Ante esta sociedad, Zahara se siente frustrada y reprimida, ya que su compromiso con la justicia ambiental choca con la opresión y el control autoritario. Para adaptarse, recurre a formas discretas de resistencia, como educar sobre sostenibilidad de manera sutil y clandestina, sin enmarcarlo como activismo. Con pragmatismo y resiliencia, encuentra maneras de reducir su impacto ecológico y fomentar prácticas sostenibles en su entorno cercano. Mantiene su idealismo vivo a través de pequeños actos de resistencia, buscando preservar sus valores sin desafiar abiertamente el sistema.

La joven desarrollaría iniciativas clandestinas como educación sobre sostenibilidad y derechos humanos, trabajando en pequeños grupos para evitar la represión. Participaría en movimientos de resistencia, organizando protestas discretas y desobediencia civil. Establecería redes de apoyo mutuo para ayudar a quienes se oponen al régimen y promovería una economía solidaria. Usaría el arte como una forma de resistencia, creando contenido subversivo para inspirar el cambio. Su enfoque sería de resistencia pacífica, solidarizando a las comunidades oprimidas dentro de un contexto de represión y peligro.

Disfruto de ciertos privilegios pero sufro la presión de una vigilancia constante. Trabajo  diseñando ciudades que fomentan el control social, haciendo por ejemplo calles amplias y rectas para facilitar la vigilancia, edificios que proyectan uniformidad o sistematismo y espacios públicos que minimizan el contacto espontáneo entre las personas.
Diseño ciudades para una sociedad que no tolera ninguna desviación al control del régimen. Cada calle que proyecto y cada plaza que trazo, debe servir al control, a la vigilancia. Mi trabajo es respetado, pero a costa de renunciar a todo lo que alguna vez soñé construir. Me rodea tanto el silencio como el aburrimiento de crear cosas exclusivamente para el régimen sin libertad de creatividad alguna. Nadie se atreve a hablar libremente, y yo tampoco. En la soledad de mi apartamento, imagino lugares donde la gente viviría sin miedo, donde el espacio invita a la vida, no a la obediencia. 

Diseño edificios de control como centros de detención, sistemas de cámaras de vigilancia integradas en  espacios urbanos o torres de observación. Las zonas residenciales pueden estar diseñadas para ser fácilmente supervisables desde puntos altos, con calles rectas y amplias que permiten el fácil desplazamiento de las fuerzas de seguridad. 

Tengo pensado rediseñar áreas públicas para fomentar la cooperación y ayuda mutua entre los vecinos en vez de la vigilancia. Los espacios comunitarios podrían cambiar de forma sutil, promoviendo plazas abiertas, áreas de encuentro o incluso lugares de descanso donde las personas puedan refugiarse en conjunto sin ser supervisados ​​constantemente...

A menudo me siento frustrada y desesperanzada en una sociedad que parece desestimar la empatía y la sostenibilidad. Sin embargo, me esfuerzo por mantenerme serena y comprometida con mi misión: hacer que la tecnología sea accesible para todos.

Reflexiono constantemente sobre la necesidad de un cambio cultural que acompañe a la innovación tecnológica. Ese cambio es esencial, pero a menudo me encuentro enfrentando un conflicto interno entre mis ideales y la realidad que me rodea. A pesar de ello, mi empatía me impulsa a buscar maneras de apoyar a las comunidades más vulnerables. Mantengo viva una chispa de esperanza por un futuro más justo y equitativo.

Mi lucha diaria es equilibrar mi pasión por la tecnología con las limitaciones impuestas por el régimen en el que vivimos. A pesar de los desafíos, no pierdo de vista el objetivo: construir un mundo donde la innovación tecnológica no solo sea eficaz, sino también inclusiva y sostenible. 

En esta sociedad, Zahara sentiría afinidad por los ideales de equidad y justicia social, los cuales coinciden con su compromiso ambiental y comunitario. Sin embargo, podría frustrarse si el sistema limita su libertad de expresión o si la burocracia obstaculiza sus iniciativas independientes. Para adaptarse, buscaría colaborar con las autoridades, alineando sus proyectos con las metas estatales y aprovechando la estructura colectiva para promover la sostenibilidad. Trabajaría dentro del sistema para impulsar cambios reales sin desafiarlo directamente, equilibrando su idealismo con pragmatismo.

La joven desarrollaría iniciativas como proyectos autogestionados de sostenibilidad, como huertos urbanos y cooperativas agrícolas, promoviendo la igualdad y la distribución equitativa de recursos. Organizaría talleres sobre sostenibilidad y justicia social para educar a la comunidad, mientras aboga por la creación de espacios inclusivos y seguros. Participaría en movimientos colectivos para promover políticas de redistribución y apoyaría la economía cooperativa y solidaria. Además, fomentaría redes de apoyo mutuo para compartir recursos y habilidades, fortaleciendo la cooperación y el bienestar colectivo.

En esta sociedad comunista, vivo de manera más sencilla y libre de las presiones económicas y jerárquicas. Mi trabajo se enfoca en proyectos urbanos sostenibles que benefician a la comunidad, sin depender de intereses privados ni del control estatal. Participo activamente en asambleas comunitarias, lo que me permite escuchar las necesidades de los ciudadanos y tener una voz en las decisiones locales y nacionales. La tecnología y los recursos son accesibles sin la necesidad de financiamiento privado, permitiéndome centrarme en la sostenibilidad y el bienestar colectivo. Me siento más libre, ya que sus diseños no están condicionados por el poder o la vigilancia, sino por el bien común.

Como arquitecto urbanista, creo diseños centrados en el bienestar colectivo, la equidad y la adaptación al cambio climático. Mi enfoque estaría alineado con los principios de la eficiencia energética, la equidad social y la conexión con el entorno natural. Algunos de los tipos de diseños que podrían desarrollarse: Edificios autosuficientes energéticamente o fachadas adaptativas y dinámicas; creando fachadas inteligentes con ventanas que cambian de tamaño o paneles que se ajustan a la cantidad de luz o calor que se necesita dentro del edificio. Infraestructuras ecológicas como redes de energía renovable, sistemas de transporte público eficientes y edificaciones de bajo consumo energético.

Si bien en la sociedad anterior, las zonas residenciales estan diseñadas para ser facilmente controladas, tras cualquier desastre, en esta otra estoy empezando a trabajar en nuevas formas de refugios para las victimas. Estos refugios podrían integrar elementos como espacios modulares o estructuras flexibles, centrándose en un bienestar colectivo. También diseño espacios públicos verdes que no solo ofrezcan áreas de recreo y descanso, sino que también sean herramientas para la sostenibilidad. Esto incluye jardines comunitarios, huertos, parques que ayudan a filtrar el aire y el agua...

En una sociedad como esta, me se siento satisfecha al ver que mi trabajo, centrado en hacer que la tecnología sea accesible para las comunidades más necesitadas, se alinea con los valores de igualdad y bienestar colectivo. El hecho de que los recursos se distribuyan equitativamente soluciona en cierta manera mi conflicto interno sobre la accesibilidad de mis innovaciones. 

Sin embargo, también tengo complicaciones a nivel emocional, ya que necesito equilibrar la innovación tecnológica con un respeto profundo por las tradiciones locales, asegurandome de que mis soluciones sean culturalmente apropiadas. Siento que mi trabajo tiene un propósito mayor, pero también el enfrentar la responsabilidad de gestionar el cambio cultural es necesario para que la tecnología se integre de manera efectiva en las comunidades.

En esta sociedad, Zahara se sentiría atrapada por las contradicciones del sistema capitalista, pero su pragmatismo la llevaría a buscar formas de equilibrar sus ideales con la realidad, como eligiendo opciones de consumo consciente o participando en proyectos que promuevan la justicia social y ambiental. Su pasión por la educación y el activismo sería clave, buscando inspirar cambios reales en su comunidad. A pesar del agotamiento emocional, mantendría la esperanza a través de pequeñas victorias y conexiones con personas que comparten sus ideales. Rechazaría el consumismo superficial y buscaría redefinir el éxito en términos de impacto positivo.

La joven desarrollaría iniciativas como organizar talleres sobre sostenibilidad, crear proyectos comunitarios locales como cooperativas de alimentos y mercados de trueque, y participar en activismo contra la desigualdad y el cambio climático. Promovería la moda ética y el consumo responsable, además de aplicar prácticas ecológicas en su vida diaria. También buscaría colaborar con empresas conscientes para fomentar prácticas sostenibles. Su enfoque sería combinar su ética y pasión con soluciones prácticas que generen cambios tangibles en su comunidad y entorno.

Me siento frustrado con la competencia y jerarquía establecida en esta sociedad  ya que, aunque soy alguien exitoso y con poder que sobresale por su talento y esfuerzo por mi buena situación económica y social, soy consciente de que el sistema favorece a los más ricos o a aquellos con mayores recursos. Pienso que es algo injusto que estos accesos a las oportunidades y la financiación de estos proyectos esta ligado al capital y no a la necesidad social.

Me siento incómodo con la clara división de clases sociales en la que los ricos tienen acceso a los mejores recursos y oportunidades, mientras que los más pobres se ven atrapados en situaciones de precariedad. 

También experimento restricciones al observar que muchas de mis propuestas relacionadas con la sostenibilidad y el diseño urbano ecológico se verían comprometidas en una sociedad donde los intereses económicos priman sobre los objetivos medioambientales. Las presiones del mercado y el enfoque en la obtención de ganancias me fuerzan a aceptar proyectos que no coinciden con sus valores, dado que las inversiones y recursos dirigidos a la sostenibilidad podrían ser más limitados en comparación con aquellos destinados a lograr beneficios a corto plazo. 

Estoy involucrado en proyectos de renovación en áreas en desarrollo, donde se aprovechan terrenos o edificios antiguos para crear nuevos espacios habitables; utilizo estructuras modulares o prefabricadas , que son más rápidas de construir y tienen menores costos. De esta manera, puedo incorporar principios sostenibles como materiales reciclados o diseños energéticamente eficientes. Estos proyectos serán particularmente atractivos debido a que buscan costos bajos y plazos de entrega rápidos.

Me siento frustrada y, en ciertos momentos, desalentada. Mi misión siempre ha sido hacer que la tecnología sea accesible para las comunidades más necesitadas, especialmente en África, pero en un sistema que está tan centrado en el beneficio económico y la competencia, veo que las prioridades no siempre coinciden con las mías. Aquí, las empresas están más preocupadas por la rentabilidad que por las necesidades sociales. Eso me hace sentir que mi trabajo, tan enfocado en la sostenibilidad y la igualdad, no siempre encuentra el respaldo que necesita.

El mercado libre no siempre favorece a las comunidades más vulnerables, y me preocupa que la innovación tecnológica no llegue a quienes realmente la necesitan, simplemente porque no pueden pagarla. Las soluciones que desarrollo pueden ser eficaces y culturales en su enfoque, pero el acceso sigue siendo un obstáculo..

Lo que más me cuesta aceptar es que, en este contexto, el cambio cultural que creo que es esencial para integrar la tecnología de manera apropiada, no siempre se valora. La autogestión y el conocimiento local que tanto defiendo, no siempre tienen cabida en una sociedad que valora más los beneficios inmediatos que el impacto real a largo plazo en las comunidades.

En esta sociedad, Zahara se sentiría alineada con sus ideales de justicia social y ambiental, ya que comparte los principios de autogestión y solidaridad. Sin embargo, la falta de estructuras formales podría ser un desafío para implementar cambios a gran escala. Adaptaría su activismo y educación a modelos horizontales y colaborativos, centrados en la acción directa y el apoyo mutuo. Su pragmatismo la llevaría a buscar soluciones creativas, mientras que su pasión por la comunidad fortalecería su participación en proyectos colectivos, a pesar de los posibles desacuerdos y la falta de consenso.

La joven podría liderar proyectos de agricultura urbana y huertos comunitarios, promover redes de apoyo mutuo y trueque, y organizar talleres sobre sostenibilidad y justicia social. También podría participar en iniciativas de restauración ecológica, como la reforestación y limpieza de ecosistemas dañados. Utilizaría el arte para difundir conciencia social y ambiental, y abogaría por modelos económicos alternativos como cooperativas y economías solidarias. Su enfoque sería siempre colectivo, autogestionado y basado en la solidaridad, buscando inspirar cambios reales a través de la acción directa y la participación comunitaria.

Tengo aquí la oportunidad de desarrollar proyectos arquitectónicos innovadores que no estén sujetos a intereses privados. Mi enfoque es totalmente sostenible y orientado al bienestar colectivo, ya que podría diseñar espacios que respondieran directamente a las necesidades de la comunidad sin depender de la rentabilidad económica. 

Diseño espacios públicos pensados ​​para la cooperación y la solidaridad entre los miembros de la comunidad. Estos podrían ser centros comunitarios o de encuentro. Mis diseños buscarían promover la interacción social y la organización colectiva con zonas flexibles que podrían ser adaptadas según las necesidades de los usuarios. También podría plantear edificios de viviendas cooperativas autónomas, en la que cada unidad de vivienda sería autosuficiente energéticamente (utilizando paneles solares o sistemas de captación de agua de lluvia) y los espacios comunes como cocinas, lavanderías, etc, serán gestionados colectivamente. Interiores adaptables: Muros móviles y espacios flexibles para facilitar el cambio de uso. 

Estoy involucrado en asambleas comunitarias para compartir sus propuestas de diseño urbano y prácticas sostenibles, aprovechando su buena posición social.

Me siento como si estuviera en un terreno firme, pero también encerrada. Mi trabajo como ingeniera y líder de CongoTech Innovations siempre ha estado motivado por el deseo de hacer el bien para las comunidades más necesitadas pero en una sociedad donde las decisiones son tomadas desde arriba, a menudo me siento restringida en mi capacidad de actuar como quiero. También siento que la innovación tecnológica, tal como yo la entiendo, queda subordinada a las prioridades del régimen. Mis soluciones, aunque eficaces y sostenibles, deben alinearse con los intereses del poder, y no siempre puedo integrar la flexibilidad cultural o el empoderamiento local de la forma en que desearía.

Me cuesta encontrar equilibrio entre el acceso a lo esencial y la distribución equitativa de los recursos, lo que, en teoría, debería facilitar la expansión de mis innovaciones. El control del Estado sobre cada aspecto de la vida colectiva significa que las decisiones tecnológicas se toman desde una perspectiva centralizada, y mis propuestas pueden ser limitadas o incluso modificadas para ajustarse a lo que se considera "aprobado" por las autoridades.

Siento que mi corazón late por un cambio más profundo, donde las  necesidades básicas sean cubiertas, pero a veces me pregunto si se puede lograr un verdadero progreso social cuando el espíritu de la innovación y la autonomía está limitado por esta forma de sociedad