César Vallejo
XXIV Al borde de un sepulcro florecido...

Al borde de un sepulcro florecido

trascurren dos marías llorando,

llorando a mares.


El ñandú desplumado del recuerdo

alarga su postrera pluma,

y con ella la mano negativa de Pedro

graba en un domingo de ramos

resonancias de exequias y de piedras.


 Del borde de un sepulcro removido

se alejan dos marías cantando.


Lunes.