tarea 8: el manifiesto

Un mensajero ha llegado a la sala del trono. ¡Os ha hecho saber que el emperador o emperatriz llegará pronto a la ciudad! Vendrá con toda la corte: la familia imperial, los escribanos, los nobles, los generales, los grandes sacerdotes... ¡Será espectacular!

Habéis ordenado que se hagan todos los preparativos. Hace falta comida, decorar bien la ciudad y que nadie haga ningún disparate. Una vez habéis dado todas las órdenes necesarias, pensáis que conviene que preparéis un buen discurso.

Debéis escribir un manifiesto para leerlo delante de la corte y del pueblo en el que debéis legitimar a vuestro monarca. Debéis explicar por qué razones consideráis que es el mejor gobernante que puede tener el Imperio (aunque penséis lo contrario), explicando todas sus virtudes y triunfos. Debéis ser astutos, si dijerais alguna cosa que no convenga el emperador podría molestarse, o la corte y el pueblo podrían pensar que es un monarca débil, o peor todavía, ¡que vosotros no habéis hecho un buen trabajo!

Representación idealizada del emperador Nerva (Foto: flickr.com, Internet Archive Book Images, 2013, del libro History of Rome and of the Roman people, from its origin to the Invasion of the Barbarians, de Victor Duruy, 1883).

El dios Júpiter se sienta en el trono del Olimpo mientras la ninfa Tetis le suplica clemencia para uno de sus hijos. El cuadro de llama Júpiter y Tetis, de Dominique Ingres (1780-1867) (Foto: Museo Granet de Francia, 2015).

¡Que todo el mundo se ponga bien guapo! ¡El emperador viene a la ciudad! El cuadro se llama The Frigidarium, de Lawrence Alma-Tadema (1836-1912) (Foto: fineartamerica.com, 2011)

El manifiesto debe estar bien preparado. Debéis escribirlo para leerlo en público, que sea un texto claro. Conviene que cada uno de vosotros lea un trozo, así que preparadlo teniendo esto en cuenta.

El manifiesto debe de constar de ciertas partes muy importantes. Como sabéis, todo comentario bien hecho necesita una introducción, un desarrollo y un desenlace. La introducción y el desenlace puede ser cortos, pero conviene que la introducción llame la atención y que el desenlace resuma con exaltación aquello que ya se ha explicado.

En el texto deben constar diversos puntos clave. Habréis de explicar como llegó vuestro emperador al poder y como se produjo su investidura. Es importante que destaquéis todo aquello de bueno que ha hecho en el gobierno. También mencionad las cuestiones negativas, pero sed listos, y quitadles importancia.

A los emperadores les gusta que les hagan la pelota, ¡y les gusta que se note! El cuadro se llama The patrician's siesta, de Henryk Siemradzki (1843-1902) (Foto: bonhams.com, 2012).

Una propaganda inteligente:

Representación de la batalla de Puente Milvio del año 312 en la que Constantino I derrotó a Mejencio, que se ahogó en el río con su caballería. Según la propaganda de los maestros de la corte, la divinidad se le apareció a Constantino para guiarlo hacia la victoria. Fresco del palacio apostólico, en el Vaticano. El pintor fue Giulio Romano (1499-1546) (Foto: Ciudad del Vaticano, 2010).

Cuando el emperador Augusto mencionó en su testamento a sus rivales vencidos Marco Antonio y Cleopatra VII, los llamó aquellos que perturbaron la paz, sin decir su nombre. ¡No convenía que nadie pensara que los motivos de sus enemigos eran justos!

Cuando Constantino explicó que mató a su aliado, Licinio, lo nombró como aquel dragón. ¡Quizás alguien entendió que Constantino era un caballero que mató un dragón de verdad!

Cuando los asesores de Constantino explicaron su gran victoria de Puente Milvio, añadieron un montón de milagros mágicos. Según sus escribanos, que leyeron el discurso en público, a Constantino se le apareció Dios en el cielo y le dijo que ganaría la batalla. ¡Caramba!

Los escribanos del emperador Aureliano explicaron que la madre de Aureliano era una sacerdotisa del dios Sol, y que profetizó que se convertiría en emperador. La biografía de Aureliano contiene al menos diez milagros. Incluso explicaron que cuando entraba en la ciudad una capa de color púrpura (es el color de los emperadores) le cayó sola desde una ventana ¡y se le colocó en los hombros por arte de magia!

Los asesores de Julia Someias hicieron correr noticias según las que un montón de profecías antiguas decían que ella se convertiría en la gobernante del Imperio. La vida del emperador Heliogábalo, el hijo de Soemias, está tan llena de prodigios que uno al final no sabe ¡qué es cierto y qué es falso! ¡Decían que se casó con diosas como Minerva y Hécate! Pero de hecho parece que trataba a las estatuas de las diosas como si fuesen sus esposas.

¡De Julia Mamea se decía que tenía un tercer pecho! ¡Por eso se hacía llamar Mamea, que significaría la de los pechos! ¡Su vida está llena de señales de los dioses! Le habrían podido advertir que planeaban matarla, ¿no creéis?

De algunos emperadores del siglo I, como Tiberio y Claudio, se decía que curaban a ciegos y a leprosos poniéndoles las manos encima. ¡De ellos se decía que tenían un fénix de verdad en el jardín del palacio! Aunque los cortesanos decían que era un simple pavo real.

Diocleciano, como ya habéis visto, se añadió varios nombres nobles, y los Severos se hacían llamar Antoninos. Así la gente pensaría que eran de la familia de los Antoninos, que habían gobernado el Imperio antes que ellos. No os inventéis nombres para vuestro emperador, pero remarcad el significado de los nombres que ellos mismos utilizan.

Añadid algunos milagros y hechos maravillosos al relato, ¡pero sin pasarse! Pero conviene impresionar a los nobles y a los plebeyos. Además a los emperadores les encantan estas historietas sobre ellos mismos. Recordad con qué dioses se vincula a vuestro monarca y añadid algún prodigio mágico relacionado con sus dioses preferidos.

Se dice que el poder, de hecho, es una ilusión. ¡Que el poder lo tendrían aquellos que saben hacer creer a los demás que son poderosos! ¡Alguien que de hecho no tiene poder, puede conseguirlo si hace creer al resto que es alguien muy poderoso! Quizás por eso a los emperadores les gustaba tanto vincularse a hechos milagrosos y organizar tanta parafernalia...

¿Os habéis fijado que el pavo real es como una simple gallina con muchos colorines? Sin plumas es como un pollo, ¡pero con plumas es el pavo real! Quizás los emperadores son lo mismo... Son humanos rodeados de propaganda, pero son humanos al fin y al cabo.

Representación de la entrada de Constancio II a una ciudad. La entrada de un emperador a la ciudad se llama Adventus, y era un espectáculo impresionante. En esta imagen el emperador se hace rodear de un militar y una sacerdotisa, ¡y parece un dios! (Foto: Wikimedia commons, 2006, extraído del libro Christliche Antike, vol. 2, de Ludwing von Sybel, 1909).

Así, el manifiesto hace falta que tenga las siguientes partes:

  • Una introducción que llame la atención al público.
  • Información sobre la biografía de vuestro emperador.
  • También la información negativa, pero bien disimulada.
  • La manera en la que llegó a coronarse.
  • La importancia de su nombre.
  • Sus triunfos.
  • Algún milagro que os inventéis.
  • Un desenlace que deje al público y al monarca satisfechos.


¡El emperador ya está aquí! Preparaos para leer vuestro manifiesto.



Leed el manifiesto delante de vuestro compañeros con la entonación de los asesores que estáis interpretando, como si estuvierais de verdad delante de la corte y del pueblo. Escuchad a vuestros compañeros, ¡seguro que su manifiesto es muy interesante!

¡El emperador ya entra en la sala del trono! El cuadro se llama The Triumph of Titus, de Lawrence Alma-Tadema (1836-1912) (Foto: artrenwal.org, 2007).

A la Tarea 7.

A Conclusiones y evaluación.


  • Resumen de la Tarea 8: el manifiesto

1) Elaborad un manifiesto después de leer y comentar las recomendaciones. Seguid los consejos y recordad que deben constar en el manifiesto todas las partes señaladas.

2) Leed vuestro manifiesto en clase con la entonación propia de un asesor imperial. Escuchad los manifiestos de vuestro compañeros.