Salmos 40,3
Él ha puesto un cantico nuevo en mí, de hecho, soy un cantico nuevo para Él, ya que, al volver a Él, vuelvo al origen de mi existencia, al motivo por el cual Dios Padre pensó en mi desde la eternidad, la razón por la que fui diseñado para ser su adorador.
De Papá emana todo deseo de alabarle, desde su esencia, en él nace la alabanza que brota desde mi palpitar y surge como cántico nuevo a través de mis labios.
Aunque muchas veces eh estado en silencio, pero no en aquel silencio que espera el susurro de su aliento, no en aquel silencio que mi corazón sabe que Él está cerca y que me quiere enamorar con su dulce palabra, cuando dice mi nombre y me repite una y otra vez, Te Amo…
No, muchas veces eh estado en aquel silencio que no dice nada, que no brota palabra en mí, debido a las preocupaciones, a los afanes del día, a los apegos que aún tengo, ese silencio que no canta ni una sola melodía, son esos momentos que necesitamos descubrir y reconocer que necesitamos nos saque de la fosa fatal, del fango cenagoso(40,3), ya que él siempre esta presto a tendernos su mano puesto que somos sus hijos y está atento a nuestra vida (40,2).
Es necesario que Él asiente nuestros pies sobre la Roca, que consolide nuestros pasos (40,3) para así poder cantarle en la misma frecuencia con la que se canta en el cielo, así, aquellos a los cuales servimos a través de la música, verán y creerán que nuestro cantico es verdaderamente inspirado y en el Señor confiarán…
Dejemos que Él ponga un cántico nuevo en nuestra vida, una alabanza genuina en nuestro corazón.
Bendiciones