Paul Verlaine
El esqueleto

A Albert Mérat


Por el campo errantes, dos rufianes borrachos vieron

en el lodo de una honda fosa una carcasa humana

a la que el hambre torva de un lobo fugaz

acababa de desmembrar la osamenta por la mitad.


La cabeza, intacta, tenía ese rictus poco amigo

que nos entristece, nos irrita y nos molesta.

Poco místicos, nuestros capitanes Fracasse*

pensaron (el mismo John Falstaff hubiese temblado)


que habían bebido, que todo vino bebido filtra y gotea,

y que además ese muerto con su relicario bien abierto

sin dudas no se enojaría de beber también un trago.


Pero como no hay que insultar a la Nada, el esqueleto,

tras alzar el tronco y quedar allí sentado,

les hizo saber que era hora de continuar con su dueto.


*Le Capitaine Fracasse, novela histórica de Théophile Gautier 

publicada en 1863 cuyo personaje es eje de una 

estrafalaria historia de capa y espada. 

La palabra “fracasse” puede significar de manera figurada “borracho”.