El aire y el agua

Los otros afectados por el coronavirus

La cara más visible del Covid-19 son las abruptas muertes que ya superan las 5.000 personas. Por otro lado, los ojos del mundo están puestas en las capacidades de sus gobiernos y en las medidas que apliquen para frenar la curva de la pandemia declarada por la OMS.

Sin embargo, hay otra cara, una que por estos días ha pasado a segundo plano, y es la extrema gravedad de la crisis climática que afrontamos en el mundo. La cual se ha visto afectada por el coronavirus, pero no de forma negativa.

El transporte de vehículos, la reducción de la actividad industrial y la reducción de emisiones en general deja efectos positivos para el medio ambiente. La European Space Agency (ESA) lo demuestra con los nuevos datos entregados del Satélite Copérnico con la sorprendente reducción de gases de Dióxido de Nitrógeno sobre Italia, justo en el mismo periodo en que el Primer Ministro anunció el bloqueo del país para frenar la propagación de la enfermedad.

Ilustración del Satélite Copérnico.Foto: European Space Agency (ESA)

El dióxido de nitrógeno es un contaminante emitido en su mayoría por los vehículos y se usa como indicador de polución en las ciudades. Por eso la ESA ha difundido las siguientes imágenes:

LA CALIDAD DEL AIRE

El descenso de la contaminación por dióxido de nitrógeno, no solo es visible en Italia, sino también en China. El Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio, aseguró que hasta el 1 de marzo en el país asiático las emisiones cayeron en un 25%.

En las fotografías se clarifica la disminución de los niveles desde diciembre hasta marzo, tras el protocolo de acción del Gobierno chino con el confinamiento de sus habitantes, lo que no tardará en replicarse en otros países que han extremado medidas como España.

Imagen satelital de China y sus emisiones de gases a principios del mes de enero.
Imagen satelital de China y sus emisiones de gases a mediados de marzo.

acceso al agua: un derecho

De coincidencia -en medio de la pandemia- el 22 de marzo es el día establecido por la ONU como el “Día Mundial del Agua” donde diversos actores sensibilizan sobre la importancia de los recursos hídricos.

Era de esperarse, que este año, en medio de la crisis sanitaria del Covid-19, no existiera ninguna jornada informativa, reflexiva o incluso mediática. Sin embargo, ha existido una insistencia en el lavado de manos para frenar contagios. La recomendación es por parte de los servicios médicos que pone nuevamente en discusión la urgencia que el acceso al agua sea un derecho para todos, ya que en sectores más vulnerables, el virus podría tener aún mayor mortalidad por las condiciones sanitarias.


Las medidas para frenar contagios, han entregado imágenes insólitas que dan la vuelta al mundo, como es el caso de lo sucedido en los canales de Venecia.

Las imágenes han sido difundidas a través de las redes sociales, y se muestra el contraste de las aguas antes de la declaración de la pandemia, donde aún pasaban embarcaciones por el agua color verdoso, a lo que se visualiza ahora, con aguas cristalinas y peces que habitan en los canales.


Respecto de los cisnes, que se vieron en publicaciones virales, desde la revista de National Geographic, han descartado que sea real.

Lo que ocurre es lo siguiente:

En los canales de Burano, una pequeña isla en Venecia, regularmente aparecen los cisnes y es ahí donde se tomaron las fotografías. Al igual que las imágenes de delfines, que son conocidos como los “delfines venecianos”, pero que están a cientos de kilómetros de distancia.

Y es que los animales han sido el foco del problema. Desde la mirada global, se ha cuestionado incansablemente lo que ocurre en el mercado de Wuhan en China, donde se vendía fauna silvestre y ocasionó la expansión de la infección. Sin embargo, el problema es aún más profundo y recae en la relación que los humanos tenemos con la naturaleza y lo vulnerables que somos frente a las enfermedades. Por lo que es injusto que se apunte a los murciélagos o a los pangolines como los culpables.

Sus defensores y también científicos, han recalcado que los animales traficados pueden transportar coronavirus y que es una razón más para acabar con el comercio ilegal de los mamíferos.

Además, ha quedado en evidencia que tráfico de animales salvajes dista de una regulación rigurosa, sobretodo por lo fácil que es propagar enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que se transmiten de animales a humanos, y que han existido por cientos de años y nos siguen afectado.

Fernando Mejías, Periodista científico, analiza el primer brote de Covid-19 y los fenómenos medioambientales que se han mermado frente a la emergencia, como la disminución de material particulado y contaminación de los aires en los lugares más afectados, como también, la aparición de animales que han vuelto a su hábitat natural gracias a las medidas de contención proporcionadas por los gobiernos.

Desde Greenpace, han emitido una alerta respecto de la prioridad de la pandemia, haciendo hincapié que una vez finalizada, las administraciones analicen la mejora en la calidad del aire y se tomen las medidas para garantizar que no vuelva a existir incumplimiento de los niveles máximos de contaminación establecidos.

Y es que, no obstante, la probabilidad que esto sea solo un efecto temporal, aqueja al medio ambiente si las emisiones futuras vuelven a su actividad habitual y las caídas drásticas en el dióxido de nitrógeno, sólo se logre con la población confinada.