Durante el siglo XVIII, el mundo asistió al desarrollo del Imperio Británico. A partir de 1714, el Imperio Británico (signo 3) se extiende en América del Norte, India y Australia. En todas partes choca con las tentativas de colonización francesa (signo 4). Así en América del Norte, mientras los ingleses poseen la costa atlántica, Terranova y los territorios de la bahía de Hudson, los franceses detentan el Canadá y la Luisiana. En la India asistimos a la misma rivalidad. En ambos campos de lucha triunfó Inglaterra durante la Guerra de los Siete Años que la hizo señora del mar sobre Francia y España.
Los antiguos imperios coloniales ibéricos continuaron más o menos parecidos. Así, España (signo 1) siguió dominando (ampliándolo en Norteamérica, pese a perder algunos territorios caribeños) la mayor parte del continente americano, desde California y Nuevo México a Patagonia, con los virreinatos de Nueva España, Nueva Granada, Perú y El Plata; en Oceanía, poseía aún las Filipinas. En cuanto a Portugal (signo 2) había ampliado sus posesiones en el Brasil a expensas de España; en África conservaba las posesiones de Angola y Mozambique, más algunas islas y algunas ciudades en Asia, como Goa.
El Imperio Holandés, tan pujante en el siglo XVII, quedó reducido a algunas bases aisladas y a la rica posesión de Insulindia (Indonesia), según se indica con el signo 5. Otros países se lanzaron al colonialismo con menor éxito, como Suecia o Dinamarca (que aún mantiene control sobre las isla Feroe y Groenlandia). Por último, hay que considerar el inicio de la colonización de Siberia por parte de Rusia.
Los imperios a mitad de siglo XVIII. Conviven imperios tradicionales (China o Turquía) con los nuevos imperios coloniales.
Mapa con la nueva división administrativa de la América española en el s. XVIII.
En este mapa se ven las trece colonias británicas que se unieron para independizarse y que son el germen de los actuales EEUU.
En este mapa se pueden apreciar las zonas revolucionarias en Francia durante 1789 y los movimientos de las guerras que los gobiernos revolucionarios llevaron a cabo frente a otras potencias europeas.