Es una herramienta que le permite a los alumnos tomar conciencia de los propios sentimientos y emociones, desarrollando habilidades de control y autorregulación de los mismos, mediante un afiche con distintas imágenes de rostros o emoticones que reflejen las emociones o estados de ánimo. También pueden incluirse palabras (sobre todo específicas, que difieran de, por ejemplo, las emociones básicas.)
Se solicita a todos los participantes que ubiquen el clip con su nombre cerca de aquel dibujo o palabra que más represente cómo se sienten en el momento presente. Se solicita la colaboración de los jóvenes para que ayuden a los niños y niñas en caso de que no conozcan o sepan leer alguna palabra, o necesiten ayuda para escribir sus nombres.
Una vez terminado este momento, se aclara que, si en el transcurso de la actividad, sienten que su emoción inicial ha cambiado, pueden acercarse al afiche y cambiar el clip a otra imagen o palabra.
Al finalizar el encuentro, se propone el armado de una ronda de intercambio. En dicha instancia, se puede volver a preguntar si algo cambió respecto al primer momento o durante el encuentro.
Comprender la importancia del clima emocional en el aula como factor fundamental del aprendizaje