La primera vez que pisé suelo boricua fue al nacer un viernes, 13 de junio del 1997. Desde aquel día honro la creatividad de mi mamá mientras respondo al nombre de Perla Krystal López Rodríguez. Crecí entre el pueblo llanero (Toa Baja) y el del chicharrón (Bayamón). Mi historial académico registra que luego de haber estado en ¨Head Start¨, pasé por seis cambios de escuelas en nivel elemental. Sin embargo, nunca fue por problemas conductuales, sino por mudanzas y dificultades de transportación. Al culminar el sexto grado obtuve alto honor. En cuanto a estudios de nivel intermedio, pasé los tres años de 7mo a 9no en una sola escuela, graduándome con excelencia académica. Al llegar al nivel superior cursé el 10mo grado en University Gardens (Escuela Especializada en Ciencias y Matemáticas). Los grados 11mo y 12mo los tomé en la Escuela Dr. Pedro Albizu Campos enfocándome en el área de Mercadeo. Durante estos últimos dos años de educación superior tuve grandes oportunidades tales como: presidir el Club Eco-ambiental (planificar y desarrollar talleres y actividades educativas que promueven la conciencia ambiental, cuidado y conservación de nuestro planeta, medio ambiente y recursos naturales), competir en oratorias y tomar clases de Nivel Avanzado (en Precálculo y Español).
Luego de haber sido presidenta del club eco-ambiental por dos años consecutivos llegué a creer que era lo que debía estudiar en la universidad. Por tal razón, solicité admisión en la Universidad de Puerto Rico Reciento de Río Piedras (primer centro docente del país) y comencé el Bachillerato en la Facultad de Naturales con Concentración en Ciencias Ambientales. Aunque me iba bien, me di cuenta de que había algo que no conectaba con mis intenciones vocacionales. Afortunadamente, tras evaluar mis pasados roles en el club, me percaté de que ejercía el papel de educadora, las planificaciones eran de enseñanza y educación. Sin que pasara mucho tiempo me sometí a orientaciones académicas y a un proceso de evaluaciones que me llevaron a optar por cambiarme al hermoso Bachillerato de Educación Preescolar. Dicho paso lo hice efectivo a mis 20 años estando en tercer año de Bachillerato. Además, tomé clases en el Departamento de Recreación y me certifiqué en dos áreas: Terapia Recreativa y Diversidad Funcional y la segunda en Turismo y Recreación en la Naturaleza. Aspiro ser una maestra o edu-cuidadora apasionada por su trabajo ejerciéndolo con placer y entusiasmo. Tengo la meta de tener un Centro Educativo y de cuido para niños desde infantes hasta nivel preescolar y/o más grados.
Retomando la parte de mi historia de haber pasado por varias escuelas, cabe decir que sorprende a muchos. Sin embargo, lo que me asombra al respecto es la magnitud de experiencias que hoy tengo para decir que de cada escuela aprendí múltiples maneras de enseñanzas, que me motivan a superar esos métodos y dar lo mejor por contribuir positivamente en el desarrollo educativo de los niños desde sus primeras etapas de la niñez. Fueron experiencias que me beneficiaron en el aspecto social ya que tuve que hacer nuevos amigos cada vez que llegaba a una escuela distinta. A ello le debo mi buena capacidad para adaptarme a cambios rápida y eficazmente. Es por esto por lo que describo mi vida escolar como una gran lección de la cual aprendí a ser estable y firme a pesar de estar rodeada de inestabilidades que no estaban bajo mi control y cambios constantes.
Por último, reafirmo que deseo acompañar a los niños durante sus etapas de crecimiento y desarrollo. Ser maestra de preescolar no lo considero como cualquier trabajo, sino como la fortuna de cuidar vidas nuevas que comienzan a tomar forma para vivir en este mundo que les espera con mil retos. Creo que trabajar y ser feliz al mismo tiempo es posible estando cerca de pequeños porque irradian ocurrencias, alegría pura y amor genuino. Por todo lo antes narrado, anhelo invertir el grueso de mi vida y energías en esta honorable vocación.