TEMA 7. EL NACIMIENTO DEL MOVIMIENTO OBRERO Y PRIMERAS IDEOLOGÍAS OBRERAS.
Las condiciones laborales de los trabajadores industriales (proletariado) empezaron siendo mejor que la de los trabajadores del campo. Este factor, la inflación y el aumento de población favorecido por las mejoras higiénicas y médicas (primeras vacunas), hicieron que la demanda de trabajo en la industria fuera cada vez mayor, lo que unido a un rapidísimo crecimiento de las ciudades (que no eran capaces de absorber tanta población nueva) hicieron que las condiciones de vida de esta gente empeorara rápida y sustancialmente. Así nos encontramos con salarios bajísimos, largas jornadas de 12-14h diarias y carencia de protección social (trabajo infantil, no seguros médicos…), etc. Estas condiciones de vida son la base de las protestas del movimiento obrero que empezarán a ser importantes desde la década de 1810 en Inglaterra y un algo más tarde en el continente.
El primer gran movimiento es el LUDISMO que será importante entre 1800 y 1830. Consiste en culpar a las máquinas de la falta de trabajo y pretende destruir las máquinas, por lo que los miembros de este movimiento asaltan fábricas para destruir sus maquinarias. Este movimiento, que luego se extenderá al mundo agrícola y a otros países (hay casos documentados en España en la década de 1820 por ej.) no será muy numeroso tanto por la persecución judicial como por la poca efectividad de sus métodos para conseguir mejoras en la vida de los trabajadores, que en muchos caso fueron contraproducentes.
El CARTISMO es un movimiento que se dio en Inglaterra en la década de 1830, aunque se mantiene activo hasta 1848. Consistió en una campaña de cartas al parlamento británico (hubo 3 grandes oleadas de envíos de cartas, con unos 10.000.000 de cartas recepcionadas por el parlamento), denunciando las condiciones de vida obreras a mediados de 1830. Esto fue posible porque Inglaterra tenía una tradición parlamentaria muy importante (de hecho, la evolución del movimiento obrero allí fue distinta al resto del continente porque, por esto, fue menos represiva y mucho más pactista). Como consecuencia de estas cartas, que en buena medida provenían de las clases medias, el parlamento instaurará una comisión investigadora.
Se redactará la “Carta del pueblo” (1838) donde se pide al parlamento la posibilidad de que el proletariado tenga sus partidos políticos, reforma del sistema electoral y del derecho de voto (sufragio universal), entre otras medidas (también se pide una renovación más periódica del parlamento o que los políticos tuvieran un salario -para que los proletarios también se pudieran dedicar a la política-). El punto de partida era que si los proletarios conseguían representación política, conseguirían mejoras sociales. Hubo defensores de pasar a las huelgas y otros tipos de acciones más directas, que fueron detenidos, pero que llevaron a que lenta y paulatinamente el Parlamento aprobara algunas de estas reivindicaciones, como la jornada laboral de 10 horas en las fábricas o la legalización de las "Trade Union". El movimiento estará presente hasta 1848 y, pese a su fracaso inicial, marcará un camino de reivindicación obrera en Reino Unido de pactismo y negociación entre proletarios y clases medias.
El SOCIALISMO UTÓPICO no es un movimiento unitario, si no que son las propuestas de varios pensadores que, sin hacer un análisis profundo de la problemática obrera intentan mejorar la vida del proletariado sin proponer un enfrentamiento con los sistemas políticos, económicos y sociales preexistentes. Estas ideas, que a nivel teórico empiezan ya en la revolución francesa con Saint-Simon, van a tener elementos comunes entre los distintos pensadores, como la creación de nuevas comunidades humanas, organizadas en torno a unas nuevas reglas que crearán una sociedad perfecta que se copiará por la sociedad liberal por ser “más depurada” y perfecta, en la que la gente trabaja en puestos que aportan no sólo un salario, si no felicidad. Estas comunidades, que en principio, buscarán ser autosuficientes en aspectos básicos, comerciarán entre sí para producir aquellos productos que no tengan o no puedan producir. Los miembros más importantes de este movimiento serán R. Owen en Inglaterra y Ch. Fourier en Francia que es el que instaura el nombre FALANSTERIOS para estas nuevas comunidades. Las diferencias entre corrientes vendrán en la autonomía y papel del individuo, así como tamaño de las comunidades. Se fundarán algunos falansterios, casi todos fuera de Europa (América y Argelia sobre todo), pero no tendrán el éxito deseado, porque fallarán en cuestiones prácticas de funcionamiento y de logística. Proudhon dará un paso más hablando de propiedades colectivas de los Falansterios, lo que será una influencia en las ideas del anarquismo.
Dentro de las primeras actuaciones del movimiento obrero, desde aproximadamente 1825 surgen las ASOCIACIONES DE SOLIDARIDAD OBRERA y los primeros SINDICATOS (en Inglaterra denominados “Trade Unions”) también van a surgir en este periodo, como agrupaciones de obreros que crean un fondo y estructuras sociales para protegerse entre ellos contra los diversos reveses de la vida (fondos por enfermedad, viudedad, orfandad…) y como puntos de encuentro, socialización y formación. En muchos países de Europa se ilegalizarán porque las autoridades los ven como fuentes de protestas o posibles revoluciones. Muchos sobrevivirán clandestinamente y se irán federando entre ellos creando los grandes sindicatos nacionales e internacionales que serán fundamentales en las reivindicaciones obreras de la segunda mitad del s. XIX.
Tras los poco éxitos de estos movimientos, empiezan a oírse voces sobre la necesidad de analizar y estructurar el movimiento obrero. Entre todos destacarán los filósofos Karl Marx (con una fuerte colaboración con Friedrich Engels) y Mihaíl Bakunin. El estudio analítico de situación más potente es el de Marx quien plasma su análisis en dos libro fundamentales para entender el funcionamiento del Liberalismo político-social y el Capitalismo. Por un lado, se publica El capital, una de las obras fundamentales de la historia de la economía y su impacto en la sociedad para hacer un análisis profundo de la situación del momento. 4 años atrás había conocido a F. Engels que le ayudó y subvencionó dicho estudio. A partir de este momento, Marx se convirtió en una de las figuras más importantes y respetadas del movimiento obrero (lo que le llevó a ser perseguido jurídicamente) y a seguir escribiendo numerosas obras entre las que destaca El manifiesto comunista, obra de 1848.
En su análisis, Marx rompe con el pensamiento anterior haciendo una análisis no sólo social, sino histórico y parte de la base de que el motor de la Historia es la “Lucha de clases” (la idea de que siempre ha habido clases oprimidas y opresoras con intereses contrapuestos -de hecho a unas les interesa lucrarse de trabajo ajeno-) y que en el siglo XIX era la burguesía la que oprimía al proletariado gracias a la “Plusvalía” (diferencia entre el valor de coste de un producto y el valor final de ese producto) y la "Alienación". También se basa en otras herramientas de control social, como la religión, que consigue que los desfavorecidos no busquen el cambio social. Por ello, Marx, defiende que los problemas obreros acabarán cuando desaparezcan las clases sociales y que, por eso, la lucha obrera es una lucha de clase. Será la unión de todos los trabajadores del mundo lo que permita ejercer un contrapeso a la burguesía dominante, por lo que la lucha no ha de ser algo nacional o local, ha de ser entre clases sociales. De hecho defiende que el término “nación” sólo sirve a los intereses de la burguesía opresora debilitando la unión del proletariado para poderlo controlar mejor haciéndole creer parte de unos beneficios (como conjunto nacional) que siguen controlados por las élites burguesas.
Por ello él ve al liberalismo como el sistema a batir. Es la sociedad burguesa la que ha permitido la creación de estas clases al no controlar la moral o libertad individual, es el libremercado el que permite la explotación económica de los trabajadores, ya que no pone límites al libertinaje... y es el sistema político controlado por la burguesía el que deja que la economía sea libre aunque desfavorezca a parte de la sociedad. Esto le lleva a proponer un sistema político y económico sin clases sociales diferenciadas (con una única clase social no habrá lucha de clases). De hecho, esa será una de las tareas del estado, controlar que no haya diferentes clases sociales, para lo que controlará la producción económica y, con ello, la redistribución equitativa a la sociedad de dichas plusvalías… mientras que la sociedad se dignifica a través de un trabajo digno, también asegurado por el sistema.
Más o menos contemporáneo a Marx es otro filósofo, en este caso ruso, llamado M. Bakunin quien, con otros (como Proudhon), va a desarrollar las ideas del primero de los socialistas utópicos, Saint-Simon hasta llegar al anarquismo. Bakunin, que vivirá casi toda su vida en el exilio (o en la cárcel) partía de unos ideales que tenían elementos comunes con los de Marx, de quien decía que había hecho un gran análisis de situación, pero que se había equivocado en algunos aspectos del proceso revolucionario y del papel del estado.
Bakunin interpreta igual que Marx que la religión es una herramienta que tienen las élites dominantes para controlar a las masas (Marx lo verbalizó en la famosa frase “la religión es el opio del pueblo”), la injusticia social y que la burguesía es el enemigo a batir (sobre todo tras la revolución de 1848), la importancia del trabajo (aunque cambia su organización, ya que para Marx hay un elemento de control horizontal -el Estado- y para bakunin han de ser directamente los trabajadores) y que el objetivo era conseguir mejorar la vida de los trabajadores creando una sociedad mejor y justa… A partir de ahí hay bastantes diferencias. Pero hay importantes diferencias, Bakunin dice que el estado NO es una herramienta que se pueda usar para transformar la sociedad en una sociedad igualitaria, porque el estado es otra herramienta de las élites para controlar al proletariado y que mientras exista el estado no habrá una sociedad justa. Para gestionar la sociedad y la economía hay que partir de las experiencias de los socialistas utópicos (concretamente de la colectividades de Proudhon) hacer agrupaciones de trabajadores que controlen y gestionen una riqueza colectiva de forma directa que se llamarían “comunas” y que se federarían unas con otras para interactuar entre sí, formando de esa manera una especie de institución equivalente al “estado” que se encargaría de cuestiones básicas que afecten al colectivo. Otra de las diferencias con Marx es que Bakunin incluye en su discurso al proletariado agrario y no sólo al industrial/urbano (por eso tendrá tanta importancia en zonas latifundistas como el campo andaluz).
Pese a sus diferencias, ambos líderes y ambas corrientes, irán de la mano durante un tiempo hasta que en la revolución de 1870 haya una fractura insalvable entre ambas.
TEMA 9. 1870, EL AÑO QUE CAMBIÓ EUROPA.
NACIONALISMO.
EL FINAL DEL SEGUNDO IMPERIO. EL PRINCIPIO DE LA CARRERA HACIA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
LA COMUNA DE PARÍS Y EL CISMA DEL MOVIMIENTO OBRERO.
NACIONALISMO.
Respecto al nacionalismo, tenemos los grandes hitos de las unificaciones italiana y alemana (ver tema anterior). A partir de este momento, el nacionalismo será un tema de importancia en todos los países europeos (nacionalismo eslavo, catalán, húngaro, irlandés, finés, polaco...) y será una cuestión que marque las políticas nacionales e internacionales.
EL FINAL DEL SEGUNDO IMPERIO. EL PRINCIPIO DE LA CARRERA HACIA LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.
La proclamación del Segundo Imperio francés será aprobada por el Senado y el pueblo francés en 1852 con Luis Napoleón Bonaparte como emperador, quien había sido presidente de la república que resultó de la revolución de 1848. Esta república estableció un sistema liberal progresista en la que, entre otras cosas, se estableció el sufragio universal masculino, abolió la esclavitud en las colonias e introdujo las primeras leyes de protección obrera. En este periodo hubo un desarrollo económico de Francia, que se plasmó en la reforma de París (con sus famosos bulevares) y en su presencia internacional (construcción del canal de Suez, participación en la red ferroviaria española, inicio de la colonización de Argelia y otros territorios en África, Asia y Oceanía, participa en la guerra de Crimea y en México y su participación en la unificación italiana). Su gobierno se convirtió cada vez en más autoritario y represivo, lo que le restó apoyo popular, con lo que en 1870, estaba en horas bajas y necesitaba una victoria para salir reforzado. Tras la derrota de Sedán, es hecho prisionero y abdica.
Aprovechando el descontento social y el desgobierno, estalla una revolución en París, que llega a tomar el control de la capital gala. El gobierno francés resultante de la abdicación de Napoleón III tiene que pedir rápidamente la paz para poder hacer frente a la revolución y acatar la exigencias alemanas. Lo más destacado es la entrega de Alsacia y Lorena que supone un mazazo para los franceses porque para ellos es perder una de sus fronteras naturales, el río Rin. Los franceses consideran que los alemanes han sido muy duros en este tratado y han salido heridos en su orgullo. El gran objetivo de Francia a partir de aquí será buscar la revancha... la obtendrá 44 años más tarde en la I Guerra Mundial.
LA COMUNA DE PARÍS Y EL CISMA DEL MOVIMIENTO OBRERO.
En 1870, tenemos el último ciclo revolucionario, que va más allá del liberalismo. En este caso serán las corrientes exaltadas (hasta ahora excluidas), republicanas, demócratas (básicamente, liberales que integran parte de las reivindicaciones obreras) y el movimiento obrero los que las lideren. Los hecho más importantes se darán en España´(Sexenio Revolucionario 1868-74), en algunos países Iberoamericanos (como Uruguay o Venezuela) y en la conocida como "Comuna de París", a principios de 1871.
Las clases populares francesas seguían con unas condiciones míseras de vida, a lo que no benefició el nuevo gobierno provisional, tras la abdicación de Napoleón III, de carácter muy conservador. El vacío de poder tras la derrota y que el nuevo gobierno se ubicó en Versalles permitió que la revolución popular triunfara en París.
El movimiento obrero tras 1848 funcionó potenciando la huelga y el asociacionismo obrero como forma de trabajo. Se creó la I Internacional obrera en Londres en 1864 y, pese a discrepancias fueron consiguiendo algunos avances. En la Comuna, Bakunin animó a los obreros a participar de este movimiento para aprovechar la coyuntura y empezar la revolución obrera. Marx opinaba que aún no estaban preparados para que la revolución fuera exitosa, así que muchos seguidores de Marx no participaron activamente en estos hechos. Bakunin consideró que esto era un acto de cobardía y de deslealtad entre obreros, con lo que se rompieron las relaciones entre los seguidores de Marx (socialistas) y los Bakunin (anarquistas). Cada uno llevará su forma de gestión de la lucha obrera.