Navegación Astronómica básica usando el Sol
por David Monrós
por David Monrós
La técnica más simple para obtener nuestra situación por procedimientos de navegación astronómica es, sin duda alguna, la meridiana del Sol o paso del Sol por el meridiano superior del lugar del observador, es decir, nuestro mediodía. Este método sigue siendo importante en la actualidad como procedimiento de emergencia para el posicionamiento por si la causa de la debacle es, por ejemplo, una avería que inutiliza el instrumental, el sistema eléctrico de la embarcación o nos atacan los norteamericanos.
Un apagón del sistema GPS es muy poco probable pero no imposible (el Sol, como la mayoría de estrellas, es un astro que tiene muy mal humor) y, pese a que siempre es conveniente tener un sistema de respeto (un GPS portátil, un PC portátil auxiliar con una antena GPS y, más recientemente, los smartphones y tabletas con varias apps, en fin, de todo menos un sextante y un librito), aprender a posicionarse con el Sol es una práctica muy recomendable, sencilla y que aún es obligatoria en muchas marinas mercantes.
Si no disponemos de un buen sextante y un Almanaque Náutico, podemos hacer un posicionamiento de emergencia, muy aproximado y simplificado, con otros enseres que, por lo menos, nos permitirá llegar a una costa conocida (la recalada). En este artículo se detalla la forma de hacerlo partiendo de la base de que el lector no tiene conocimientos para realizar un posicionamiento utilizando los métodos de la navegación astronómica.
LA PRÁCTICA
El cálculo
1. Calcular la Longitud.
La hora de la meridiana es la media aritmética de las horas anotadas durante la primera y la tercera parte de la observación. Dicha media se obtiene sumando todas las horas y dividiendo el resultado por el número total de registros de tiempo que hemos obtenido. Es decir, para cada altura angular del Sol tenemos dos mediciones de la hora, la de subida del astro, que hemos realizado en la primera parte de la medición, y la de bajada, que hemos medido en la tercera parte ajustando la altura obtenida en la primera. Si por ejemplo hemos realizado cuatro mediciones, dos de subida y dos de bajada, debemos sumar las cuatro mediciones horarias y dividir el resultado por cuatro.
La hora resultante es la hora GMT en que se ha producido el mediodía en nuestro meridiano superior que, además, será también la hora de la referencia POM con la altura angular obtenida en la segunda parte de la medición.
Sabemos que en el meridiano de Greenwich, el meridiano 0º, es mediodía a las 12:00 h en tiempo solar aparente, por lo que deberemos restar algebraicamente el valor Et de la ecuación del tiempo para el día del año de la observación a las 12:00 h GMT y así obtener la correspondencia con dicho momento aparente del paso del Sol por el meridiano de Greenwich.
A continuación, restamos la hora calculada en nuestro meridiano (POM) a la hora de la meridiana en Greenwich. Si el resultado es positivo estamos al Este (E), puesto que la hora de nuestra meridiana es anterior a la hora en que se ha producido en Greenwich. Si por el contrario es negativo, estamos al Oeste (W), puesto que la hora en que se ha producido ha sido posterior.
Por último, del resultado de la resta hacemos la conversión del tiempo a distancia de arco multiplicando por 15 para obtener la Longitud.
2. Calcular la latitud.
La altura angular con la referencia POM obtenida en la segunda parte de la medición será el dato que aplicaremos en la formula para determinar la latitud una vez realizadas las correcciones debidas a las aberraciones ópticas que se producen, por distintos motivos, al observar los cuerpos celestes y junto con el valor de la declinación del Sol para el día del año de la práctica que hay en el PDF.
Correcciones:
Las alturas angulares que hemos obtenido con el inclinómetro son del orden de décimas de grado, es decir, con una precisión de minutos de arco, por lo que aplicar según qué correcciones no merece la pena ya que, la mayoría, son del orden de décimas de minuto.
La única e importante salvedad es la corrección por el semidiámetro del Sol que, para esta práctica, se propone aplicar de forma simplificada y de la siguiente manera:
De 6 a 10º de altura observada, aplicar 9’ (0,15º)
De 10 a 20º de altura, aplicar 12’ (0,20º)
De 20 a 40º de altura, aplicar 14’ (0,23º)
Más de 40º de altura, aplicar 15’ (0,25º)
Si para medir la altura del Sol con la referencia POM hemos usado el limbo inferior, debemos sumar la corrección correspondiente y si hemos usado el limbo superior debemos restarla.
Una vez aplicada la corrección a la altura del Sol, procedemos a calcular la latitud mediante la fórmula expuesta en el apartado de La teoría:
latitud = 90º + (± ∂) - α
Donde ∂ es la declinación, positiva (se suma) o negativa (se resta), del Sol para el día del año en que hacemos la observación y α es la altura POM corregida.
Huelga decir que la latitud resultante es Norte (N) si hemos hecho la observación usando la marca cardinal Sur y viceversa. El resultado de la operación es en grados y décimas de grado por lo que, si preferimos trabajar con grados y minutos, tendremos que multiplicar los decimales de grado por 60 para obtener los minutos de arco.
Por último, marcamos nuestra situación en la carta náutica. Como hemos visto, la nomenclatura de trabajo se reduce a grados y minutos, por lo que con las cartas de arrumbamiento (E: 1/3 000 000 - 1/200 000) o una general será más que suficiente para determinar la posición, no vamos a conseguir más precisión ni hartos de vino.
3. Consideraciones finales.
La latitud y Longitud que hemos obtenido es para la fecha y la hora GMT con la referencia POM que hemos calculado.
Los datos tabulados en el PDF son una media perpetua de los distintos valores que tienen la declinación del Sol y la ecuación del tiempo a lo largo del correspondiente día del año. Siendo rigurosos, deberíamos calcular su valor exacto para el momento del mediodía de la fecha de observación, dato que solo podríamos obtener de un Almanaque Náutico pero que, para simplificar la práctica acorde con la precisión de las mediciones, se ha optado por omitir de la explicación.
El error medio de esta práctica suele ser de unos 30’ si la herramienta de medición ofrece décimas de grado, lo que representa un círculo de incertidumbre de unas 30 millas náuticas respecto a la posición calculada. En una emergencia, esta circunstancia siempre debe ser notificada en el caso de que consigamos comunicarnos por radio, ya sea con un buque cercano o con los equipos de salvamento.
Por último, puede parecer nimio, pero una buena práctica es siempre ser conocedor de las corrientes generales de las zonas por donde navegamos. Cuando todo falla y nos quedamos a la deriva, podemos hacer una estimación de la derrota que vamos a seguir, aunque el mar esté en calma y no sea una certeza absoluta, porque tarde o temprano las corrientes dominantes nos desplazarán, en un sentido u otro, lo que nos permitirá determinar mejor todos aquellos esfuerzos que hagamos para salir bien parados de la situación.