Adam Smith es considerado el padre de la economía como ciencia moderna. Su texto La riqueza de las naciones, publicado como "An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations" en 1776, es un texto fundacional de la teoría económica y del liberalismo económico. Nacido en un pueblo de Escocia, en 1723, Smith vivió en Escocia la mayor parte de su vida, donde estuvo expuesto a las teorías empiristas de pensadores de la talla de David Hume (1711-1776). Obtuvo la cátedra de Lógica y Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow en 1751. Viajó por la Europa continental y conocer a filósofos como Voltaire (1694-1778) y Rousseau (1712-1778) y al economista François Quesnay (1694-1774). Smith falleció en Edimburgo en 1790.
La riqueza de las naciones es una obra transformadora. En ella, Smith rompe radicalmente con anteriores paradigmas económicos que planteaban que la riqueza de las naciones subyacía en la cantidad de materias primas extraídas, ya fueran metales preciosos o producción agrícola, o en la maximización del balance comercial entre naciones o entre metrópolis y colonias (teorías mercantilistas). Smith propone que el origen de la riqueza se encuentra en el trabajo agregado dentro del ámbito de la incipiente revolución industrial que se expandía por toda Gran Bretaña. En lugar de oro, plata, o tierras, Smith sostiene que la división del trabajo en las nuevas industrias manufactureras y la innovación tecnológica aumentarían la productividad y la producción, disminuyendo los precios, aumentando los salarios, y como resultado, incrementando la riqueza agregada nacional. Y todo esto en mercados competitivos en los que el Estado sólo intervendría para penalizar prácticas deshonestas o monopolísticas. Smith destaca la importancia del mercado porque el intercambio libre de productos facilita la vida humana.
Pero contrario a lo que se pueda pensar, sus teorías no abogan por un capitalismo salvaje e inhumano , al contrario, la teoría económica de Smith se sustenta sobre unos principios morales en los que las reglas de justicia y honestidad favorezcan el intercambio dentro de una sociedad en la que sus miembros tienen igualdad de oportunidades y de educación. Smith en realidad ataca los oligopolios e incide en la importancia de la recaudación de impuestos necesarios para el interés público y los servicios públicos. Por eso, la famosa mano invisible transforma involuntariamente el interés propio del capitalista, es decir, su egoísmo, en interés general de la sociedad, porque, como nos dice, la búsqueda de su propio beneficio “lo conduce a promover un objetivo que no estaba en sus propósitos.” Es decir, por seguridad, el capitalista invertirá en la actividad nacional mejorando la vida de sus paisanos, fomentando el comercio interior, mejorando la economía y por inri el empleo y los salarios.
Escrita por David Rex Galindo, Departamento de Historia, Facultad de Artes Liberales UAI.
Talleyrand, el primer ministro de Luis XVIII fue todo un personaje. Nació en la aristocracia, pero no heredó el título, así que lo metieron a la iglesia (de hecho en 1789, cuando empezó la revolución francesa, era obispo de Autun) y participó en los estados generales. Se vinculó al liberalismo moderado aceptando el sometimiento de la iglesia al estado, por lo que fue excomulgado por el Papa (lo curioso es que fue él el que negoció el concordato entre Francia y el Papa durante el gobierno napoleónico). Tuvo que huir a EEUU durante el terror y volvió durante el directorio para ser ministro tanto en el directorio como con Napoleón (hasta 1807). En 1808 empezó a conspirar con varios reyes europeos contra Napoleón, lo que le permitió conseguir que en el congreso de Viena las cosas no fueran tan mal para Francia y ser una figura clave en los gobiernos postnapoleónicos. Pese a ser una de las claves de la restauración borbónica, en 1830 apoyó la revolución que acabó con el gobierno Borbón.
Por supuesto, si su vida política es así de compleja y, casi, divertida, su vida personal mucho más. En su época joven era un conocido libertino, de hecho fue expulsado del seminario en 1775 y, siendo sacerdote, se pasaba más tiempo en fiestas que en la iglesia. Por otro lado, parece que además de varios delitos de aceptar sobornos, fue el causante de que EEUU rompiera relaciones con Francia ¡porque Talleyrand chantajeaba a los diplomáticos americanos!. Por último, era conocido por su afición a la buena mesa y a las sobremesas, donde hacía sus mejores jugadas políticas y una de sus grandes frases es «El único rey al que no he traicionado ha sido el rey de los quesos: el queso de Brien».