DESCRIPCIÓN DEL TEMPLO DE ARTEMISA

No solo su construcción en mármol, que se popularizaría posteriormente, supuso una novedad para este templo. Sus enormes dimensiones también dejaron con la boca abierta a sus contemporáneos: estaba compuesto por 127 columnas de orden jónico de aproximadamente 13 metros de alto. Las columnas eran el aspecto más destacado de este templo en el que la estatua dedicada a Artemisa y el lugar de devoción propiamente dicho ocupaba un espacio relativamente pequeño entre este auténtico bosque de columnas que servían de pasaje que llevaba hasta ella. Según Plinio, decenas de estas columnas estaban decoradas con relieves de distinto tipo y en este templo se encontraban también los ricos regalos que se dejaban a la diosa, desde monedas hasta ricas joyas, pasando por todo tipo de objetos de gran valor en la época.

Delante de este templo, cuya fachada ya transmitía la magnificencia que se dejaba ver en su interior, se encontraba un cuidado jardín que se relacionaba con el ámbito de protección de esta diosa. Este templo, además, no era el único que se hallaba en la misma zona, pues había diversos edificios a su alrededor que los investigadores aún tratan de dilucidar. Su construcción tardó ciento veinte años en terminarse y, como no podía ser de otra manera dada su duración, participaron en ella varios arquitectos, entre los que destacan Quesifronte y Metágenes. Su magnificencia enseguida llamó la atención de sus contemporáneos y se convirtió en uno de los grandes monumentos del mundo griego.