Aromó mi corazón
el brillo de tus ojos.
El amor vestido de su color
tu alma de niña endulzó.
Tu pupila, cual luna en el agua,
temblaba cercada de tu sonrisa.
Fue entonces:
mi mano
y tu mano
se ayudaron en el vértigo
nacido de nuestra mirada
fueron puente nuestros dedos
bajo el que el agua fluyó
para quedarse en mí
para quedarse en ti.
Después quiso el agua ser lágrima
por asomarse a los ojos
si quiera un instante
y verse así, temblando, suspendida,
palpitando...
en su pura esencia de amor herida.
Tus profundos ojos negros iluminan mi pensamiento
Trazan un sendero en el aire como el lápiz en el papel.
Dulce misterio, tu oscuro sueño reposa en el cristal de tu sonrisa.
Mientras la corriente implacable socava nuestra orilla
Del manto dorado exudan las gotas de la belleza
Me sumerjo en ellas queriendo ser contigo el oro
De la radiante vida en tu alma palpitante
Y quiero iluminar con nuestros ojos
La faz pura del amor sin disfraz ni excusa
Sorber el aliento fresco de las mañanas
De los nacientes días por el azar escogidas
Para que seas serena paz en la melodía
De tus ojos y tu sonrisa.
Un día escuche a un poeta:
- El amor nutre los ríos en la montaña
Ve allí a buscarlo
No lo encontrarás.-
Pregunté al agua por él:
no existe el amor
sólo yo soy real.
El mar al río acoge
ya no hay río sólo hay mar.
¿Y que me dices de aquel otro río
que quedó difuminado
en las sequedades del abandono...?
Desalentados mis ojos gritaron:
¿nadie vio el amor en la montaña?
yo no vi el amor amamantando cauces
no vi el amor superior al mar
ni pude llorar ante su imagen.
Pero recuerdo...
alguna vez el amor mojó mis ropas
después huyó.
Sí, ahora recuerdo;
me dejó aterido
en las rocas de mi fantasía
piedras incomestibles para el alma ahíta.
Un tiempo después
anduve y anduve sólo por andar
y un día la montaña vacía
me gritó su silencio.
Entonces sentí el amor,
el corazón me latió con fuerza
comprendí que el amor nutre
los ríos en las montañas,
alumbra arroyos y aguas subterráneas,
su ternura mima esas aguas que llegan
y ocupan las oquedades del silencio
humedecen las ásperas tierras de la soledad,
empapan la existencia
empujan la tierra
discurren bajo la tierra
visten de reflejos las rocas en la tierra
me hablan del amor
cuando el sol evapora su presencia
y ante ese vapor,
estremecido, me dejo ganar.
Me vacío plenamente
y al fin una caricia sutil
me recorre la columna;
el amor me inunda y quiero
desbordarme hacia ti
quien quiera que tú seas.
Amarrada mi barca a la orilla
Sólo las aguas trémulas me hablan
Sólo ellas me muestran tus ojos glaucos
Y tu sonrisa de niña.
Arriba, del cielo constelado,
El tiempo cae inmisericorde
Mientras tu mirada pertinaz
salpica mi corazón atrapado.
Desde la barca me inclino
Y veo tu amor agitando los brazos
Náufrago en tus ojos y a la deriva
Las olas espumosas borran el camino.
Mientras yo permanezco varado en la esperanza
Tu corazón imantado atrae mis besos y caricias
Tu pecho ávido de mi pecho
Grita en tu garganta
El sollozo de tu espíritu eterno
Llamándome a beber tus lágrimas derramadas.
Más tarde el sol seca nuestra piel
Y tu sonrisa cómplice
Arranca la pena de mis ojos.
En la barca oscilante el ayer
Se cuela entre las cuadernas
Y la cuerda deshilachada
Ya no intenta retenernos.
Nuestras esencias eternas
Se confunden en la alegría de ser.
Bajo el peso de nuestra mirada
La hoja de haya aletea
Porque los ojos la ven
El aire transita de uno a otro
Respirándonos en la mañana
En el abandono del mar y del tiempo.
06.05.00
se conjugaron en tu alegría.
Ayer tus labios,
tierno, tímido, accidental gesto,
rozaron mis labios,
Ayer te pregunté:
¿hay algo entre tu y yo?
Tu cara llena de luz
Precedió a un: ¡claro que sí
ya lo sabes!
Nuestras bocas unidas,
larga y cálida acción de quietud,
fue nuestro universo.
Te abracé fuerte,
por querer ser uno contigo,
y en tu garganta rozaba el aire,
suspiro callado
en amoroso gemido.
Lloré en tus brazos
tu amor, por fin, recibido.
Anoche el sol brillaba
y yo era feliz.
Por el día el perfume de tu risa
recordé a cada instante.
Horas de alegría que no has vivido.
Besos ignorados por tu boca.
Palabras sin saberlo, pronunciadas.
Minutos que me amaste
sin tu corazón sentirlo
ni tu mente recordarlo
A no ser que...
¿soñaste tú también
ayer conmigo?
Herí mi corazón
queriendo quererte
Sabía que era ofuscación
pero no quise hacerme caso.
Anhelé tu pasión ardiente
y me engañé en cada ocasión
queriendo ver en cada paso
que querías a mi volverte.
Tras uno y otro tropezón,
mi alma en pedazos,
ante tu gesto indiferente
lloró vencida su indefensión.
“la gota que colma el vaso
ya no quiero quererte”
afirmé con convicción
pero tu cuerpo sin mi abrazo
loco me tenía por tenerte.
a lanzar hacia ti mi lazo
—esta vez tal vez acierte
y caiga en mis manos
tu corazón—
pero nada, tú ni caso
y yo más que loco... demente.
¿es posible tanta ofuscación?
Cuando pase este mal rato
quiero dejar este rollo deprimente
renunciar a tu prisión
y libre, aunque escaldado,
volaré hacia el árbol de enfrente
quizás tenga fruto en esta ocasión.
Marzo en Madrid.
La tarde quieta
la luz en calma,
el aire lento
y el alma abierta.
Avanzas hacia mi despacio
alcanzando el corazón atento.
Entre los dos un beso;
y ya el espacio se aroma.
Luego me dices que es Marzo
—¡debieras haber nacido en Marzo! —
y ante tus ojos juraría
haberte conocido en Marzo.
—aprovecha el mes - me urges
—exprime la vida - me conminas.
Y yo pienso en ti,
que eres mi pañuelo perfumado.
Siento tu presencia
y mi alma se culmina.
Este mes tan importante,
este existir contigo,
merece algo grande:
Valentía, ilusión,
amor, vértigo,
un impulso definitivo.
Cuando en la mañana despierte,
el primer pensamiento del día
será para ti
antes que la luz de la aurora,
en mis cerrados párpados detenida,
se derramará tu presencia en mis ojos
como lágrimas de alegría.
Inspiraré el aire
que compartimos
sentiré dentro los átomos que expiras
y querré para tu corazón
la paz y la dicha.
Después que me miras
siempre te quiero
igual que en la tarde
al matizar el bosque
la luz del sol tras la espesura
mi corazón tiembla
y mi alma se enriquece
te vas; te pienso.
Resuena en mí tu voz
cierro los ojos
esbozo una sonrisa y te quiero
y no se quién eres
ni sé qué esperas
ni adónde vas
ni si acaso me quieres
no lo sé del aire que en abril amanece
dibujando en mi cuello
besos y caricias de tu mano
no se si suena la flauta
sola o acompañada
en el interior del bosque
pero tampoco importa
sólo la alegría importa
¡Ay si tú me quisieras¡
¡Ay si todo se perdiera¡
pero... ¿Qué es lo que yo tengo?
pero... ¡cuánto tendríamos!
el amor quiso salvarte
de tu naufragio sin memoria.
Mientras tus ojos llenos de mar
lloraban la soledad circundante
frías aguas de tristeza
querían anegar tu alma
pero las rocas de la desesperanza
no amenazaban tu mirada
ni en tus manos había erosiones
del amor inaprensible.
En otro mundo unas manos llenas
te buscaban ávidas de derramarse
y lavar la sal de tus mejillas
regar el jardín de tus anhelos
aferrar tu vida a su barco
llenar con la ternura de tu sonrisa
sus ojos ansiosos de tu presencia.
Y sus ojos avistaron los tuyos
Con el corazón en la garganta gritaron
tu nombre desconocido
del amor presentido
Déjame esperarte
Déjame sentir que te quiero
Déjame pensar que todo tiene sentido
Déjame querer tu felicidad
Déjame abrazarte y llorar en tu vestido
Recuérdame alguna vez si estás triste
o te encuentras en el mar sola y con frío
recuerda que el amor siempre es bienvenido.
El recuerdo es de tristeza sin fondo.
De abismo brumoso e ignoto
donde caían cenicientas mis caricias
en interminables segundos
En tu boca mis besos rompían espumosos
y como olas se retiraban vacíos y absurdos.
Tu deseo era de apetito, no de hambre
se colmaba sin amor y sin lascivia,
apenas sentía tu corazón palpitante.
pintando una luna nueva tus pupilas.
Sobre la ciénaga donde el alma se agitaba
con sus brazos como trapos al viento
gritaba sorda con su garganta perpleja
la negrura de su mal sueño.
Ya tu boca la sonrisa niega
y tu espíritu cansado no levanta el vuelo.
Se quebró tu corazón fresco de azucena,
las turbias aguas apagaron tu pasión
quedó sepultada la mitad de tu alma
allí en la orilla
Y en el mar medio viva, entre las algas rotas,
la otra mitad indiferente flota en su prisión.
Se fue tu luz y ya no ves,
un destino de sombra estrujó tu corazón
y a tu lado no brilla el lucero en la hora desnuda
Mientras me entristezco imaginando
una niña al pie de una fosa
nuestras manos callan mudas
en el cielo nublado de una playa invernal.
Tu imagen es recuerdo constante
Aunque ahora aflora doloroso.
Veo las líneas en espacio brumoso
Que el tiempo ya enturbia inexorable.
En mi garganta se detiene amable
Para quedar vencido y en reposo,
Tu nombre, tan temprano y meloso,
Ahí, en tus brazos, tan vulnerable.
Te reclamó la eternidad dispersa
Mas las luces de tus ojos oscuros
Errantes y confusas permanecen
En mi mente late la suerte adversa,
Dieron la vida tus senos seguros
Todo pasó, y ya se desvanecen.