Rubén Parra
Objetivo del Tema:
Sumergidos en las fuentes de su poder nos hace reflexionar en la realidad que vive el Músico de Dios y el Animador de Asamblea en sus inseguridades, en sus ídolos, sumergidos implica una fe determinante en dejarse transformar por su Santo Espíritu de manera personal, es quedar limpios en su presencia para luego ser usados poderosamente por el Espíritu Santo.
Introducción:
En el evangelio de San Juan capítulo 4 versículos del 1 en adelante, nos narra un suceso histórico en el cual, Jesús proclamaba un bautizo nuevo no como el de Juan, si no, uno que da vida nueva, esto vino a los oídos de los fariseos y Jesús partió de Judea hacia Galilea teniendo que pasar por Samaria (cfr. Jn 4,1-4).
El itinerario de Jesús no es una casualidad, sino todo un propósito eterno. Llega a un pueblo de Samaria llamado Sicar (cfr. Jn 4,5), estaba allí el pozo de Jacob, Jesús cansado del camino, se sentó junto al pozo, era justo la hora sexta, es decir, el mediodía (cfr. Jn 4,6), en pleno desierto a esa hora, se produce un calor insoportable, Jesús recorrió más de 180 kilómetros caminando para llegar a Sicar, es por eso que Jesús estaba exhausto de cansancio físico, más nunca en el espíritu, y aún faltaba un poco por llegar a Galilea. Y es ahí en dónde llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice “Dame de beber” … (cfr. Jn 4,7)
Desarrollo del Tema:
Entremos primero en el contexto de este pasaje, aquí nos hablan de dos lugares importantes; el pozo de Jacob (cfr. Jn 4,6) y más adelante habla de un monte en dónde dice la samaritana que ahí adoraron sus padres en ese monte (cfr. Jn 4,20)
¿Quiénes son los samaritanos?
Ellos eran descendientes de Efraín y Manasés, hijos de José, hijo de Jacob. Tuvieron muchos conflictos con los judíos en el exilio, no eran malos y también tenían por ley el Pentateuco, aunque también se les consideraban herejes. Samaria era la región principal del reino del norte de Israel, y era donde estaba su capital. Los samaritanos al paso por su territorio acogían al forastero, es por eso que sus descendientes tenían sangre mixta, ya que Samaria era una muy buena región (cfr. Gn. 33,19-20). Es esa región se encontraba el monte Garizín, el monte de la bendición (cfr. Dt 27,12; Jos. 8,33), éste es el mismo monte del que habla la samaritana (cfr. Jn 4,20).
Entonces podemos decir que los samaritanos eran un pueblo bendecido por estos dos lugares, el pozo de Jacob y el monte Garizín, además que en el nuevo testamento se habla también de la parábola del buen samaritano (cfr. Lc 10,29)
En ese contexto sigamos con el texto del evangelio según San Juan.
Dame de beber
Jesús le pide agua para beber a la samaritana, ella le responde como es que tu siendo judío me pides beber a mí, que soy una mujer de Samaria (cfr. Jn 4,7-9) Jesús le responde: “si conocieras el don de Dios y supieras quién es el que te dice Dame de beber, tú se lo habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva” (cfr. Jn 4,10)
El don de Dios también conocido como la Potencia de Dios que el mago Simón quiso comprar con dinero (cfr. Hech 8,20), esa misma potencia de Dios, es la Potencia de su Espíritu, de su agua viva, los mismos samaritanos que acogieron la palabra decidieron bautizarse y recibir por imposición de las manos el Espíritu Santo (cfr. Hech 8,14-17) al escuchar la predicación de la Palabra que es Jesús, ellos deseaban sumergirse en esas fuentes de poder, y ellos recibían al Espíritu Santo. (cfr. Hech 8,17).
Muchas veces nosotros como Ministerios de Alabanza (MdA) tenemos la misma actitud que la samaritana, vamos a beber del pozo, pero no se sacia nuestra sed porque no nos permitimos sumergir en ese pozo de poder, pedimos al Señor nos de agua, pero seguimos sedientos, ¿Por qué sucede esto?
Jesús le respondió a la samaritana cuando ésta le cuestiono que si se creía más que Jacob (cfr. Jn 4,11-12) “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero que el que beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna” (cfr. Jn 4,13-14). Ellos bebían del pozo de Jacob y adoraban lo que no conocían, dioses muertos, y eso lo hacían solo por tradición, no porque de verdad buscaban al Dios verdadero.
¿Quién está usurpando en tu corazón el lugar que le corresponde solo al Señor?
La mujer le dice a Jesús, “Señor, dame de esa agua para no volver a tener sed y no tener que venir aquí a sacarla” (cfr. Jn 4,15), es ahí en dónde la plática entre Jesús y la samaritana pudiera tomar otro rumbo, ya que Jesús le pide a la mujer que le llame a su marido (cfr. Jn 4,16), ella responde no tengo marido (cfr. Jn 4,17), Jesús le respondió: “Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco, y el que ahora tienes no es marido tuyo” (cfr. Jn 4,17-18), es ahí en donde la mujer reconoce a Jesús como profeta y le dice, “Nuestros padres adoraron en este monte” (cfr. Jn 4,20).
Para poder sumergirse en las fuentes de poder, en las fuentes de agua eterna es necesario primero reconocer quienes están ocupando el primer lugar en nuestro corazón. Es ahí en dónde la indicación de Jesús tiene todo el sentido “… llama a tu marido…” (cfr. Jn 4,16), esto dice el Señor porque el significado de los 5 maridos tiene que ver porque los samaritanos tenían dioses importados por cinco grupos paganos: Babilonia, Cutá, Avá, Jamat y Sefarvaín. (cfr. 2 Re 17,24; 29-34), el dios de los samaritanos se llamaba Ba’al, palabra que se había convertido en un nombre común para designar a los falsos dioses. En otras lenguas la palabra ba’al significa también “marido” y “dueño”.
Esto quiere decir Jesús cuando le pide que traiga a esos maridos (dioses) que los ha puesto en su corazón, a quienes les ha hecho un altar y le rinde adoración, ya que ellos adoran lo que no conocen (cfr. Jn 4,22). MdA ¿Quiénes ocupan el primer lugar en sus corazones? ¿A quién le están rindiendo culto antes que al Dios vivo? ¿Quiénes son tus maridos?
Sumergidos en las fuentes de poder
Hermanos, nosotros conocemos bastante este pasaje bíblico y muchos lo hemos predicado una y otra vez incasablemente, más aún, quizá no hemos entrado a esa hora en dónde los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad (cfr. Jn 4,23), porque aún tenemos otros dioses en nuestro corazón, hemos levantado altares en nuestros corazones que aún tenemos sed, y vivimos con sed sin ser saciados.
Sumergirse significa estar dispuestos a despojarse, sumergirse significa hundir, meter, mojar, bañarse, descender, es decir, sumergirse en las fuentes de poder implica una decisión personal para quedar limpios, en el CIC en numeral 1214 no dice que: Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa
"sumergir", "introducir dentro del agua"; la "inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo de donde sale por la resurrección con El (cf Rm 6,3-4; Col 2,12) como "nueva criatura" (2 Co 5,17; Ga 6,15).
Es decir que necesitamos de una manera libre y consciente sumergirnos en las fuentes que pueden hacer que muera el yo para que surja el Yo verdadero que es Cristo.
Así como la samaritana necesita sumergirse en esa agua que quita la sed para renunciar a sus “maridos” (Baales) y entrar en la nueva vida del Espíritu, renunciar a no querer seguir saciando su vida con uno y otro y otro marido que lo único que hacen es llevarle a la perdición y al desconocimiento de Cristo, así mismo nosotros necesitamos el agua de vida eterna para poder ser adoradores verdaderos…
La samaritana al recibir ese mensaje deja su cántaro y corre a anunciar que ha encontrado al Mesías (cfr. Jn 4,28)
Deja tu cántaro y déjate usar por Él
Deja tu cántaro y síguele, búscale, busca su rostro, la samaritana no sale a buscar el agua por la mañana como era costumbre de todos, sino a mediodía para que nadie la viera y la juzgara por la vida que llevaba, el cántaro servía para llevar líquidos equivalentes a 22 ó 23 litros, es decir, era pesado, como la vida que cargaba la samaritana, muchas veces eso a nosotros no nos deja caminar, no nos permite sumergirnos en las fuentes de poder, ¿Qué es lo que en tu vida te atormenta? ¿A qué fuente estas recurriendo para satisfacer tu sed? ¿Qué cantaros llevas sobre ti que te parecen pesados?
La samaritana dejo su vida pasada (cántaro), sus seguridades, lo que pensaba que le quitaba la sed y dejándolo todo corre a anunciar la luz que ha recibido, solo aquellos que son sumergidos y saciados por el agua de su Espíritu no pueden quedarse callados (cfr. Hech 4,20) solo aquellos que buscan ese manantial inagotable de amor, son verdaderamente saciados y cuando esto sucede nos impulsa a reconstruir comunidades, familias, ministerios.
"Te guiará Yahveh de continuo,
hartará en los sequedales tu alma,
dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado,
o como manantial cuyas aguas nunca faltan.
Reedificarán, de ti, tus ruinas antiguas,
levantarás los cimientos de pasadas generaciones,
se te llamará Reparador de brechas,
y Restaurador de senderos frecuentados."
Isaías, 58, 11-12
Oremos pidiendo ser sumergidos en las fuentes de poder