Según el diccionario, alabar significa
• Elogiar, celebrar con palabras a Dios.
• Reconocimiento de las obras del Creador
• Declaración verbal de los hechos y atributos de Dios
• Celebrar con palabras
• Reconocer los atributos de Dios
• Reconocimiento de los méritos o cualidades de una persona o de una cosa mediante expresiones o discursos favorables
La alabanza
Es el reconocer los atributos, las virtudes de Dios. El CIC (Catecismo de la Iglesia Católica) nos dice en el numeral 2639 “La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Le canta por El mismo, le da gloria no por lo que hace sino por lo que El es. Participa en la bienaventuranza de los corazones puros que le aman en la fe antes de verle en la Gloria. Mediante ella, el Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios (cf. Rm 8, 16), da testimonio del Hijo único en quien somos adoptados y por quien glorificamos al Padre. La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquél que es su fuente y su término: "un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Co 8, 6).
San Agustín, San Francisco de Asís, la misma Liturgia está repleta de alabanza y todos los Santos de la Iglesia en todo momento elevaban alabanza a Dios, era indispensable en su comunión con Dios, alabarle y reconocerle como el único y verdadero Dios.
“Bien es verdad, que no es posible fracasar alabándote a Ti, porque alabarte a Ti es como tomar alimento, y cuanto más te alabo, tanto mayor será mi fortaleza”. San Agustín
"Sepamos adorar, alabar y bendecir, ensalzar y dar gracias al Altísimo y soberano Dios Eterno, Padre, Hijo y Espíritu Santo... El que es sin principio ni fin, inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible, impenetrable, bendito, digno de alabanza, glorioso, Sublime, altísimo, amable, y deseable más que todas las cosas por los siglos de los siglos” San Francisco de Asís
En el Prefacio común IV la liturgia nos enseña con respecto a la alabanza que nuestra alabanza no le hace bien a Dios, sino que nos hace bien a nosotros “Aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación” (Prefacio común IV)
“La oración de alabanza, totalmente desinteresada, se dirige a Dios; canta para Él y le da gloria no sólo por lo que ha hecho sino porque él es”. (CIC, 2649)
PORQUE ES UN MANDATO QUE EL SEÑOR NOS DA
Salmo 81,2-6; Salmo 150,6
PORQUE ÉL SE COMPLACE EN LA ALABANZA
Salmo 22,4; 87,2; Isaías 60,18b
PORQUE HAY PODER EN LA ALABANZA
Ex 14,14, 2ª. Crónicas 20,15b; 20,22-23
PORQUE ES BUENO ALABAR
Salmo 92,1; Sal 135,3
PORQUE ÉL ES DIGNO DE ALABAR
Apocalipsis 5,9-13; Salmo 48,2
PORQUE DIOS CREÓ AL HOMBRE PARA QUE LO ALABE
Efesios 1,3-6; Jeremías 13,11; 1ª Pedro 2,9; Isaías 43,21
EN TODO TIEMPO
Salmo 34,2
TEMPRANO Y POR LA NOCHE
Salmo 113,3; 57,8; 119,62; 134,2
EN LA ADVERSIDAD
Habacuc 3, 17-19
EN TODO LUGAR
Salmo 149,5
EN LA IGLESIA
Salmo 22,23,26; 26,8,12; 27,4; 35,18; 69,10; 107,32; 122,1; 149,1
DELANTE DE LOS HOMBRES Y DE LAS NACIONES
Salmo 40,4; 96,3
CON UN CORAZÓN SENCILLO
Proverbios 3,5; 27,19; Jeremías 29,13;
LEVANTANDO LAS MANOS
Nehemías 8,6; Salmo 28,2; 63,5; 134,2; 141,2; 1 Timoteo 2,8
CON LAS PALMAS
Salmo 47,2
CON INSTRUMENTOS
Salmo 150,3-5
POSICIÓN DE PIE
2ª Cro. 5,12; 7,6
DE RODILLAS, INCLINADO Y POSTRADO
2ª. Crónicas 29,28-30; Salmo 95,6; Apocalipsis 19,4
CON EL CANTO
Isaías 12,5; Salmo 9,12; 51,17
DE FORMA AUDIBLE
Salmo 26,7; Salmo 66,8
CON LA DANZA
Éxodo 15,20-21; 2 Samuel 6,14-16; Salmo 30,11; 149,3; Hechos 3,8.
CON LA ACLAMACIÓN
Salmo 47,2; 66,1; 81,2; 95,1-2; 98,4-6; 100,1
CON EL HABLAR EN LENGUAS
Hechos 2, 4; 1ª. Corintios 14,2
El “GPS” de Dios
“GPS”
Podemos decir pues que la alabanza indiscutiblemente nos tiene que llevar a reconocer a Jesús como nuestro único Señor, o viceversa que solo si Jesús está en el centro de nuestro corazón como único Señor puede entonces brotar una alabanza pura y genuina para Él, de otro modo solo lo haremos de labios para afuera, así lo dice su palabra en Isaías 29,13 en otras palabras pudiéramos decir que sin Señorío, la alabanza se empobrece o se desaparece.
Ahora bien, la alabanza necesita ser inspirada por el Espíritu Santo, ya que nadie puede decir Jesús es Señor sino es movido por el Espíritu Santo (cfr. 1Cor. 12,3), el Espíritu Santo es aquel que bajo su influjo nos hace decir “Abba, Padre”, de modo que le reconocemos como nuestro Padre y al alabarlo, Él nos libera de la esclavitud para poder gozar de su herencia. (cfr. Cfr. Ga. 4,6-7). Al ser impulsado por la influencia (influjo) del Espíritu Santo, Él transforma nuestra manera de vivir y de pensar, ya que la palabra influjo por definición es el poder que tiene una persona para determinar o alterar la forma de pensar y de actuar en otra, es así pues que necesitamos ser influenciados por el Espíritu Santo en todas las áreas de nuestra vida, hasta ser “modificados genéticamente” como lo explica Salvatore Martínez en su libro “Impulsados por el Espíritu; volvamos a partir del Cenáculo” en donde dice que: “En efecto, al recibir el Espíritu Santo, el hombre queda ¡“genéticamente modificado”! Esta es la única agradable a Dios, porque Jesús nos ha dado su vida divina” (Pag. 47).
“La alabanza movida por el Espíritu Santo nos hace rendir nuestra vida y entregarle a Él, el centro de nuestro corazón, además nos lleva a vivir su presencia transformadora, nos hace cantar cántico nuevo, nos inspira a vivir cada vez más santamente, nos impulsa a servir al hermano y a marcar la diferencia en nuestro entorno”
Preparación:
Dedica diariamente al menos 5 minutos de continua alabanza al Señor
Acude a la Eucaristía esta semana de ser posible diariamente
Elabora tu estudio de la Sesión 1
Instrucciones:
Ora pidiendo Espíritu Santo para que él sea tu inspiración y tu luz
Lee y medita cada cita bíblica
Ora cada día dos citas Responde correctamente las preguntas que se te elaboran en tu cuaderno
1. ¿Qué es alabar?
2. ¿Qué nos dice el CIC en el numeral 2639, 2649?
3. ¿Qué piensas sobre lo que nos dice el Prefacio IV de la Liturgia que dice: “Aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación” (Prefacio común IV)
4. ¿En qué áreas aún Jesús no es el Señor de tu vida?
5. ¿Qué momentos de nuestra vida aún no nos dejamos mover por el Espíritu Santo?
¿Qué nos dicen las siguientes citas bíblicas? Contesta con tus propias palabras en tu cuaderno:
LUNES:
1. Salmo 81,2-6
2. Ex 14,14
MARTES:
3. Salmo 92,1
4. Salmo 48,2
MIÉRCOLES
5. Efesios 1,3-6
6. 1ª Pedro 2,9
JUEVES:
7. Salmo 34.1
8. Salmo 113,3
VIERNES
9. Salmo 26,8,12
10. Salmo 40,3
SÁBADO
11. Nehemías 8,6
12. Salmo 47,1
DOMINGO
13. Salmo 150,3-5
14. Deuteronomio 11,24