En la crisis del coronavirus, Europa está siendo el epicentro de la pandemia tras desplazar a China luego de que el gigante asiático lograra, con medidas drásticas, controlar la propagación.
España es uno de los más golpeados por la crisis, que ahora se sitúa cuarto por el número de contagios (superado recientemente por Estados Unidos) con casi 40.000, y continúa en el tercer puesto en cuanto al índice de mortalidad, con un 5,3%, dato a tener en cuenta si nos fijamos en la tasa del 4,2% a nivel global.
Ante esta situación, la comunidad científica no deja de preguntarse el por qué de esta diferencia porcentual.
Para analizar el índice de mortalidad, debemos tener en cuenta que este se refiere al número de personas que han muerto sobre los casos confirmados del virus. España está situada segunda a nivel global en índice de mortalidad, por delante se encuentra Italia con un 8,5%, e Irán con un 7,5%. Detrás ya aparecen países que hace una semana no registraban siquiera índices preocupantes, como Reino Unido que ahora tiene un 4,4%, y China, con sus medidas de contención, ahora registra un 4%.
Las cifras cambian mucho por país, incluso hay lugares donde la cifra no sobrepasa el 1%. Por ejemplo, en Suiza el índice de mortalidad solo asciende al 0,9% y en Alemania se queda en el 0,3%, siendo que en este último solo han fallecido 52 contagiados a pesar de registrar 18.361 contagiados.
La rapidez con la que se propaga el virus es uno de los principales motivos por los que hay tanta gente hospitalizada.
El 70% de los que se encuentran en las UCI tienen más de 60 años. De los menores de 30 años infectados solo el 5% se encuentra en un hospital, y cuando se habla de los menores de 20 años, el porcentaje se sitúa por debajo del 2%. Ante esta situación, las autoridades afirman desconocer cuándo se llegará al pico de contagios, pero están seguros que las medidas de aislamiento social y restricción de la movilidad tendrán efecto.
Sí es cierto que hay países que disponen de un índice mucho más bajo de mortalidad. Y los motivos apuntan hacia dos direcciones: los tests y la disponibilidad de camas en los hospitales.
Las últimas investigaciones y opiniones de expertos dan mucha importancia a la cantidad de tests que se realizan a la población para diagnosticar rápidamente la enfermedad. En el coronavirus Covid-19 cobran especial relevancia, teniendo en cuenta que se contagia también durante las dos semanas de incubación, antes de tener incluso síntomas. Esto lo diferencia de la gripe y del SARS (que fue la última epidemia por coronavirus de 2003).
De hecho, está comprobado que en países como Alemania se hacen muchos más test. Concretamente, el país que preside Angela Merkel realiza cada semana 160.000 pruebas para diagnosticar la enfermedad, así pueden registrar un mayor número de contagiados, que incluye a los asintomáticos y de sintomatología leve, y por ende el índice de mortalidad desciende al existir más registro de infectados sin letalidad. La misma situación ha registrado Corea del Norte, con un índice del 0,6%.
Otro de los puntos importantes hace referencia a la disponibilidad de camas para albergar casos graves. En España existen, entre el sistema sanitario público y el privado, solo 200.000 camas hospitalarias y 3.800 camas de UCI. Una vez estas camas estén llenas habrá que aplicar lo que se conoce como “medicina de guerra”, es decir, donde habrá que ver a quién se atiende y a quién se manda a casa. En el Reino Unido tienen un número parecido a España, con 4.000 camas UCI.
Alemania, por otro lado tiene 28.000 camas en UCI, de las que 25.000 dispone de los respiradores que necesitan los pacientes gravemente enfermos. Mientras Alemania tenía al estallar la crisis 29,2 camas de cuidados intensivos por cada 100.000 personas. Italia tenía 12,5 y el Reino Unido tenía solo 6,6.
A estos motivos se añaden otros más, como la edad de los infectados. Mientras en Alemania la media son 47 años y solo el 20% tiene más de 60 años, en España está atacando fuertemente a los grupos de mayor edad, algo que podría tener relación con la pirámide poblacional envejecida del país o la incidencia en las residencias de ancianos.