Amatoria

Esther

I

El día ha pasado

La brisa llega a mi cama

El calor de tus besos

Me llena con cada latido.

El roce de mis labios

Se perdió

En la suavidad

Del pelo de tu nuca.

Un beso soñado me diste

Embriagándome de tus ojos.

Mientras sonríes

¿qué puedo decirte?


II

Tu nada digas

haz como si naciera

Abre los brazos

Acógeme en tu mejilla.

Sé que teníamos manos

Que la música se oía

Hoy, lo sé

Pero en ese momento

Solo tu boca existía

En el calor del lecho

Desnudos,

En dulce abrazo,

Sin decirlas

Ronroneo palabras en tu oído

Sonríes con los ojos cerrados


III


Ámame despacio

Que me vuelvo loco

Antes de besarnos

Acaricia mi pelo

Y no digas aún

Te quiero

Que me vuelvo loco

Abrázame y no tiembles

Entre mis brazos

Que me vuelvo loco

Y no me sueltes nunca

Sino es para besarme

Que me vuelvo loco

Y si ves que lloro

Pronuncia mi nombre

Bajito, en un susurro,

O me vuelvo loco


Tinta azul

Se extiende en aguas tranquilas

Sonrisa en azul

Salpicada de reflejos blancos

Presencia azul

De horizontes inabarcables

Esencia de alegría

Susurrando tu alma al

Titilar de tus ojos

Húmeda ternura tus labios

Envolviendo mi corazón

Recién vestido de azul puro


A Esther, por ser ella y haberlo sido a mi lado


«Tu y el aire

el sol y tu sonrisa

ternura y naturaleza

en único sentimiento»

Sin palabras

sin gestos

sin siquiera tu mirada

me lleno de ti

bastan unos pasos

nocturnos, en silencio

y el aire de la noche

gira ante nosotros.

Murmullo leve

ante los pies callados

susurra cómplice al oído.

Poco a poco percibo tu asedio

a la sobra de la luz lunar

me venzo hacia ti.

A tu lado quise el silencio

Y el aire entre los dos adelgaza

Mi alma se deja

traspasar por tu presencia

de paz, de luz en calma

arropando una melodía

de pensamientos inacabados.

El silencio lunar

suspende el tiempo

agitando mi corazón afortunado

Serena tu mirada

de tu poder inconsciente

se imanta del amor circundante

después tu voz surge

ante un Ulises desatado

tu alma

mi alma

y entre las dos: un sueño.

Luz de calma

Cuna del sol

Nido de luna

limpia el espacio renegrido

y acoge, derrotado sin lucha,

un atadillo de ilusiones.

Me siento fuerte

me siento humano.

Sólo unos segundos

antes de morir al amanecer

envidioso de tu alegría

Ya no tengo otro afán

que reencarnar en un rincón de tu sonrisa

en la humedad de tu pupila

en el aire de tu gesto

el equilibrio de tu paso

en un cabello de dulzura entretejido

¡Quién pudiera hacer eterno

aquel andar pausado!

Dejarlo todo

Luna y cielo estrellado

Piedra y noche

Flotar leves en el giro de la brisa

Que bailó ante nosotros

Ser dadivosos de nuestra mirada

y receptivos con nuestro aliento.

Después de haber dejado los pasos de aquella noche, toda la angustia del cielo se acumula en mi ser. Fútil y pasajero, humano. Como sueño de un dios que despierta desorientado y dolorido por aquellos segundos pasados, sin poder recobrarlos en un abrazo de lágrima feliz. Dolorido por vislumbrar sin prenderlo, por haberlo tenido y haberlo perdido, aquel amor universal y eterno, tan cercano y tan esquivo.

abril de 2002