A nuestro protagonista, que le encantaba todo aquello se habría quedado a estudiarlo, traducir todo lo que pudiera, investigarlo… Pero tenía dos problemas: el mechero no alumbraba excesivamente, encima era de noche (que aunque no lo sabía se suponía que era peor según las advertencias de la entrada); y el nimio problema de que no podía llevarse nada a la boca, no tenía adónde ir o por lo menos no sabía cuánto le "quedaba" de travesía, ni sabía qué más había en aquella cueva.