Paul Verlaine
La canción de las ingenuas
Nosotras somos las ingenuas,
candorosamente vestidas,
que vivimos en las novelas
cursis, casi desconocidas.
Vamos cogidas por el talle
con trajes de cándidos tules,
y son tan puros como el día
nuestros pensamientos azules.
Y triscamos por las praderas
desflorando risas y rosas,
desde la aurora hasta el crepúsculo,
a la caza de mariposas.
Nuestros sombreros de pastora
realzan aún más nuestro candor,
y nuestros trajes vaporosos
son de un extremado blancor.
Los Richelieux y los Caussades
y los Faublas, siempre galantes,
nos dedican cuando pasamos
sus miradas insinuantes.
Pero se estrellan sus suspiros
y sus saludos y sus galas
contra los irónicos pliegues
de los trajes de colegialas.
Y nuestro candor hace burla
de la audaz imaginación
de los donjuanes petulantes,
aunque a veces el corazón
nos sorprende en nuestras alcobas
con pensamientos clandestinos,
presintiéndonos las futuras
amantes de los libertinos.