Rubén Parra
INTRODUCCIÓN:
Hablar de llevar es hablar de salida, es hablar de sinodalidad, de misión
LA SINODALIDAD EN LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA
· 1. «El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio»
· 56. Todos los fieles están llamados a testimoniar y anunciar la Palabra de verdad y de vida, en cuanto que son miembros del Pueblo de Dios profético, sacerdotal y real en virtud del Bautismo…
¿Qué significa Sinodalidad?
· “El Sínodo no es un parlamento. Es un espacio protegido para que el Espíritu Santo pueda actuar”.
· Sinodalidad significa literalmente caminar unidos, caminar juntos y supone un modo muy particular de entender las relaciones entre Papa, obispos y resto de bautizados. Fue una marca esencial de la Iglesia de los primeros tiempos.
· Recordemos las primeras palabras del pontificado del papa Francisco, pronunciadas desde el balcón de la plaza anochecida de san Pedro, tras su elección el 13 de marzo de 2013: «Y ahora, comenzamos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros».
· Hasta tres veces emplea la palabra «camino», indica el camino que recorren juntos los miembros del Pueblo de Dios». En el entrecruzamiento de esta doble consideración resulta que «camino sinodal» significa discernimiento y búsqueda de la voluntad de Dios, no solo a título personal sino como comunidad cristiana.
EVANGELII GAUDIUM (SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL)
· EG 284: Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo (Hch 1,14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización.
· EG 15. Juan Pablo II nos invitó a reconocer que «es necesario mantener viva la solicitud por el anuncio» a los que están alejados de Cristo, «porque ésta es la tarea primordial de la Iglesia».14 La actividad misionera «representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia »15 y «la causa misionera debe ser la primera».16 ¿Qué sucedería si nos tomáramos realmente en serio esas palabras? Simplemente reconoceríamos que la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia. En esta línea, los Obispos latinoamericanos afirmaron que ya «no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos »17 y que hace falta pasar «de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera».18 Esta tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para la Iglesia: «Habrá más gozo en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (Lc 15,7).
Una Iglesia en salida (capítulo I de la EG)
· EG 19. La evangelización obedece al mandato misionero de Jesús: «Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20). En estos versículos se presenta el momento en el cual el Resucitado envía a los suyos a predicar el Evangelio en todo tiempo y por todas partes, de manera que la fe en Él se difunda en cada rincón de la tierra.
· EG 20. En la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de «salida» que Dios quiere provocar en los creyentes. Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra nueva (cf. Gn 12,1-3). Moisés escuchó el llamado de Dios: «Ve, yo te envío» (Ex 3,10), e hizo salir al pueblo hacia la tierra de la promesa (cf. Ex 3,17). A Jeremías le dijo: «Adondequiera que yo te envíe irás» (Jr 1,7). Hoy, en este «id» de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.
Entonces este llamado de SALIR también es para los Ministerios de Música de todo México…
1. Sí es para TODOS, el llevar el Poder de la Palabra de Dios en mi Ciudad implica SALIDA, implica DESAFÍOS, implica apostar por ir en busca del que no se acerca a la Iglesia, implica renunciar a la comodidad de esperar a que lleguen lo hermanos a la asamblea, de que asistan a la Eucaristía, implica ser arrojados, audaces, creativos (Mt 11,12)
2. EG 33: Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. Una postulación de los fines sin una adecuada búsqueda comunitaria de los medios para alcanzarlos está condenada a convertirse en mera fantasía.
3. Implica también un organizarse para salir, implica ser estratégico y sin perder el objetivo central, programar las salidas para llevar la CASA ABIERTA DEL PADRE, así como nos dice el Papa Francisco que la Iglesia es “en salida” o “no es Iglesia”, remarcando asimismo que la Iglesia "está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre". De modo que, "si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas".
¿Cómo llevar ese poder de la Palabra en mi ciudad, en mi colonia?
1. Primero que nada, implica UNCIÓN, sí hermanos, implica Ministerios de Música ungidos (empapados de aceite) llenos del Espíritu Santo, Ministerios de Música que viven día a día el Bautismo del Espíritu en sus vidas.
2. Hermanos ¿qué fue lo que impulso a la Iglesia primitiva el salir a anunciar la Buena Nueva? P E N T E C O S T É S
3. Plazas, casa por casa, cruceros, hospitales, colegios, universidades, etc. son algunos escenarios para que los Ministerios de Música a través del canto y la música lleven la Palabra de Dios impulsados por el ardor que hay en ellos por el Espíritu Santo.
4. EG 28. La parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad. Aunque ciertamente no es la única institución evangelizadora, si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas». Esto supone que realmente esté en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos. La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y la celebración. A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero. Pero tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la misión.
Oremos valientemente como la Iglesia primitiva
Hechos 4,29-31
Señor, ten en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos que puedan predicar tu Palabra con toda valentía, extendiendo tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios por el nombre de tu santo siervo Jesús.»
Acabada su oración, retembló el lugar donde estaban reunidos, y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y predicaban la Palabra de Dios con valentía.