Sinfonía nº 3

"Sin música la vida sería un error" Fiedrich Nietzsche (1844-1900)

    En un principio, Mahler tenía pensado asignar a cada uno de los seis movimientos de su 3ª Sinfonia un subtítulo programático, ya que el primer tiempo tenía que simbolizar las fuerzas telúricas, el segundo la vegetación, el tercero los animales, el cuarto el nacimiento del hombre, el quinto a los ángeles y el sexto al amor.

Todos los subtítulos fueron desechados al final por el compositor, quien tenía previsto también titular la sinfonía  El sueño de una noche de verano. En el estreno, que tuvo lugar el 9 de junio de 1902 con Mahler en el podio, el programa ya no tenía comentarios programáticos, porque el músico había llegado a la conclusión de que “ninguna música vale nada si tienes que decirle al auditorio qué experiencia se oculta detrás de ésta”.

La 3ª sinfonia es la más larga de las diez que escribió Mahler, dura cerca de 95 minutos. Está concebida para contralto, coro femenino, coro de niños y, como suele ser habitual en el compositor, una orquesta gigantesca. En realidad los refuerzos vocales no intervienen a lo largo de toda la sinfonía, la contralto sólo canta en el 4º tiempo, que es el que aparece en Muerte en Venecia”, y los coros en el 5º tiempo.

Es una sinfonía dedicada por entero a plasmar las emociones que a Mahler le suscitaba la Naturaleza, hasta el punto de que en cierta ocasión en que el músico se hallaba en compañía de su discípulo Bruno Walter le dijo .”Es inutíl que mire el paisaje, lo he metido todo en mi nueva sinfonía”.

En el verano de 1895. cuando empezó a componer la 3ª sinfonía, Mahler no era aún titular de la Opera de Viena sino de la de Hamburgo. El músico sólo tenía tiempo para componer durante las vacaciones de verano, porque sus obligaciones como director -que él asumía con gran seriedad y rigor- no le dejaban tiempo para nada más. Pero el caso es que el verano le cundía siempre sobremanera, porque llegó a componer ¡diez sinfonías!.

En aquel año se escapó a la localidad de Steinbach, a orillas del lago Attersee, al este de Salzburgo, y allí, en su casa de campo, empezó a crear un mundo propio que tituló: La viuda alegre -El sueño de una noche de verano (añadiendo “no tiene que ver con Shakespeare, que se enteren los críticos y los expertos en Shakespeare”).

Antes de escribir ni una sola corchea, trazó una especie de boceto programático con cinco secciones. “lo que me dice el bosque, lo que me dicen los árboles, lo que me dice el crepúsculo, lo que me dice el cuco y lo que me dice el niño”.

A medida que iba escribiendo la música, todos estos cuadros empezaron a cambiar. La Vida alegre mutó en el nietzscheano título de La Gaya Ciencia. También se esfumaron los árboles, el crepúsculo y el cuco, siendo reemplazados por flores, animales, y campanas matutilas. Hubo otros cambios y la sinfonía quedó muy avanzada pero a Mahler no le dió tiempo a completarla hasta el verano siguiente.

Durante el invierno, reunió tiempo y energías para orquestar lo que llevaba compuesto y se entregó de paso a un tormentoso romance con una joven soprano llamada Anna von Mildenburg.

Los versos de Nietzche a los que Mahler puso música dicen:

Oh, hombre, presta atención

¡Qué dice la profunda noche?

Yo dormía, yo dormía,

desperté de un profundo sueño.

El mundo es profundo,

más profundo que el día,

profundo es su dolor,

la alegría es más profunda que el dolor del corazón,

el dolor dice: ¡vete!

Pero la alegría desea la eternidad

desea una profunda, profunda eternidad.

El filósofo Fiedrich Nietzsche

(Röcken 1844 – Weimar, 1900)

Fotografía de la soprano

Anna von Mildenburg

(Viena 1872 –1947 Salzburgo)