Ezequiel
Ezequiel
יחזקאל
"Dios revela esperanza"
Ezequiel en varias versiones:
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Tiempo de Lectura= 2:25 / Contiene: 48 capítulos, 1.273 versículos y 39.407 palabras.
MÉTODO CRÍTICO
1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? Ezequiel
2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? 592 a 572 a.C.
3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? A cautivos de Israel
4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Babilonia
MÉTODO HISTÓRICO
1)¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO? Siendo joven Ezequiel fue llevado al cautiverio 11 años antes de la destrucción de Jerusalén. El tema de su profecía es precisamente la destrucción de Jerusalén, el juicio sobre el pueblo, y finalmente, el regreso de los exiliados y el futuro glorioso de Israel.
Libro de carácter profético cuyo autor es el joven Ezequiel que fue llevado cautivo a Babilonia a los 11 años, antes de la destrucción de Jerusalén. El tema de su profecía es, precisamente, la destrucción de dicha ciudad, las profecías sobre las demás naciones, el juicio sobre el pueblo, el regreso de los exiliados, y el futuro glorioso y la restauración de Israel. Se destaca un estilo narrativo ordenado y coherente.
MÉTODO LITERARIO
1) ¿QUE GENERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Profecía (Uno de los profetas mayores)
MÉTODO PANORÁMICO
1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? Mientras Jeremías profetizaba en Jerusalén que la ciudad pronto caería ante los babilonios, Ezequiel daba el mismo mensaje a los cautivos que ya se encontraban en Babilonia. Al igual que los que estaban en Jerusalén, los cautivos seguían obstinados en su creencia de que Jerusalén no caería y que pronto regresarían a su tierra. Ezequiel les advirtió que el castigo era seguro debido a sus pecados y que Dios estaba purificando a su pueblo. Dios siempre castiga el pecado, lo creamos o no.
2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE LIBRO? Anunciar el castigo de Dios sobre Israel y otras naciones y predecir la salvación final para el pueblo de Dios.
PALABRAS CLAVE EN EZEQUIEL (RV1960): hijo de hombre, pacto, visión (visiones), gloria, Espíritu (espíritu), sabréis (sabrán, conocerán, que yo soy Jehová), maldad (iniquidad, perversidad, pecado), rebelarse (rebeldes, rebeliones), ira (enojo, furor), corazón, remera (fornicar, fornicación, adulterio, adulterios, adulterar, prostituirse).
ÉNFASIS: La inevitable de la caída de Jerusalén por causa de sus pecados, especialmente el de idolatría; la trascendental soberanía de Dios como Señor de todas la naciones y de toda la historia; la pérdida y la restauración de la tierra y de la presencia de Jehová entre el pueblo de Dios; la promesa del Espíritu que da vida como la clave para la fidelidad al pacto.
CÓMO LEER EZEQUIEL
La nación estaba en crisis. La confusión giraba a su alrededor. Las cambiantes realidades políticas en Asiria, Egipto y Babilonia amenazaban la existencia misma de Jerusalén. A medida que fueron desplazados los grandes imperios, Dios llamó a su pueblo rebelde a regresar a Él. «Repetidas veces el Señor, Dios de sus antepasados, envió a sus profetas para advertirles, porque tenía compasión de su pueblo y de su templo.» (2Cr 36:15). Estos profetas incluyen a Jeremías, Ezequiel, y Daniel, sus ministerios se superponen entre sí. «Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras... Dios los entregó a todos en manos de Nabucodonosor.» (2Cr 36:16-17).
La historia real detrás de los titulares políticos es de un Dios que hará cualquier esfuerzo para perseguir a su pueblo y traerlo de regreso a Él. Lo último que Dios quiere para su pueblo es juicio. Dios prefiere perdonar que juzgar, pero va a juzgar si es necesario. Debido a su persistente desobediencia, Dios les pregunta: «¿Acaso piensan que me agrada ver morir a los perversos?... ¡Claro que no! Mi deseo es que se aparten de su conducta perversa y vivan. Sin embargo, si los justos se apartan de su conducta recta y comienzan a pecar y a comportarse como los demás pecadores, ¿se les permitirá vivir? No, ¡claro que no!» (Eze 18:23-24). Por lo tanto, Él profetizó destrucción inminente, esperando que su pueblo se arrepienta y que el juicio sea evitado. Este es el deseo del corazón de Dios. Él clama apasionadamente, «No quiero que mueras, ... ¡Cambia de rumbo y vive!» (Eze 18:32).
Ezequiel poseía un gran talento artístico, presentaba obras y escribía poesía. Él describió algunas de las visiones más gráficas que puedas encontrar. No te preocupes si no puedes imaginarte todos los detalles de algunas de estas maravillosas experiencias proféticas. Ezequiel está describiendo lo indescriptible, como él mismo dice: «Así se me presentó la gloria del Señor.» (Eze 1:28). Sus ilustraciones desafían nuestra imaginación y nos dirigen a una fe en un Dios fuera de lo común, ¡un Dios increíble en majestad, poder y gloria! Dios es capaz aun de hacer que esqueletos vuelvan a la vida (capítulo 37). Permite que estas extraordinarias imágenes resuenen en tu corazón y fortalezcan tu esperanza en Él, quien poderosamente restaura la vida de entre las cenizas. Que tu hambre aumente por una intimidad renovada con un Dios que te anhela, y acepta un nuevo enfoque y así vivir plenamente para su gloria.
TÍTULO: El libro siempre ha sido nombrado por su autor, Ezequiel (1:3; 24:24), quien no es mencionado en ningún otro lugar en las Escrituras. Su nombre quiere decir "fortalecido por Dios", lo cual, de hecho, él experimentó para llevar a cabo el ministerio profético al que Dios lo había llamado (3:.8, 9). Ezequiel usa visiones, profecías, parábolas, señales y símbolos para proclamar y dramatizar el mensaje de Dios a su pueblo exiliado.
TEMAS:
Juicio. El profeta Ezequiel usó maneras poco comunes para profetizar el juicio venidero de Dios. Él horneó comida utilizando excremento de vaca como combustible (4:9-17); se rasuró su cabello y su barba, quemando una tercera parte del pelo (5:1-4); cavó un agujero grande en la muralla de la ciudad y pasó a través de él (12:1-6); y se acostó sin moverse por largos periodos de tiempo (3:24-27; 4:4-8). Estos hechos visibles fueron igualados por visiones e imágenes proféticas (1:1-28; 8:1-11:25; 40:1-48:35). Dios juzgaría tanto al pueblo (1:1-24:27) como a las naciones extranjeras (25:1-32:32) por su comportamiento pecaminoso.
La soberanía de Dios. Dios es soberano durante el curso de la historia humana. Sus juicios son frecuentemente una manera de autorrevelación.
Esperanza futura. Habría esperanza para el pueblo de Dios después del juicio (33:1-39:29).
Estructura de Ezequiel
Título: “Conociendo a Dios en conflictos y restauración”
Versículo Clave: 39:28,29 “Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor’
Autor y fecha
Si "el año treinta" del 1:1 se refiere a la edad de Ezequiel, él tenía 25 años de edad cuando fue llevado cautivo y 30 cuando fue llamado al ministerio. 30 años era la edad en la que los sacerdotes comenzaban su cargo, y por lo tanto era un año notable para Ezequiel. Su ministerio comenzó en el 593/92 a.C. y se extendió por lo menos 22 años hasta el 571/70 a.C. (25:17). Él era un contemporáneo tanto de Jeremías (quien era unos 20 años mayor) y Daniel (quien era de la misma edad), a quien él nombra en el 14:14, 20; 28:3 como un profeta que ya era bien conocido. Al igual que Jeremías (Jer 1:1) y Zacarías (Zac 1:1 con Neh 12:16), Ezequiel fue tanto un profeta como un sacerdote (1:3). Debido a su contexto sacerdotal, él estaba particularmente interesado y a la vez familiarizado con los detalles del templo; y así Dios lo usó para escribir mucho acerca de ellos (8:1-11:25; 40:1-47:12).
Ezequiel y su Esposa (quien es mencionada en el 24:15-27) estaban entre los diez mil judíos que fueron llevados cautivos a Babilonia en el 597 a.C. (2 R 24:11-18). Ellos vivián en Tel-abib (3:15)en la cuenca del río Quebar, probablemente al SE de Babilonia. Ezequiel escribe de la muerte de su esposa en el exilio (Ez 24:18), pero el libro no menciona la muerte de Ezequiel, las cual la tradición rabínica sugiere que ocurrió en las manos de un príncipe israelita cuya idolatría él reprendió alrededor del 560 a.C.
El autor recibió su llamado a profetizar en el 593 a.C. (1:2), en Babilonia ("en la tierra de los caldeos"), durante el quinto a{o de la cautividad del rey Joaquín, las cual comenzó en el 597 a.C: Frecuentemente, Ezequiel fecha sus profecías a partir del 597 a.C. (8:1; 20:1; 24:1; 26:1; 29:1; 30:20; 31:1; 32:1, 17; 33:21; 40:1). Él también fecha el mensaje en el 40:1 como el 573/72, el decimocuarto año después del 586 a.C., esto es, la caída final de Jerusalén. La última profecía fechada de Jerusalén fue en el 571/70 a.C. (29:17).
Las profecías en los capítulos 1-28 están en orden cronológico. En el 29:1, el profeta regresa a un año antes del 26:1. Pero a partir del 30:1 (31:1; 32:1, 17), él está cerca de ser estrictamente cronológico.
Aspectos Literarios
Los tres profetas mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel) y Sofonías, tienen la misma secuencia básica de mensajes:
Oráculos con Israel.
Oráculos contra las naciones.
Consolación para Israel.
En ningún otro libro este patrón se muestra tan claramente como en Ezequiel. Además de la claridad de la estructura, el libro de Ezequiel revela simetría. La visión del templo profanado listo para su destrucción (caps. 8-11) se equilibra por la visión del templo restaurado y purificado (caps. 40-48). El Dios que se presenta como un Dios de ira (cap. 1) también se muestra como un Dios de consolación ("Aquí Habita el Señor", 48:35). El llamado de Ezequiel para ser un centinela del juicio divino (cap. 3) se equilibra con un llamado a ser un centinela de la nueva era (cap. 33). En un lugar (cap. 6) las montañas de Israel reciben una amonestación profética, pero en otro (cap. 36) son consolados.
Los libros proféticos, por lo general, son extensamente poéticos, y sus profetas hablan aparentemente en estilos imaginativo y rítmicos. La mayor parte de Ezequiel, sin embargo, está escrito en prosa,tal vez debido a su trasfondo sacerdotal. Sus reiteraciones tienen un efecto percutor inolvidable, y su orientación sacerdotal también se refleja en el tipo de oraciones gramaticales semejantes a las que se usaban en los casos legales (compárese 3:19, "si tú se lo adviertes..." con Ex 21:1, "Si alguien compra un esclavo hebreo...").
El libro contiene cuatro visiones (caps. 1-3; 8-11; 37:1-14; 40-48) y 12 actos simbólicos (3:22-26; 4:1-3; 4:4-8; 4:9-11; 4:12-14; 5:1-3; 12:1-16; 12:17-20; 21:6-6; 21:18-24; 24:15-24; 37:15-28). Cinco mensajes se expresan en forma de parábolas (caps. 15; 16; 17; 19; 23).
Contexto Histórico de Ezequiel
Desde la perspectiva histórica, el reino unido de Israel duró más de ciento diez años (1043-931 a.C.), pasando por los reinados de Saúl, David, y Salomón. Después el reino dividido, Israel (norte) y Judá (sur), se extendió del 931 a.C. al 722/21 a.C. Israel cayó en manos de Asiria en el 722/21 a.C. dejando a Judá, el reino sobreviviente por ciento treinta y cinco años, el cual cayó en manos de Babilonia en el 605-586 a.C.
En el contexto más inmediato, varias características fueron estratégicas. Políticamente, el poder militar de Asiria se derrumbó después del 626 a.C. y la capital, Nínive, fue destruida en el 612 a.C. por los babilonios y los medos (Nahum). El Imperio Neobabilonio había manifestado su poderío desde que Nabopolasar tomó el trono en el 625 a.C., y Egipto, bajo Faraón Necao II, estaba determinado a conquistar lo que pudiera. Babilonia aplastó a Asiria en el 612-605 a.C., y registró una victoria decisiva en contra de Egipto en el 605 a.C. en Carquemis, sin dejar, de acuerdo a la crónica babilonia, sobreviviente alguno. También en el 605 a.C., Babilonia guiada por Nabucodonosor, comenzó la conquista de Jerusalén y la deportación de los cautivos, entre los cuales estaba Daniel (Dn 1:2). En diciembre de 598 a.C., volvió a sitiar a Jerusalén y en el 16 de marzo de 597 a.C. tomó posesión de ella. En esta ocasión se llevó cautivo a Joaquín y a un grupo de diez mil que incluyó a Ezequiel (2 R 24:11-18). La destrucción final de Jerusalén y la conquista de Judá, que incluyó la tercera deportación, ocurrió en el 586 a.C.
Religiosamente, el rey Josías (640-609 a.C.) había instituido reformas en Judá (2 Cr 34). Trágicamente, a pesar de su esfuerzo, la idolatría había insensibilizado a los judíos de tal manera que su despertar fue solo "tan profundo como su piel" en términos generales. El ejército egipcio mató a Josías al cruzar Palestina en el 609 a.C., y los judíos se hundieron en el pecado para juicio bajo Joacaz (609 a.C.), Joacim (609-698 a.C.), Joaquín (598-597 a.C.) y Sedequías (597-586 a.C.).
Domésticamente, Ezequiel y los diez mil vivieron en exilio en Babilonia (2 R 24:14), más como colonos que como cautivos, teniendo permiso de cultivar porciones de tierra bajo condiciones algo favorables (Jer 29). Aun Ezequiel tenía su propia casa (3:24; 20:1).
Proféticamente, los profetas engañaban a los exiliados con certezas de un regreso pronto a Judá (13:3, 16; Jer 29:1). Del 593-585 a.C. , Ezequiel advirtió que su amada Jerusalén sería destruida y su exilio prolongado y por lo tanto, no había esperanza de un regreso inmediato. En el 585 a.C., una persona que se escapó de Jerusalén, quien había evadido a los babilonios, llegó a Ezequiel con las primeras noticias de que la ciudad había caído en el 586 a.C., alrededor de seis meses antes (33:21). Esto destrozó las falsas esperanzas de cualquier liberación inmediata para los exiliados, y entonces el resto de las profecías de Ezequiel se relacionaron a la restauración futura de Israel a su tierra de origen y las bendiciones futuras del reino mesiánico.
Gobernantes y Profetas de la época de Ezequiel
Retos de Interpretación
Ezequiel usa un lenguaje simbólico de manera extensa, como lo hicieron Isaías y Jeremías. Esto da lugar a la pregunta de que si ciertas porciones de los escritos de Ezequiel deben ser tomadas literalmente o en sentido figurado p.ej. ser atado con cuerdas, 3:25; si el profeta fue llevado corporalmente a Jerusalén o no, 8:1-3; como el juicio individual puede ser llevado a cabo en el capítulo 18 cuando los impíos evaden la muerte en el 14:22, 23 y algunos de los piadosos mueren en una invasión, 2:3, 4; como Dios permitiría que la esposa de un profeta fiel muriera (24:15-27); cuándo ocurrirían algunos de los juicios sobre otras naciones (caps. 25-32); si el tiempo en los caps. 40-46 será literal y en qué forma; y cómo las promesas del futuro de Israel se relacionan al programa de Dios con la iglesia.
Temas históricos y teológicos
La "gloria de Jehová" es central a Ezequiel, apareciendo en el 1:28; 3:12, 23; 10:4, 18; 11:23; 43:4, 5; 44:4. El libro incluye descripciones vívidas de la desobediencia de Israel y de Judá, a pesar de la bondad de Dios (cap. 23; cp. cap 16). Muestra el deseo de Dios porque Israel diera fruto que Él pueda bendecir; no obstante, los deseos egoístas habían dejado a Judá lista para el juicio, como una vid, lista para ser quemada (cap. 15). Hay bastantes referencias a la idolatría de Israel y sus consecuencias, tales como Pelatías cayendo del muro (11:13), una ilustración simbólica del desastre general para el pueblo.
Muchas escenas pintorescas ilustran principios espirituales. Entre estas está Ezequiel comiendo un rollo (cap. 2); las caras de cuatro ángeles representando aspectos de la creación sobre la cual Dios gobierna (1:10); una escena de "peluquería" (5:1-4); pinturas en las paredes del templo recordándole a los lectores de lo que Dios realmente quiere en su lugar de morada, esto es santidad y no inmundicia (8:10); y carbones encendidos esparcidos mostrando juicio (10:2, 7).
Los principales temas teológicos son la santidad y la soberanía de Dios. Estos son comunicados a través de un contraste frecuente entre su gloria brillante y el despreciable contexto de los pecados de Judá (1:26-28; frecuentemente en los caps. 8-11; y 43:1-7). Relacionado muy de cerca está el propósito de Dios de triunfo glorioso para que todos sepan "...que yo soy Jehová". Este monograma divino, la firma de Dios certificando sus obras, es mencionado más de 70 veces, normalmente con un juicio (6:7; 7:4), pero ocasionalmente después de la restauración prometida (34:27; 36:11, 38; 39:28).
Otra característica involucra a los ángeles de Dios llevando a cabo su programa detrás de las escenas (1:5-25; 10:1-22). Un tema que también es importante es que Dios hace responsable a todo individuo por buscar la justicia (18:3-32).
Ezequiel también enfatiza la pecaminosidad de Israel (2:3-7; :9, 10) y otras naciones (a lo largo de los capítulos 25-32). Él lidia con la necesidad de la ira de Dios para lidiar con el pecado (7:1-8; 15:8); la frustración por parte de Dios de los planes del hombre para escapar de la Jerusalén sitiada (12:1-13; cp. Jer 39:4-7); y la gracia de Dios prometida en el pacto abrahámico (Gn 12:1-3) siendo cumplida en la restauración del pueblo de Abraham a la tierra del pacto (caps. 34, 36-48; cp. Gn 12:7). Dios promete preservar a un remanente de israelitas a través de quienes Él cumplirá sus promesas de restauración y mantener su palabra inviolable.
Vista Panorámica de Ezequiel
Si un creyente tiene compañerismo con Dios en cierto lugar, y luego es removido a la fuerza de ahí, ¿puede él encontrar a Dios en presencia de sus enemigos? ¿Puede Dios ser adorado fuera del templo que Él ordenó para ese propósito? Estas son preguntas que inquietaron al profeta Ezequiel.
Al igual que Jeremías, Ezequiel también era sacerdote (1:3). Su nombre significa “fortalecido por Dios.” El era miembro de la aristocracia de Jerusalén y fue llevado al exilio en el año 597 a.C. durante la segunda deportación, en el mismo tiempo que el rey Joaquín (1:2; 2 R 24:11–18). Ezequiel llegó a ser un líder de la comunidad del exilio en Tel Abib en las márgenes del río Quebar en Babilonia (1:1; 3:15). Aunque se menciona su esposa (24:15–27), no se habla de ningún hijo. Su casa era usada como lugar de reunión para los ancianos de Israel (3:24; 20:1). El ministró a los exiliados del reino del norte, Israel (2:3; 3:1, 3:11; 11:25); así que Ezequiel fue el primer profeta a su propia gente en tierra extranjera. Daniel, contemporáneo suyo, fue profeta entre los gentiles y sus gobernantes.
En el 592 a.C., cinco años después de haber sido exiliado (1:2), Ezequiel tuvo una impresionante visión de la gloria de Dios que marcó el inicio de su ministerio el cual se divide en dos períodos claros, siendo la caída de Jerusalén (586 a.C.) la línea divisoria. Del 592 al 586 a.C., él predicó arrepentimiento y juicio, anunciando la próxima destrucción de Jerusalén como castigo por los pecados de apostasía, idolatría y las alianzas extranjeras. El denunció a los falsos profetas que daban al pueblo un falso sentido de seguridad y negaban la severidad del juicio divino. Uno de los temas principales durante este período del ministerio de Ezequiel fue la justicia de Dios (18:25, 29; 33:17, 20). Su esposa murió en el 587 a.C., poco antes de la caída de Jerusalén (24:18). Cuando Jerusalén cayó, Ezequiel predicó un mensaje de consuelo y de reforma, anunciando la futura restauración de Judá.
Ezequiel era un magistral comunicador y usó diferentes medios para transmitir los mensajes y las visiones que Dios le daba, a quienes les predicaba (37:1–14). También predicó “sermones dramatizados” (4:1–8; 24:24) y a veces usó alegorías (17:1–10). Además de estos métodos excepcionales, él usó sermones y discursos orales en la forma tradicional (6:1; 7:1; 12:1; 13:1; 15:1).
Como sacerdote, Ezequiel sintió mucho la destrucción de Jerusalén; pero, él entendió la necesidad del exilio. Con la pérdida del templo y sus rituales, Ezequiel aprendió a depender en Dios solamente. Al igual que Jeremías, contemporáneo suyo, Ezequiel enseñó la responsabilidad individual. Este libro, lleno de esperanza demuestra que Dios, por su gracia, no aniquiló a su pueblo escogido (28:25–26) como lo hizo con otras naciones culpables de ofensas semejantes. En su lugar, El los disciplinó para corregir su pecado y que por ello cambiaran sus caminos. La disciplina de Dios dio resultado ya que el cautiverio babilónico curó a los judíos de la idolatría. Los creyentes de cualquier generación pueden beneficiarse al someterse a la disciplina del Padre (He 12:4–11).
Referencias Proféticas
Ezequiel 34 es el capítulo donde Dios denuncia a los líderes de Israel como falsos pastores, por su poco cuidado a Su pueblo. En lugar de apacentar a las ovejas de Israel, ellos se preocupaban por ellos mismos. Ellos comían bien, estaban bien vestidos y bien atendidos por el mismo pueblo sobre el que ellos habían sido puestos para cuidar (Ezequiel 34:1-3). En contraste, Jesús es el Buen Pastor quien da Su vida por las ovejas, y quién las protege de los lobos que destruirían al rebaño (Juan 10:11-12). El verso 4 del capítulo 34 describe al pueblo cuyos pastores fracasaron en ministrar a las ovejas débiles, enfermas, heridas y pérdidas. Jesús es el Gran Médico quien sana nuestras heridas espirituales (Isaías 53:5) por Su muerte en la cruz. Él es quien busca y salva a lo que se había perdido (Lucas 19:10).
Importancia en la Biblia
Las tensiones sicológicas y emocionales que experimentaba Ezequiel se reflejan en la profunda bipolaridad de su teología. Siempre se muestra sensible y fiel en cuanto a ambos lados de la verdad y expresa esta en las grandes paradojas de la revelación divina.En su visión inaugural (cap. 1), Ezequiel hace énfasis en la trascendencia, movilidad y omnipresencia de Dios. Sin embargo, termina el libro con la afirmación de que la nueva Jerusalén se llamará «Jehová allí», recalcando otra vez la presencia local de Dios en el templo reconstruido (48.35). Insiste en que Dios es infinito, misterioso e incomprensible
(1.28). Pero, como ningún otro autor bíblico, proclama determinantemente que el hombre sí puede conocer verdaderamente a Dios. Ochenta y seis veces aparecen en el libro frases como «sabréis que yo soy Jehová» (por ejemplo, 6.7, 10, 13, 14; cf. Jn 17.3).
Todo el libro muestra que Dios es el omnipotente soberano, que actúa en toda la historia humana (5; 7; etc.). Pero, más que los demás autores bíblicos, Ezequiel pone de relieve la realidad del pecado que domina aún al pueblo escogido en muchos momentos de su historia (16; 20; 23). A la vez que reconoce la soberanía divina, recalca que el hombre tiene la responsabilidad de su pecado y tiene el llamado al arrepentimiento (18.31, 32). Los tonos oscuros y repulsivos con que Ezequiel pinta el pecado destacan su concepto de la gracia divina (por ejemplo, 36.25–27).Como ningún otro profeta, Ezequiel acentúa la realidad del juicio y la ira de Dios (caps. 5; 7; 20; etc.). Pero también habla con pasión del tierno amor de Jehová, quien busca a sus ovejas perdidas (cap. 34), no quiere «la muerte del que muere» y ruega: «convertíos, pues, y viviréis» (18.32).
Ezequiel fue el primero que instó a la responsabilidad individual (cf Dt 24.16), pero en el famoso capítulo 18 tenemos un desarrollo sin paralelo de esta doctrina. Sin embargo, el libro termina con la visión de una sociedad (40–48) que no deja campo para el individualismo egoísta, tan común en épocas posteriores.Con aún más precisión que Jeremías (31.31–34), Ezequiel presentó la solución de la problemática de la persona en la regeneración interna, la obra del Espíritu de Dios y el
sello del → PACTO renovado (11.19; 18.31; 36.25–27). Pero como sacerdote (1.3), siempre buscaba la renovación (jamás el rechazo) del templo, culto, sacrificios y otras expresiones externas de la religión (40–48).Como ningún otro profeta, Ezequiel se puso de parte de Dios y aun expresó deleite en los juicios divinos (2.8–3.3). Pero, con su profunda conciencia del valor del individuo, asignó al cuidado pastoral un papel profético. Su hondo sentido de responsabilidad como
«atalaya» (3.16–21; 33.1–9), que debía velar por la salvación del prójimo, no tuvo paralelo humano en la historia bíblica hasta San Pablo (cf. Ro 9.1–3; 10.1).
El Dios de Ezequiel es ejecutor de juicio y muerte, pero también autor de resurrección y nueva vida (cap. 37; 47.1–12). Aunque Ezequiel no alcanza a discernir el sufrimiento con la claridad de Isaías 53, es notable que las aguas de vida brotan desde debajo del altar, el lugar del → SACRIFICIO, en su nuevo templo (47.1).Aunque muchos de los elementos individuales de su teología tienen abundantes antecedentes, Ezequiel mostró una capacidad única en el Antiguo Testamento para mantener verdades doctrinales en tensión paradójica. Por eso es considerado por muchos como el teólogo más grande del Antiguo Testamento.
El Carácter de Dios en Ezequiel
Dios es glorioso: 1:28; 3:12, 23; 9:3; 10:4, 18, 19: 11:23; 43:4, 5; 44:4
Dios es santo: 1:26-28; 8-11; 43:1-7
Dios es justo: 18:25, 29; 33:17, 20
Dios es paciente: 20:17
Dios provee: 28:2-10
Dios se aíra: 7:19
Cristo en Ezequiel
Ezequiel contiene varios pasajes que ilustran el triunfo de Israel a través de la obra del Mesías. Vemos a Cristo como "cogollo de aquel alto cedro" (17:22-24). Esta profecía mesiánica demuestra el linaje real de Cristo en relación con David. En las Escrituras se usa a menudo la imagen de la rama en referencia al Mesías y a Cristo como tierno retoño que será plantado en el monte de Israel (34:23, 24; 37:24, 25; Is 4:2; Jer 23:5; 33:15; Zac 3:8; 6:12). Sobre lo alto, Ezequiel pinta a Cristo como cedro majestuoso, que puede proteger con su sombra a Israel.
También, Cristo aparece como Pastor que cuida sus ovejas (34:11-31). Pero Ezequiel describe además el juicio del Pastor contra quienes abusan del pueblo de Israel o lo maltratan (34:17-24; Mt 25:31-46)
Los 10 motivos de oración en Ezequiel
Petición por un corazón sensible a la voz de Dios: Oremos por un corazón sensible y receptivo a la voz de Dios en nuestras vidas, basándonos en las visiones de Ezequiel y su disposición para escuchar en Ezequiel 1:3 y 2:2.
Confesión de pecados personales y nacionales: Confesemos nuestros pecados personales y busquemos la misericordia de Dios para el perdón, reflexionando sobre las llamadas al arrepentimiento en Ezequiel 18:30-32.
Petición por un espíritu contrito y arrepentido: Oremos por un espíritu contrito y arrepentido en nuestras vidas, tomando inspiración de la llamada a romper nuestros corazones en Ezequiel 11:19-20.
Confesión de cualquier forma de idolatría y petición por adoración verdadera: Confesemos cualquier forma de idolatría en nuestras vidas y pidamos a Dios que nos ayude a adorarle de manera verdadera, basándonos en las advertencias contra la idolatría en Ezequiel 14:3-5.
Petición por un corazón transformado y lleno del Espíritu Santo: Oremos por un corazón transformado y lleno del Espíritu Santo, tomando inspiración de las promesas de transformación y renovación en Ezequiel 36:26-27.
Confesión de falta de fidelidad y petición por un corazón fiel: Confesemos cualquier falta de fidelidad y pidamos a Dios un corazón fiel que le siga, basándonos en la llamada a la fidelidad en Ezequiel 18:5-9.
Petición por compasión y cuidado por los necesitados: Oremos por compasión y cuidado por los necesitados en nuestras comunidades, tomando inspiración de las exhortaciones a la justicia social en Ezequiel 16:49 y 22:29.
Confesión de cualquier falta de entendimiento espiritual y petición por discernimiento: Confesemos cualquier falta de entendimiento espiritual y pidamos a Dios discernimiento, basándonos en las visiones de Ezequiel que requerían entendimiento profético en Ezequiel 40:4.
Petición por la restauración de las áreas de nuestra vida quebrantadas: Oremos por la restauración de las áreas de nuestra vida quebrantadas, tomando inspiración de las visiones de restauración en Ezequiel 37:1-14.
Agradecimiento por la promesa de un nuevo pacto y una nueva relación con Dios: Agradezcamos a Dios por la promesa de un nuevo pacto y una nueva relación con Él, basándonos en las promesas de la nueva alianza en Ezequiel 36:24-28.
Documentos
El libro de Ezequiel es una parte significativa en la historia de Dios, ya que habla del fracaso final del pueblo de Dios como fue constituido por los primeros pactos, pero que espera su reconstitución por medio de un nuevo pacto que incluye al verdadero Pastor y el don del Espíritu Santo.